Capítulo 15

40 3 28
                                    

Dos semanas.

Dos largas semanas en las que apenas podía pararme para ir al trabajo. Mi desempeño había bajado muchísimo, ya no podía sonreír, me sentía tan vacío que no sabía de lo capaz que era de hacer. Me dolía el corazón, esa imagen que había visto desde el balcón se repetía una y otra vez en mi cabeza y no me dejaba tranquilo. Ben y Katriona eran novios, se suponía que ella lo había engañado, y ahora ambos estaban juntos; es decir, todo lo que había pasado junto a mí no había importado para él, todo lo que Ben me dijo ebrio tampoco era verdad, aunque pensaba completamente lo contrario, muy en el fondo pensaba que le gustaba al niño rico de mis sueños, pero era patético, estábamos a un distinto nivel y era más que obvio que mi cabeza me estaba jugando una mala pasada, él nunca se enamoraría de un pordiosero como yo, necesita de una persona de su mismo estatus social que le complazca pasar con esta todos los años de su vida, tener hijos y formar una familia.

Pero lastimosamente me había ilusionado, pensando que algún día él me iba a amar de vuelta, por favor, es patético, soy patético, jamás debí ni siquiera pensarlo, Ben nunca llegaría a fijarse en mí así alguien lo obligara a hacerlo.

Me enamoré de él, no iba a mentir, porque cada que pasa el tiempo, no dejo de pensar en él y crear escenarios imaginarios en mi cabeza sobre ambos siendo felices. Debía aceptar la realidad y eso dolía, mi corazón sentía una presión increíble que no podía explicar.

Decidí ir a mi cama a dormir un poco, ya que, gracias a mi mal carácter, ahora tengo muchísimo sueño y cansancio emocional. Me cubrí con las cobijas hasta la cara y suspiré pesadamente mientras abrazaba contra mi pecho al señor oso. Mis ojos cada vez se cerraban más y más con el pasar del tiempo, hasta que los cerré completamente, dando inicio a una profunda siesta.

Buenas noches, Benny, te espero en el mismo sueño de siempre, no llegues tarde.

***

Otro sábado. Otro día apestoso de trabajo y con mis pesares emocionales. Había tenido uno de los peores días en el trabajo, Maní me había regañado porque ni desempeño había bajado mucho en los últimos días, y es que pensar en Ben no me dejaba tranquilo, cada que miraba a un cliente rubio, pensaba que era él, porque había venido a visitarme o a pedirme que todo fuera como antes de la desgracia que provocaron los Overpendejos, pero no, cada cliente me dedicaba una mirada de fastidio cuando los miraba detenidamente, no podía evitarlo, mi tonto corazón enamorado no podía con tanto, porque hay veces en las que el corazón puede más que el cerebro.

Ya había terminado mi turno, había sido uno de los peores días y por fin había terminado. Dejé todas mis pertenencias en su lugar y me alisté para salir, cuando de repente sentí la presencia de alguien.

—Hola, bonito, una hamburguesa para llevar por favor.

Esa voz le pertenecía a Gino Mazzello.

—Ya cerramos —le dije sonriendo falsamente.

—Es broma, quiero un Joe Mazzello bañado en salsa para llevar por favor.

—No mereces comer mis huesitos, algún día encontraré a alguien que lo merezca.

—Como el riquillo Ben —mencionó rodando los ojos—. Ya no pienses en ese engendro y vamos por unas copitas a un buen bar para calmar tu despecho.

—Pero no tengo dinero.

—Yo pago, primo, anda vamos.

***

El bar apestaba a alcohol y cigarros, la música estaba a un volumen moderado y la gente abundaba en el lugar, algunos bailaban, otros peleaban en lo más profundo del lugar a causa del alcohol y unos cuantos cantaban en un karaoke.

We're millionaires (Hardzzello) / Precuela de Dos Tontos Y Un BebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora