Inesperada sorpresa

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Tragándome las preguntas y toda la confusión que reinaba en mí, respiré calmada y coloqué una sonrisa falsa en mi rostro.

-Me encantan las reuniones sociales -espeté con sarcasmo-, pero el señor Clark tiene trabajo al igual que todos en las oficinas aledañas, por lo que sugiero terminen su reunión en otra parte, ¿quedo claro? -terminé de decir subiendo un poco, sólo un poco, el tono de mi voz.

-Sí, se-señorita -respondió Clark, despidiéndose de Brittany y volviendo a su cubículo.

-Ali...

Ella, al ver la mirada ácida que le di, lo rectificó.

-Alison lo siento, no culpes a Patrick, es toda mi culpa.

-Y no lo dudo -murmuré para mí.

Entré a mi oficina y ella me siguió. No me agradaba Brittany, no la quería en la empresa o en mi vida, pero así lo quería Caroline y por ella la soportaba; pero eso no quería decir que cambiaría o dejaría de ser yo, por lo que no la trataría distinto que a cualquier subordinado. Ella quería ser una más, la trataría como a una más.

-Ya que estás aquí puedes llenar los papeles. Sarah, mi asistente, te indicará dónde lo puedes hacer y con quién tienes que hablar -dije agitando mi mano como si no fuera importante.

- ¿Tú no podrías acompañarme? -Sentada frente a mi escritorio, alcé la vista con cara de incredulidad.

-No soy tu guía turística, tengo cosas que hacer.

Ella se sentó enfrente de mi escritorio, ¿en serio tenía que pasar por esto?, ¿por qué no sólo se marchaba y ya?

- ¿Qué es lo que tendré que hacer? ¿Cuál será mi trabajo? -preguntó casi desbordando alegría. Aquí había algo más o estaba siendo muy pesimista sobre esta nueva Brittany o no pensaba con suficiente pesimismo.

La conocía, podía oler la manipulación, el egoísmo y la ambición a kilómetros, y en este momento el olor estaba muy cerca.

-Alison, ¿por qué te comportas así? Sólo quiero empezar de cero, ser buenas amigas -comentó.

Lo miré con humor.

-Tú y yo nos conocemos desde hace mucho, Brittany, así que no tenemos que fingir.

-No estoy fingiendo, sólo cambié.

La sonrisa con la que lo dijo me indicó que estaba ocultando algo, ella y yo jamás fuimos amigas y nunca lo seriamos, primero porque éramos muy distintas y segundo no quería tener nada que ver con ella.

-Las personas no cambian, sólo ocultan lo que realmente son. Ahora, si me disculpas, tengo cosas importantes que hacer. Sarah te dirá todo lo que tienes que saber y dónde ir. -Me concentré en mis papeles sin siquiera mirarla, sólo esperando que saliera de mi oficina.

-Siento haberte incomodado, nos vemos en la cena -musitó antes de irse.

Respiré tranquila cuando se fue, podía parecer que estaba siendo mala y cruel con ella, pero la conocía, de hecho la conocía demasiado bien y estaba muy segura de que este cambio era algo más.

No quise darle más vueltas al asunto, ya había tenido suficientes cosas en las cuales pensar este día, así que me concentré en mi trabajo: revisar documentos, crear propuestas, estrategias, eso me mantenía ocupada sobre todo por la inminente cena de esta noche.

Bostecé y cerré los ojos mientras ocultaba la cara entre mis manos. Me sentía rara, es decir, tenía todo cuanto alguien podría desear: una gran familia, no muchos amigos pero sí verdaderos, era la presidenta de una de las empresas importadoras más grandes del país, podía tener lo que quisiera, cuando y donde lo quisiera; pero aun así sentía que hacía falta algo, pero no sabía qué.

Jugando a Seducirte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora