Donde Hanagaki Takemichi es un omega defectuoso que ama a otra omega llamada Tachibana Hinata. Y por salvarle la vida a ella, termina en las garras de la peor organización criminal de Japón: la Tokyo Manji, cuyo líder es Mikey.
O donde Sano Manjiro...
¡Hola! Tarde pero aquí está el nuevo capítulo! Fue difícil de escribir así que espero disfruten! No sabía cómo ponerle el título a este capítulo (normalmente no me pasa, me es fácil ponerle un nombre) Así que opté por ponerle "Ni blanco ni negro" porque... nada es blanco ni negro, nadie es tan bueno ni nadie es tan malo, hay grises entre medio. Lo entenderán cuando lean este capítulo. ¡Espero que lo disfruten! Mil gracias por sus comentarios, trato de responder la mayoría de ellos! :')
Miren nada más a este papasito, por fin está animado en versión adulta! (por cierto, así me lo imagino en mi fic)
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La vida de Kazutora Hanemiya no fue fácil; nació como hijo único en el seno de una familia disfuncional de clase media-baja en Tokio. Tuvo la desdicha de tener una madre beta muy sumisa, la cual permitió que el abusador de su esposo también beta haga y deshaga a sus anchas. En términos simples, se podría decir que la infancia del niño estuvo plagada de gritos, insultos, golpes y llantos. No fue nada bonita y eso... trajo consecuencias, por supuesto.
Los padres de Kazutora, o mejor dicho el padre del susodicho, deseaba con todas sus fuerzas que su hijo fuera alfa. Aún sabiendo que las probabilidades de que un alfa naciera de dos betas eran escasas, el tirano hombre se aferró a esa idea como un clavo ardiente y le repitió día tras día a un pequeño Kazutora que las únicas personas que tenían éxito en la sociedad, eran los alfas. Él le decía:
"Los alfas siempre están en la cúspide de la pirámide social, hijo. Los omegas, por otro lado, sólo pueden aspirar a puestos importantes si les abren las piernas a los alfas cual putas, así que ruega jamás ser omega porque eso te rebajaría. Y los betas como la tonta de tu madre y yo... somos las mulas que aramos la tierra para facilitarle las cosas a los alfas. Es triste, pero si eres beta como nosotros tu único destino será servir a un alfa. Por eso, ¡Ruega ser alfa! ¡Hazme sentir orgulloso de ser tu padre, mi pequeño tigre!"
Debido a los múltiples golpes que el papá de Kazutora le propició a su esposa, la mujer tuvo varios abortos y el único de los fetos que pudo nacer sano fue el propio Kazutora. Pero, luego de que el niño nació, el doctor le advirtió a la pareja que nunca más podrían volver a concebir otro hijo, debido a que la matriz de la beta se dañó a causa del constante maltrato. Debido a eso, el padre de Kazutora volcó todos sus sueños frustrados en su único hijo... pero cuando el pequeño cumplió los cinco años y se hizo el test todo ilusionado, salió que era un simple beta. A partir de ese momento, el verdadero infierno se desató para Kazutora.
Una vez que el malvado padre perdió por completo las esperanzas de tener un "hijo-alfa-perfecto", descargó su ira y su gran complejo de inferioridad ya no sólo contra su esposa sino también contra un pequeño Kazutora; quien indefenso, no pudo hacer más sino esconderse debajo de la cama o dejarse golpear por su progenitor entre llantos y súplicas de piedad. Como consecuencia de todo ese maltrato sufrido o tal vez también debido a la genética heredada por sus trastornados padres, el pequeño beta desarrolló TLP (Trastorno Límite de la Personalidad).