Capítulo 33: Nueva actuación

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(Bona nit, se vienen dos capítulos especiales con temática de Halloween. A cuidarse)


—Bueno, ¿Entonces qué?

—¿Qué?

—Chanel, céntrate. Te veo muy despistada. —Dice mi amigo mientras bebe otro sorbo de su café.

—Perdón. —Es todo lo que respondo.

—He estado tres horas explicándote mis movidas y me has escuchado sin pestañear. Es preguntarte por ti y te cambia la cara. —Añade él, ligeramente preocupado.

—Ya, lo siento. Ya sabes que me cuesta hablar un poco de mis cosas.

—Bueno, pues vas a tener que empezar a hacerlo. Por lo menos conmigo. —Insiste, levantando las cejas.

—Vale. —Le digo sonriendo. —¿Seguro que no te importa? —Añado.

—Por favor, llevamos cuarenta minutos debatiendo sobre los tweets que escribe el chico que me gusta y si son indirectas para mí mientras te hablo del nuevo disco de Taylor Swift. Chanel, tienes que empezar a dejar de pensar que no me importan tus problemas. —Contesta muy serio. Me tomo el comentario como un gesto para comenzar a hablar.

—Vale, está bien. Estoy hecha un lío. Siento que con María se ha roto algo que nunca sé si podrá arreglarse de nuevo. Pero a la vez, cuando estamos juntas hay pequeños momentos en los que todo vuelve a ser como antes...Por no hablar de los deslices que hemos tenido. —Explico. —Ah, y también tuve un sueño erótico con ella el otro día. —Añado, después de esconderme tras mi taza de café.

—¿Disculpa? —Interrumpe mi amigo. —A ver, vamos por partes. ¿Qué quiere decir eso de que se ha roto algo con María? Porque suena tristísimo.

—Ya. Es que, lo es. Desde el día que discutimos en mi casa, la relación ha cambiado. Y lógicamente, me pone muy triste. —Añado.

—Parece que esa conversación es en lo que deberíamos centrarnos para entender todo lo demás. Aunque eso del sueño erótico... —Dice, con picardía.

—Cállate o te juro que me levanto y me voy. —Amenazo, sonrojándome. Reímos brevemente. —Sí, estoy de acuerdo. Con lo de que esa conversación es la raíz de todo. —Mientras lo digo, suspiro con tristeza.

—¿Y si lo tienes tan claro por qué te pones tan triste? —Me mira fijamente, apoyándose sobre su palma derecha.

—Porque no veo que haya solución. —Sentencio.

—¿Perdona? ¿La gran Chanel sin solución? Eso sí que no me lo creo. —Se sorprende.

—En todo lo que quieras sí. ¿Quieres una coreografía perfecta? Ahora mismo. ¿Un discurso? ¿Qué te cante algo? Sí a todo. ¿Sentimientos? No, gracias. —Digo mientras me limpio con una servilleta y la estrujo. Esta vez es mi amigo quien suspira.

—Eres muy injusta contigo misma, ¿Lo sabes verdad? Es que lo peor es que lo sabes. —Me mira fijamente.

—No lo sé... —Es todo lo que consigo decir.

—A ver. ¿Tú esto lo has hablado con María? —Pregunta, con renovadas esperanzas.

—Lo intenté. El día de la inauguración, pero... —Una media sonrisa ilumina mi rostro.

—Intuyo que después de un pero viene algo negativo pero estás sonriendo así que voy un poco perdido ahora mismo. —Me mira con curiosidad.

—Bueno, digamos que la cosa se acabó liando un poco y lo que es hablar, no hablamos mucho. Eso sí, me dejó con el calentón y salió por patas. Es como si durante un instante volviera su lucidez y se diera cuenta de lo que estábamos haciendo y se arrepintiera. Me gustó, no te lo voy a negar, pero luego me puse muy triste porque hubiera preferido arreglar las cosas con ella. —Aclaro del tirón.

El booty hypnotic del que me enamoréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora