La vida que Stella Cromwell tenía siempre fue sencilla y sin tantas complicaciones. Sin contar por el hecho de que todas las noches, mientras duerme, él está en sus sueños, todo cambio desde el momento en que sus ojos lo vieron por primera vez.
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Música, disfraces de todo los colores, personas que bailaban sin cesar, lo que si note distinto de la última vez era que la mayoría de las personas estaban bailando en lugar de tomarse fotos.
Llevaba un buen rato en la fiesta y los pies ya no los aguantaba, en estos momentos extraños el transporte Jordán, pero el traidor me cambio por una chica disfrazada de ángel. Estaba haciendo un pequeño recorrido al gran salón, note que había un gran ventanal que daba hacia una playa, también me percate que había un grupo de chicos vestidos de unos personajes de un libro de vampiros que me encanta, en él a los vampiros sus venas se tornan negras por todo su cuerpo cuando se transforman, lo cierto es que era una de mis opciones como disfraces, pero las pelirrojas que había eran brujas y no vampiros.
— ¡Stella! — volteé rápidamente al escuchar mi nombre ser gritado — no puedo creer que hayamos venido a la misma fiesta.
— ¡Penny! — exclamé mientras me abrazaba, Penny era una amiga del instituto — ¿De qué te disfrazaste?
— De Alicia en el país de las maravillas — comento dando una vuelta dejando a relucir su hermoso cabello rubio — veo que vienes de Coraline, te queda espectacular.
— A ti igual.
— Esto es el destino, justamente me encontré con un amigo que quería presentarte.
Aquí vamos otra vez.
— Penny, ¿Qué he dicho mil veces?
— Que no quieres que sea tu cupido
— Entonces, ¿Qué harás?
— De .. — deliberó — te llevaré a rastra a él.
— ¿Qué? — no termine la frase cuando me llevaba a tropezón con ella.
— Te va a caer genial, es uno de los jugadores de Lacrosse, pero este año ellos decidieron ir con un disfruten grupo de oso que no nos deja ver su rostro.
— ¿Entonces como sabes que es él?
— Por su voz.
Luego de arrastrarme por todo el lugar llegamos a dónde se encontraba aquel chico, lo cierto es que solo lo hacía para no hacer sentir mal a Penny, pero automáticamente ella se fuera, yo me iría igual.
— Hizo un gesto con la mano para señalándonos — diviértanse.
— ¿También trata de ser cupido contigo? — pregunto aquel chico, su voz era dulce, pero su rostro se encontraba oculto.
— Siempre — afirmé a lo que ambos reímos — para ser alguien muy despistada nunca olvida esto.
