Capítulo 9: la mejor pareja (de baile)

892 52 16
                                    


(Capitulito para sobre llevar este lunes interminable. Este capítulo va dedicado a los amigos gays que hacen avanzar la trama. Ya sabéis que es slow burn y que entre chicas lo único que hacemos es mirarnos fijamente.)

Desde que María rompió la maldición de mi nombre, ahora no para de decirlo constantemente. Chanel ven a ver esto, Chanel hay que pulir este paso, Chanel rebobina la canción, Chanel, Chanel, Chanel. Nuestra relación ha mejorado considerablemente y la incomodidad ha dado paso a una relativa confianza que nos permite estar juntas en el mismo espacio sin matarnos. Estoy descubriendo la faceta graciosa de María de la que todo el mundo habla y debo reconocer que es una persona muy divertida. Facilita mucho el trabajo y tiene en consideración siempre a su compañero, en este caso; a mi. Quedan días contados para la Gala.

Esa misma tarde, hacemos un pase general con todos los bailarines y la coreografía en pareja. Durante la parte de María y yo, yo actúo como el sujeto pasivo sobre el cual se genera toda la acción; es María quien lleva el peso del baile, yo simplemente soy su base, el eje al cual acude una y otra vez. He aprendido todos los pasos de memoria, sé exactamente dónde y cuándo poner mi brazo, mi pierna...Y dónde María debe colocar sus brazos milimétricamente, alrededor de mi cuerpo, jugando con él. El baile finaliza una frente a la otra. Me paralizo cuando acabamos y María me abraza llevada por la emoción del momento, pero me suelta instantes después tras notar que me he tensado por completo y me susurra un Perdón que solo yo escucho. Ha sido perfecto. Todos están gritando y saltando de alegría y la profesora nos felicita con efusividad.

Mi amigo se dirige hacia mi y mientras me abraza me susurra en el oído.

Madre mía nena, lo bien que os ha salido y la complicidad que tenéis. Ni que estuviérais liadas hija.

Por favor, qué dices. Venga ya hombre, no ha sido para tanto. Es lo de siempre, ya lo sabes. respondo nerviosa, todavía abrazados.

No, que va; no es lo de siempre. Creo que nunca te había visto hacerlo tan bien y estar tan cómoda con otro bailarín. Bueno, bailarina en este caso. Y no sabes cuánto me alegro. me responde mientras me retira delicadamente el pelo de la cara. Yo todavía lo estoy rodeando con mis brazos. Solo sonrío y me refugio en su pecho mientras él me rodea de nuevo.

-

Llegamos al hotel el día de antes de la Gala. Deshago mi maleta en la habitación individual que he pedido. La gran mayoría de gente ha decidido compartir, pero yo necesito pasar tiempo a solas antes de cualquier evento; para concentrarme y sobre todo, para relajarme.

Nos pasamos toda la tarde en vestuarios y sesiones de maquillaje infinitas. Por fin subimos al escenario y hacemos un par de pases, sin música, con música, sin focos, con luces y toda una serie de pruebas agotadoras para que mañana salga perfecto.

Cuando llegamos al restaurante del hotel, estamos exhaustos. Mi amigo y yo nos sentamos en una mesa alejados del tumulto para desconectar de todo. Al rato mi amigo se fija en alguien a mis espaldas, y veo como llama la atención de dicha persona.

Eh María, ven aquí amore. Siéntate con nosotras. le dice mientras agita los brazos para que lo vea. Me giro mientras la llama y veo como María pasa de mirarle a él a mirarme a mi. Parece que se lo está pensando pero finalmente accede a sentarse con nosotros. Cuando llega a nuestra altura todavía con la bandeja en las manos duda sobre donde sentarse, si a mi lado o al lado de mi amigo. Finalmente, se decanta por él.

Pero donde te habías metido hija, todo el día trabajando esta chica no para. - le saluda mi amigo, mientras le masajea amistosamente los hombros. Ella le corresponde con una sonrisa.

Estaba en vestuario, hemos pensado que como yo hago de bailarín, podría llevar un traje; le quieren dar un toque masculino al asunto. Nos contesta alternando entre ambos.

Wow, que sexy vas a estar amore. ¿Ah que si, Chanel? responde mi amigo y me dirige una mirada pícara. La pregunta me pilla por sorpresa.

Eh, sí, claro; por supuesto. Quedará super bien. Lo vamos a hacer genial. respondo evasiva. Noto como me voy poniendo roja. Mi amigo levanta una ceja ante mi respuesta. Ahora mismo lo estrangularía. Por suerte parece darse cuenta y decide cambiar de tema.

¿Oye María y quién vendrá a verte mañana a la actuación? ¿Novio, familia? pregunta él abiertamente.

Oye córtate un poco, no preguntes cosas tan personales hijo. le ataco directamente.

Ay amore perdona, no sabía que fueras su guardaespaldas. Solo estamos hablando entre amigas, de cotilleos, ya sabes. me contesta haciendo gestos con la mano como si fuera una mosca que le está molestando.

Vaya par vosotros dos. dice por fin María sonriendo.

Tu dúo favorito amore. contesta mi amigo mientras me mira guiñando un ojo. Consigue arrancarme una sonrisa.

Pues respondiendo a tu pregunta, no. No creo que venga nadie. Mi familia es de Andalucía y a mi novio no le van mucho estas cosas, además creo que tiene una batalla de gallinas o algo de eso. responde mirándonos a ambos por igual.

¿De gallinas? ¿Tu novio trafica con gallinas o algo? pregunta mi amigo horrorizado. No puedo evitar soltar una carcajada e intervenir.

No tonto, son las batallas estas de raperos donde improvisan. Creo que se dice batalla de gallos. contesto mirando a los dos mientras me río por la confusión que se ha creado.

Ay, eso es, sí. Perdonad, no sé muy bien cómo funciona su mundillo. Igual que él desconoce el mío. añade con una sonrisa que suena un poco forzada.

Amore, no es por meterme donde no me llaman, pero siento muy malas energías ahora mismo. ¿Estáis bien tu churri y tú? pregunta mi amigo con seriedad, cosa rara en él.

Sí, sí, todo bien. No pasa nada.

María desvía la conversación y nos pregunta a nosotros si vendrá alguien a vernos. La conversación acaba muriendo no por incomodidad sino por los signos evidentes de cansancio que ya no podemos seguir ignorando. Decidimos irnos a dormir y nos despedimos en el ascensor, María está en una planta diferente a la nuestra por lo que se baja antes. Cuando mi amigo y yo nos quedamos a solas, me susurra: Estos dos no van a durar nada, te lo digo yo. Le pego un codazo suave para que se corte un poco a lo que añade: ¿Qué? Es verdad. Habla de él como hablo yo de la declaración de la renta. Se merece alguien mejor. Alguien a su altura. Y tú también lo piensas, amore.

Nos despedimos en el pasillo y me quedo reflexionando sobre la conversación de esta noche. Ya vale Chanel, hora de centrarse. Mañana es el gran día. Que se note que soy Leo. Mañana voy a dejar a todo el mundo flipando. Pienso en María y decido incluirla en mi ecuación. Mañana vamos a dejar a todo el mundo flipando. Pues al final resulta que concuerdo con mi amigo, porque sí hacemos muy buena pareja. De baile, claro.

El booty hypnotic del que me enamoréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora