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Harry.

Temprano en la escuela por lenguaje de contra turno. Las ganas de matarme en ese momento eran indescriptibles. Salí a eso de las 10:30 de italiano, dirigiéndome a comedor del instituto para ir a comer algo. Iba caminando pero escuché algo que me interrumpió. Me arrinconé en la puerta de un salón el cual no me acordaba a que materia pertenecía y puse mí oído en la gruesa madera, la cual dejaba pasar un poco de sonido. Un piano y una fina voz resonaban.

-We don't have to be ordinary, make your best mistakes. Cause we don't have the time to be sorry, so baby be the life of the party. -cantaba la risueña voz. Era una hermosa melodía y una hermosa canción. Entreabrí la puerta un poco y lo vi sentado. Louis movía las manos con fluidez y creaba un maravilloso sonido. -I'm telling you to take your shot, it might be scary, hearts are gonna break. Cause we don't have the time to be sorry, so baby be the life of the party... -terminó. Estaba malditamente encantado. Lo había escuchado cantar esa vez en el baño, pero fueron unos segundos.

Sentí que alguien chocó conmigo detrás de mí y caí para delante, abriendo la puerta y desplomándome en el suelo.

-Mierda. -me quejé. Mi cara golpeó contra la madera y un buen moretón saldría en mi mejilla. Louis me miraba confundido y le dediqué una sonrisa. -Hola. -murmuré. Seguía en el piso, por lo que él se acercó y tendió su mano hacia mí. La tomé y me enderecé, sacudiéndome un poco la tierra y la suciedad. -Gracias.

-De nada. -respondió. -¿Qué haces aquí?

-Pasaba para ir al comedor, pero me detuve al escucharte cantar. -confesé rápidamente. Me senté en un banco mientras frotaba mi mejilla para disminuir el dolor causado por el golpe.

-¿M-me escuchast-te? -tartamudeó. Era tierno cuando se ponía nervioso.

-Sí, y debo decirte que tienes una voz grandiosa y esa canción era hermosa. -contesté. Mentía muy pocas veces y ¿por qué iba a hacerlo en ese momento? Todo lo que estaba pensando y diciendo era más que verdad.

-Hum, gracias. -tomó asiento a mi lado y nos quedamos en silencio. No sabía cómo entablar una conversación. Perfecto Styles, así pretendes que sea tu amigo.

-¿Qué haces aquí tan temprano? -interrogué a Louis. Las mañanas de los martes y viernes tenía idioma. Sólo los martes compartía salón con él y hoy era viernes. Por supuesto.

-No quería estar en mi casa, yo, hum, peleé con mi tía y el ambiente no me agradaba. -explicó lento. Me carcomía por dentro preguntarle por qué habían peleado, no era mejor no entrometerme tanto. -Me gustaría contarte por qué peleamos, pero a penas hablamos hace 2 días. -aclaró el oji-azul. Asentí comprendiendo y miré hacia el piano que ahora estaba solitario sin las manos de Louis sobre él.

-Cántame algo. -dije mirándolo. Se sorprendió y tensó al principio, pero después sus hombros bajaron y se paró, dirigiéndose al gran instrumento. Una vez allí, sus dedos se posaron en unas teclas y empezó a desprender una armonía que conocía.

-I found God on the corner of First in Amistad. Where the west was all but won. -empezó con suave voz. No podía creer que le gustara The Fray. Y como iba a clases de canto (de las cuales mi madre no sabía), no veía el problema de seguirlo.

-All alone, smoking his last cigarette. I said "where you been", he said, "ask anything" -canté después de él. Mi voz era ronca y podía decirse que con mis clases, su voz y la mía sonaban muy bien.

-Lost and insecure, you found me, you found me. Lying on the floor, surrounded, surrounded. Why'd you have to wait? Where were you? Where were you? Just a little late, you found me, you found me. -entonamos juntos. Louis se posaba sobre el asiento para el piano y yo en un banco detrás de él. Centímetros. Podría sonar exagerado, pero su corazón latía muy rápido.

Sonreí nervioso y escuché las últimas notas de la canción.

-No sabía que cantabas y menos tan bien. -musitó mirándome a los ojos. Estaba sonrojado por una razón que desconocía y con una sonrisa en su rostro, la que hacía que sus ojitos de arrugaran, que tierno.

-Sí, lo hago, pero hace un mes, más o menos. -comenté. Su mirada interesada sobre mí, me daban ganas de decir tantas cosas, que lamentablemente no salían de mí boca. Estaba nervioso y no sabía por qué. -Y yo tampoco sabía que tocabas el piano.

-Y la guitarra y la batería. -aclaró. Reí ante sus palabras. -Familia musical, que decirte. -se encogió de hombros y se quedó mirando la nada con los ojos aguados. Oh, no.

-¿Estás bien? -pregunté inseguro. Negó con la cabeza y sus labios en una fina línea, iba a llorar. Sus orbes azules, se volvieron de un azul grisaseo y perdieron toda esa alegría de segundos anteriores. Se sentó en el suelo, apoyando su espalda contra la pared. Escondió su cara en medio de sus pequeñas piernas y se quebró. Me acomodé a su lado y pasé una mano por su hombro.

Fue cuando se agarró de mi abrigo y enterró su cabecita en mi pecho. Me quedé quieto. Como había dicho antes, no era capaz de consolar a mi hermana y menos Louis que estaba tan frágil en este momento, que me estaba rompiendo el corazón. Pasé un brazo lentamente por su cintura e inseguro susurré algunas palabras de aliento.

-Tranquilo, shh, todo estará bien. -me arriesgué a acariciarle el cabello, que estaba muy sedoso por cierto. Si Louis nunca hubiera sido tan malo conmigo esos años, hubiese estado con él, siendo amigos y todo eso.

Pero siempre tuvo rechazo hacia las personas alegres, hacia la felicidad. Y solo Dios sabría el por qué.

Quería ayudarlo, eso no lo negaba nadie. Pero no sabía cómo y eso me ponía ansioso e histérico. A veces tenía la necesidad de acercarme a él, solo para ver la satisfacción en su cara al hacerlo molestar o cuando me insultaba. Era divertido.

Ahora que estaba roto, quería repararlo. Y para eso, tendría que buscar los pedazos que lo constituían, él me los daría. Poco a poco.

Después de un par de lágrimas y sollozos de Louis en mis brazos, se separó un poco de mí, inhalando por la nariz y exhalando por la boca.

-Harry, ¿quieres ir a tomar algo esta noche?


The Hater « larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora