La vida que Stella Cromwell tenía siempre fue sencilla y sin tantas complicaciones. Sin contar por el hecho de que todas las noches, mientras duerme, él está en sus sueños, todo cambio desde el momento en que sus ojos lo vieron por primera vez.
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- Regresé - grité al entrar a la casa, sin embargo, no hubo una respuesta de vuelta.
Seguí mi camino hasta llegar a la sala, me sorprendió el encontrar a Logan plenamente dormido en el sofá, debería irme y dejarlo dormir tranquilo, eso es lo que cualquier persona haría... Lo mejor es irme.
Rápidamente, tiré el bolso en el suelo para colocar mis manos a los extremos del sofá, me posicione y con algo de impulso para tomar fuerza, logre inclinar el sofá lo suficiente para que este cayese de él.
Hacía tiempo en que no le jugaba ninguna broma a mi querido hermanito, además esto servía como venganza de la vez en que estaba durmiendo en el mismo lugar, cabe mencionar, y me estremeció de tal forma para despertarme mientras que yo tenía uno de los mejores sueños de mi vida, claro que fue para traerme una hamburguesa, pero pierde los puntos por traer al idiota de Brett consigo.
- ¿Qué ocurre? ¡Terremoto! - decía en alaridos girando la vista de un lado a otro, todo alarmado, la verdad no creí qué actuaria de ese modo.
Estalle en carcajadas al escucharlo haciendo que me doliese el estómago, sin duda alguna su reacción fue épica.
Dirigió su vista hacia mí entre cerrando los ojos - ¡Fuiste tú! ¿Cierto?
- Claro que no - defendí - caíste al piso por ti mismo.
- Eres una mentirosa, me vengaré. - sentenció.
- Ajá, mientras me regodearé por mi victoria - canturrie.
Di vuelta en mis talones para ir a la cocina dejando de ese modo un Logan enfurecido detrás.
En estos momentos sentía que podría tomar un botellón de agua completo yo sola, estaba sedienta, por tanto, caminar.
- ¡Mamá! - hablé asombrada por el hecho de que ella estuviese en casa tan temprano - llegaste pronto.
- Hola cariño - respondió con una sonrisa mientras me abrazaba - hoy no tuve tanto trabajo y pude llegar temprano.
- Oh, que bien - me alegraba cuando mi mamá lograba escaparse temprano de la oficina - oye pero, ¿Y eso que estás escuchando música con los audífonos? Pensé que lo odiabas.
Si algo detestaba claramente mi mamá era tener que usar audífonos, ella era de las que preferían poner la música a todo volumen para que se escuche por toda la casa. No difiero con su pensamiento, pero cuando te despiertas un domingo a las 8 de la mañana escuchando Luis Miguel, mientras limpia la casa, suele molestar un poco.