En un futuro distante, luego de muchos sacrificios, el mundo sobrentural y los humanos han conquistado el sistema solar de la tierra, cercanos a un 5to milenio, un grupo de jovenes deciden embarcarse en un viaje hacia el resto de la galaxia, enfrent...
-¡Corre! ¡no mires atrás!- fue lo que el comandante le grito a los dos chicos antes de explotar el cinturón de granadas junto aquella bestia.
Ambos escapaban atreves de las callejuelas de aquellas monstruosidades mecánicas salidas de la peor pesadilla más horridas que se pudieran imaginar, creaturas de piel plateada semi traslucidas, en cuyo interior se arremolinaban largos gusanos purpura, las que perseguían a estos dos tenia aspecto cuadrúpedo, tenia el tamaño de un oso, pero corría como un perro, su cabeza poseía una serie de cuencas negras en las que brillaban una serie de ojos rojos, su boca en una grotesca y aberrante sonrisa ostentaba dos hileras con cientos de dientes que se movían adelante y atrás generando el efecto de tijera, podían dar giros muy cerrados sin perder velocidad además de moverse en paredes y techos.
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Zangano: de forma insectoide, reunen materia para las estructuras y formas de combate Evie
-¡Matsuda, Motohoma, al suelo!-
Ambos chicos se agacharon mientras alguien acribillaba a los monstruos que los perseguía, las mejoras que los seres sobrenaturales les hicieron a muchas armas eran agradecidas, una Ak47 vieja pasaba a tener la precisión, alcance y durabilidad de un arma mas moderna y con la potencia de un tanque.
-¿Y el capitán?-
-Muerto, eso te deja al mando Murayama
-Mierda- la castaña comento mientras pensaba que hacer, cuando escucharon algo muy grande acercarse-
-vamos al refugio, después planeamos que hacer-todos asintieron y se dirigieron a su base de operaciones para informar al cuartel general de lo ocurrido, habían logrado poner la maquina de resonancia para señalar posibles blancos para el ataque con el sistema Gungnir, una serie de máquinas mitad drones mitad misiles que se posicionaban a varios metros sobre el objetivo y dejaban caer una lluvia de misiles mas pequeños pero con gran poder explosivo. Llegaron al refugio, una vieja casa de muros gruesos y techo de piedra al que habían agregado muchas barticadas y refuerzos, ahí Kiryu, Hase y varios otros de sus compañeros de la academia, ahora de escuadrón, se encontraban.
-Aquí Lanza de Romulo a base, base, ¿me recibe? Cambio- solo se escucho estática en la radio.
-¿Nos contestan?- Murayama pregunto.
-No, solo recibo estática desde hace un par horas-
