Estuvimos un rato en la heladería hasta que nuestros helados se encontraban completamente derretidos dentro de nuestros estómagos. De partida con nuestras baterías recargadas la noche ya había tomado control del cielo, cuando de pronto de la nada comenzó a llover a cántaros, muy pronto nuestra vista se tornó completamente nublada por las gotas de agua que caían sin cesar.
— ¡Corre! — grito Jordán.
— ¿Hacia dónde? — no lograba visualizar nada a mi alrededor.
— Joder, ven — me tomo de los brazos, dándome vuelta detrás de él hasta montarme en su espalda como mochila mientras me daba su suéter para cubrirme.
La lluvia era fría, aun así, lo cierto era que me encantaba cuando llovía, era como si el tiempo se detuviera, algo que parece sacado únicamente de una película mientras se escucha de fondo la canción a drop in the ocean de Ron Pope, en lo particular cuando escuche por primera vez esa canción por the vampire diaries nunca más la pude sacar de mi cabeza y siempre me recordaba a una noche lluviosa, mientras dos almas tratan de estar juntos pese a todos los obstáculos que tienen en el camino.
Me quité el suéter de encima para dejar entrar las pequeñas gotas de agua en mi piel.
— ¿Qué haces? Te vas a resfriar, tápate con el suéter.
— Tú también te vas a resfriar, estás descubierto y tienes una cita este sábado.
— Yo no importo Stellie.
— Claro que si, si te vas a resfriar, pues yo igual y si me cubro tú también lo harás.
— Eres imposible.
— Sin duda alguna — tomé el suéter y lo puse de una manera en la que ambos estuviésemos cubiertos.
La amistad es así, ambos somos iguales, uno no es más importante que otro.
Jordán seguía corriendo aunque teníamos el riesgo de resbalar y caernos como costal de patatas en el suelo húmedo, además estaba completamente segura que parecíamos una figura extraña a lo lejos, sin embargo, el momento trasmitía una sensación de libertad como si en lugar de correr estuviésemos volando por los cielos, un sentimiento indescriptible, pero grandioso.
Pasado un par de minutos llegamos a mi casa, nos detuvimos en la entrada debido a que estábamos escurriendo agua por do quier, el suéter protector ayudo al principio hasta que se empapó por completo e igualmente nos mojamos.
— Hogar dulce hogar Stellie — anuncio.
— ¿No piensa irte así?
— ¿Así cómo? — dijo casi en un susurro, ya que su voz se había vuelto ronca a causa de la lluvia, mientras me observaba con esos ojos profundos como el océano y su cabello oscuro empapado por completo que se pegaba a su rostro con suavidad.
— Todo empapado tonto, ya termino de llover, pero si te vas así, sin duda te vas a resfriar.
— Stellie, no te preocupes por mí — se encogió de hombros — mi casa no está tan lejos.
— No seas tonto, ven — básicamente hice que Jordán entrara a rastras a la casa, fui hasta el cuarto de Logan tomando un cambio de ropa seco, por suerte él no estaba, mañana lo limpiaría y se lo regresaría sin que se diese cuenta.
— Toma — dije mientras extendía mis manos para dárselo.
— Stellie no puedo.
— Claro que puedes ¿O prefieres que sea yo quien te cambie? — exclamé de forma sarcástica.
— Ya quisieras volver a ver estos abdominales, acosadora.
— Ajá sí, ve a cambiarte.
Al momento de estar cambiado y seco era hora de que Jordán se marchara, por suerte vivíamos relativamente cerca, como a unos 15 minutos de distancia.
— Adiós Stellie bu.
— Adiós Jo Jo, suerte en tu cita el sábado.
— Descansa, nos vemos pronto — dijo mientras depositaba un suave beso en la coronilla de mi cabeza antes de desaparecer entre la oscuridad del anochecer.
Una vez dentro, en la comodidad de mi cuarto, envuelta entre mis sábanas, lista para dormir, vacilé un momento en sí quedarme dormida o no, tenía mucho sueño, pero no quería sufrir por esa clase de sueños en particular, siempre me dejaban un vacío en el pecho que me hacía sentir como si se fuese a partir mi pequeño corazón en mil pedazos, por muchas ocasiones trate de evitarlo, pero es algo que solo sucede y no puedo controlar.
Me mantuve despierta por un tiempo viendo la película que tenía puesta en el televisor hasta que llegó el punto en que el sueño pudo más conmigo y finalmente quedé dormida.
Sentí esa sensación, la misma que tengo cuando está él.
— No, no quiero — trataba de despertar con todas mis fuerzas — no quiero sufrir más.
— Lo lamento — escuché su voz mientras trataba de rozar su mano con la mía.
— No puedo — decía entre lágrimas cuando sentí como si hubiese caído del cielo y fue cuando abrí mis ojos de golpe, de vuelta a la penumbra de la noche, en este cuarto que se había vuelto tan frío como el mismísimo hielo.
Gire la vista hasta el despertador 4: 00 am, el sueño había parecido corto, cuando en realidad duro varias horas.
No voy a volver a dormir, eso era un hecho, muy pronto empezaría amanecer y tendría que ir al instituto, debería dormir, pero no tengo ni una pizca ni ganas de hacerlo. El hecho de estar acostada completamente sola en medio de esta oscuridad, sabía dónde acabaría todo, empezaría a pensar hasta llegar al punto de sobre pensar todo y hoy no quiero llorar, tampoco sentir un ataque de ansiedad.
Me levanté, tome mi laptop mientras abría mi ventana, una brisa fría se filtró a mi cuarto, esta a su diferencia no era tan fría como se encontraba mi cuarto en comparación, salí por la ventana con una manta hasta llegar al tejado, mi lugar seguro en todo el mundo.
Esperaría a ver el amanecer mientras escribía, algo bueno sacaba de esto y era que podía seguir con el desarrollo del manuscrito.
O eso me decía a mi misma para calmarme en medio de esta tormenta.¡Mis pequessss! Se los dije.
Les dije que está vez no desaparecería y me alegra mucho no haberlo hecho, cada vez estamos mas cerca del especial Stelloween, que emociónnnnn.
Los tqm, se me cuida y nos leemos pronto.
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Between the Dreams and Between the Stars
Ficção AdolescenteLa vida que Stella Cromwell tenía siempre fue sencilla y sin tantas complicaciones. Sin contar por el hecho de que todas las noches, mientras duerme, él está en sus sueños, todo cambio desde el momento en que sus ojos lo vieron por primera vez. Cad...