Capítulo 27

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-------------------------------------------Dos semanas después----------------------------------------------

Joe:

La cabeza me daba muchísimas vueltas. No me acordaba cuánto había bebido o fumado, pero me sentía en otro planeta, la sensación era increíble, no sabía que sería tan bueno.

Por obra y gracia del espíritu santo logré llegar sano y salvo a mi casa. Era de noche, casi las tres de la madrugada y no tenía un solo centavo para tomar el autobús, así que vine caminando hasta aquí, riéndome y a la vez preocupado porque podía pasarme cualquier cosa estando en un estado así. Me tiré contra la puerta e intenté abrirla, pero la cerradura se movía y su silueta cada vez se volvía más borrosa. El enorme pedazo de madera se abrió de pronto, dejándome ver la imagen borrosa de una señora que me hablaba y tomaba mi rostro, mas yo no entendía qué intentaba decirme. Caminé con lentitud al mueble, quería dormir y ponerme bien al despertar, pero la voz de esa mujer no me dejaba en paz, a mi alrededor solamente miraba colores y animales bailando a mi alrededor, lo cual también me incitaba a bailar. No conseguí caer en el sillón por mi estado terrible, pero pude llegar al suelo donde me encogí para dormir.

Pero nada de eso fue así.

Narrador omnisciente:

El señor Mazzello entró tumbando la puerta de la casa, estaba borracho como de costumbre, sin embargo, su semblante alegre se convirtió en rabia total al ver a Joe en un estado parecido al suyo. Parecía que quería matar al primero que se lo atravesara y ¿qué mejor presa para él que su hijo en ese estado? Entonces caminó con dificultad hacia él y su madre, quien lo miraba con temor e intentaba llevar a su hijo a una habitación, pero era inútil, Joe no cooperaba porque del cansancio que sentía, solamente deseaba estar tirado en el piso hasta que el malestar de la borrachera se le pasara.

-Joseph... -Virginia se colocó delante de su esposo e intentó distraerlo-. Qué bueno que llegaste, mi amor, ven, te preparé la cena.

-Ese escuincle, Virginia -el hombre se soltó del agarre de su esposa y caminó hacia Joe-. Otra vez está drogado.

-Y tú borracho, así que déjalo, mañana hablaremos cuando ambos estén conscientes.

-De ninguna manera -entonces caminó hacia su hijo y lo tomó de la camisa con fuerza-. ¡Y tú, ¿qué te crees al venir así?!

Pero Joe jamás respondió, su mirada roja estaba perdida en la nada. Así que, antes de que la madre pudiese acercarse a ambos, lanzó un fuerte puñetazo a la cara de su hijo, quien despertó con el golpe, parecía que fue como una especie de interruptor que se activó en su cabeza. Sin decir nada, lanzó un puñetazo contra su padre, quien destalló ira mediante sus ojos y tiró a su hijo con fuerza al suelo. Luego lo tomó de los pies y lo arrastró hasta lo más oscuro de su casa para darle su merecido. La señora Mazzello rogaba a su esposo que se detuviera y que no hiciera daño a su pobre hijo, pero él no hizo caso, caminó hacia el sótano, empujó con fuerza a su esposa y se encerró en ese lugar con Joe. Bajó las escaleras y tiró al muchacho al suelo, el pobre intentó levantarse, pero el mayor lo empujó y comenzó una serie de golpes fuertes en su cuerpo.

Patadas, puñetazos, arañazos, todos directo a las costillas, brazos y cara de Joe respectivamente, el pobre intentaba liberarse del daño que su padre le hacía, pero era tan débil y vulnerable que no pudo hacer nada más que cubrir su rostro con sus manos y encogerse en el frío y húmedo piso del sótano. Por lo menos las drogas y el alcohol lo ayudaban a no sentir tanto dolor, de no ser así, Joe pensaba que en cualquier momento se hubiese desmayado de dolor. Pero de un momento a otro, Joe experimentó el peor dolor de su vida, y es que su padre lanzó una patada a su rostro, quebrando su nariz por completo. Soltó un grito muy fuerte, de inmediato escuchó a su madre aporreando la puerta para que su esposo la abriera, mas este no hizo nada más que mirar a su hijo con asco. La sangre no tardó en gotear de su nariz, por lo que el muchacho tuvo que cubrírsela con su mano, error, ya que apenas la tocó, sintió un dolor tan insoportable que no pudo evitar gritar otra vez.

We're millionaires (Hardzzello) / Precuela de Dos Tontos Y Un BebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora