La vida que Stella Cromwell tenía siempre fue sencilla y sin tantas complicaciones. Sin contar por el hecho de que todas las noches, mientras duerme, él está en sus sueños, todo cambio desde el momento en que sus ojos lo vieron por primera vez.
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- Stella, podrías decirme ya a donde vamos - mascullo Tony entre alaridos mientras corríamos entrando al estacionamiento - digo, la escena de salir corriendo por el instituto estuvo genial, pero estás piernas, no se hicieron para ser atleta.
- De acuerdo - me detuve soltando una risa - ¿trajiste tu auto o nos vamos caminando?
Asintió con su cabeza, sacando las llaves de su bolsillo, agitándolas de ese modo frente a mí.
- Esto debería ir contra las reglas de un guía, es el guía quien conduce - analizó.
- Pues, esta guía no sabe conducir. - informe guiñando un ojo.
- ¿No sabes o lo haces muy mal? - inquirió.
- Para ser sinceros ambas, de modo que, si quieres seguir con vida, eres la opción más viable.
- Planeo seguir viviendo por un tiempo más, así que yo conduzco.
Con el auto en marcha, empece a darle las indicaciones a nuestro destino, el lugar donde lo llevaría no estaba tan lejos del instituto.
Por lo general lo hubiese llevado a la cafetería que solemos ir los chicos y yo, la cual es grandiosa, pero Tony ya la conoció, por lo tanto, no tendría sentido ir si el objetivo claramente es que conozca nuevos sitios.
Durante el trayecto con la música de fondo, me dispuse a pensar detenidamente lo que había dicho la señorita Adams, por un lado, me alegraba el hecho de que le haya gustado el manuscrito porque realmente trate de dar mi mejor esfuerzo aunque, por otro lado, no me considero una escritora, estoy muy lejos de serlo, sería un insulto llamarme así, mientras hay escritores que han pasado su vida entera haciendo su nombre y que con ello han dejado un legado para las generaciones futuras, me parece algo bajo llamarme de esa forma cuando ni siquiera he logrado terminar un manuscrito como tal.
- ¿En qué piensas? - su pregunta me trajo de vuelta de mis pensamientos.
- ¿Uh? En nada, solo unas tonterías - inspeccionó mi rostro por unos segundos para luego volver su vista al camino.
- Bueno, tonterías o no, ya llegamos.
- Perfecto.
Resumiendo la historia, Tony parecía un niño pequeño al entrar en una juguetería, quedo fascinado con la cafetería al ver la temática antigua en la que los meseros iban con patines y los batidos que servían parecían sacados de Pop's Chock'lit Shoppe, fue precisamente por ese último detalle que sabía que le gustaría este lugar, ya que hace unas semanas comentó que le encantaba la cafetería de la serie de Riverdale.
- ¿Vienes seguido aquí? - curioseo.
- Hace mucho que no venía, en realidad una parte de mí temía que ya no fuese igual a cuando solía venir con mi papá, con él veníamos muy seguido después de clases por un batido cuando era pequeña, pero cuando su trabajo incremento, tuvimos que dejarlo.