Donde Hanagaki Takemichi es un omega defectuoso que ama a otra omega llamada Tachibana Hinata. Y por salvarle la vida a ella, termina en las garras de la peor organización criminal de Japón: la Tokyo Manji, cuyo líder es Mikey.
O donde Sano Manjiro...
¡Hola! Mil perdones por llegar tan tarde, tuve inconvenientes, mi familia vino, me dormí, estoy con la regla en fin jajaja perdón pero aquí está el capítulo! gracias por su paciencia y su apoyo!
Antes de empezar el capítulo, dejo un hermoso fanart que hicieron de Sanzu del último capítulo! Sé que extrañaron mucho al personaje, yo también extrañaba escribir sobre él!
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Bueno, sin nada más que decir ¡a leer!
...
En esos críticos momentos Haruchiyo Akashi alias Sanzu, un indiscutido ateo, se encontraba rezando bajo la lluvia a todos los dioses que recordó mientras veía a Mikey acercarse a él, con una mirada cargada de odio visceral. El beta respetaba profundamente a su reina, no obstante realmente creyó que esa última solicitud por parte de Takemichi fue innecesaria. Él había recibido peores palizas por parte de su rey en el pasado, sus dos cicatrices en la boca eran la mejor prueba de ello, pero jamás recibió ni esperó recibir unas disculpas por parte de Mikey. Él no se las merecía, después de todo era sólo un sirviente leal.
El alfa por su parte deseaba matar al beta allí mismo, sin embargo era muy consciente de que si lo hacía, Takemichi jamás le daría una segunda oportunidad. Mikey se prometió a sí mismo que luego pensaría en cómo vengarse de Sanzu, no necesariamente debía darle otra paliza, había mejores formas de tomar venganza por la humillación que representaba el disculparse con su sirviente más leal. Al pensar en lo que haría cuando volvieran a Japón, Mikey sonrió ladino y se acercó más relajado al tembloroso Sanzu.
El ver a su rey sonriendo de esa forma asustó todavía más a Sanzu, él conocía mejor que nadie a Mikey y sabía lo vengativo que podía llegar a ser. La única razón por la cual se estaba dejando humillar para recibir el perdón de Takemichi, es porque realmente amaba al omega, y quizás el susodicho sea la única persona sobre la faz de la tierra que puede humillar a Sano Manjiro y no recibir en respuesta una venganza por parte del mismo. Al pensar en el evidente amor que el rey sentía por la reina, Sanzu no pudo evitar sonrojarse y por un momento olvidó todo, incluso el hecho de que tenía a Manjiro frente a él.
—Lo lamento. —dijo en voz baja, con sus ojos negros completamente inexpresivos. —Ya sabes, por golpearte.
—Yo... ¡mi rey, no hay necesidad de disculparse! —exclamó negando con la cabeza, sin embargo sintió las fuertes manos de Mikey colocarse sobre sus hombros y apretarlos con más fuerza de la necesaria.
—No, insisto. —prosiguió Mikey, sonriéndole a Sanzu con tal malicia que lo hizo estremecerse. —Me equivoqué, así que por eso cuando volvamos a Tokio te daré unas merecidas vacaciones, podrás pasar una temporada en tu casa para recuperarte y tu buen jefe seguirá pagándote incluso aunque no trabajes.
—...¿Qué? —dijo el beta con sus ojos turquesas muy abiertos. —No...
—¡Buena idea! —exclamó Takemichi, asintiendo. —Haru-kun está muy lastimado, así que necesita vacaciones para recuperarse.