Capítulo 13

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Ben:

La llegada a casa fue tranquila, pero a la vez no, Jaime fue a verme en el aeropuerto en nuestra limosina lujosa, de inmediato corrió a ayudarme a cargar mis maletas y llevarlas hacia la guantera del auto. Me abrió la puerta después de limpiar mi ropa con un pañuelo y entré al auto. Bajé el vidrio para respirar aire fresco, error mío, ya que de inmediato los ojos de Joe se cruzaron con los míos. La preocupación se apoderó de mí al verlo tan golpeado y en tan mal estado, se veía terriblemente mal, parecía que un camión le había pasado encima. Su mirada era triste y perdida, parecía que le habían quitado cualquier rastro de brillo y felicidad de sus ojos, pero, ¿qué le había pasado? Asumía que de seguro Garrett lo había golpeado junto al imbécil de su hermano, pues yo había huido después de lo que pasó entre ambos.

Decepcionante. Esa era la palabra para la situación.

La mirada de chocolate de Joe suplicaba perdón, rogaba a gritos que lo perdonara, de hecho, llegaba a convencerme y me obligaba a abrir la puerta y decirle que subiera para ir a comer una hamburguesa de Mani a escondidas de mi familia.

Pero no, no podía hacerlo, mi pellejo se encontraba en riesgo en estos momentos por juntarme con Joe e incluso estaba comprometido con el idiota de Garrett para que nada de esa noche saliera a la luz. Debía mantenerme fuerte y no ceder, seguir mi camino y dejar que él siguiera el suyo, no podíamos ser amigos, éramos polos completamente opuestos y no merecía la pena.

Entonces cerré la ventana polarizada sin mirarlo a los ojos, puesto que no soportaba ver a Joe triste, si hay algo que lo caracterizaba es el brillo que tienen sus iris por toda la felicidad que demuestra todo el tiempo. Pero ahora él estaba apagado y roto, todo por mi culpa. Creo que nunca debimos conocernos, aunque si no fuese por él, posiblemente yo estaría tres metros bajo tierra en estos momentos. Le agradecía por todo, pero sinceramente prefería no continuar con nuestra amistad.

El auto avanzó de imprevisto y dejé de ver cualquier rastro del aeropuerto, saliendo de la realidad de uno de los viajes más bonitos y horribles de mi vida.

***

El portón se abrió lentamente y emitiendo un chillido irritante, ni siquiera me inmuté en levantar la mirada para observar mi morada, nuevamente volvía a mi vida monótona y cómoda. Jaime abrió la puerta y bajé sin más, deseando subir a mi habitación, encerrarme y escuchar canciones en mi cama todo el día, la verdad, mis ánimos estaban por el suelo y no tenía ganas de revisar cosas interesantes en internet.

Sin embargo, mis planes fueron directamente a la basura cuando escuché música proveniente de mi casa, levanté la mirada y vi un montón de decoraciones en la entrada y a Katriona ahí con un pastel en sus manos junto a mis padres y mi hermano que aplaudían contentos.

Por Dios, ¡qué exageración! Solamente llegué, no es que el Papa vendría conmigo. ¡¿Y qué diablos hacía Kat en mi casa?!

Kat dejó el pastel en manos de mi madre y corrió a abrazarme, no correspondí, pues aún sentía rabia por lo que me hizo, y no puedo creer que mi familia la recibía con los brazos abiertos.

Aunque... quizás podía usarla para llenar el vacío que siento en este momento... no, no, no, Benjamín, ¿qué mierda dices? ¿Dónde está tu dignidad?

Katriona se separó un poco sin soltarme y me miró emocionada y feliz, pero al ver el brillo de sus ojos, lo primero que atravesó mis pensamientos fue Joe. Joe, Joe y esa estúpida fiesta donde por beber tanto mi vida se arruinó. Mentiría si dijera que algún día olvidaré ese beso.

—¡Mi amor! —chilló ella muy emocionada— ¡Te extrañé tanto! ¿Cómo la pasaste?

Maldita sea, ni siquiera puedo mirarla a los ojos porque la detesto.

We're millionaires (Hardzzello) / Precuela de Dos Tontos Y Un BebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora