Se avecina una tormenta

2.9K 244 14
                                    

Di varias vueltas en la cama y me desperté, palpé a mi lado y me pareció muy raro que Patrick no estuviera. Froté mis ojos y me senté en la cama, tanteé la mesa auxiliar y encontré mi teléfono; eran sólo las tres de la mañana, me sentía como si hubiera dormido más. Me acerqué al baño, pero no escuché nada, así que salí al pasillo y lo escuché.

-Tienen que entenderlo, Lucy -decía Patrick, su voz estaba cargada de desesperación.

Detuve mis pasos y, aunque no quería ser una entrometida y escuchar conversaciones que no eran de mi incumbencia, el nombre de su ex había salido a la luz, esa con quien se suponía él no tenía ningún contacto.

Me pegué más a la pared para que no se diera cuenta de que estaba escuchando.

-¿Crees que no lo entiendo? Sé que no es sencillo, ambos lo sabemos.

Tomé un respiro y él se detuvo, como si me hubiese escuchado. Me pegué lo más que pude a mi costado y contuve la respiración. En cualquier otra ocasión no me habría detenido, hubiera salido y preguntado por qué estaba hablando con ella y, sobre todo, a esa hora; pero por algún motivo no lo hice, quería seguir escuchando, aunque una parte de mí no quería hacerlo.

-¿Podemos hablar después sobre esto? ¿O vernos? -dijo retomando la conversación.

Sentí como todo el aire que había estado reteniendo salió de mí sin poder evitarlo, porque él quería verla. Me pregunté qué quería con ella, tratando de despejar mi cabeza y, sobre todo, dejar de sentir una presión en el pecho que quería inundar mis ojos de lágrimas. Las retuve, porque el simple hecho de llorar por algo de lo cual no tenía explicación y por alguien tan insignificante como ella me parecía estúpido y denigrante.

Salí del pasillo y él ya había terminado de hablar, tenía las manos en su cabello. Carraspeé y él me miró, enseguida pude ver como ocultaba su teléfono, lo que no mejoró mi malestar.

-¿Qué haces despierta? -preguntó.

Eso tendría que preguntártelo yo a ti, pensé, pero me contuve y le respondí.

-Me levanté por un vaso de agua, ¿y tú?

-No podía dormir.

Y más mentiras, dije en mi cabeza. ¿Por qué simplemente no me decía que estaba hablando con ella por algo laboral o que lo llamó diciéndole que lo extrañaba y no encontraba como quitársela de encima? ¿Por qué simplemente no me decía algo así en vez de mentirme?

-¿Estabas hablando con alguien? -pregunté.

Él se enderezó.

-¿Por qué lo dices? -Estaba a la defensiva, se podía ver con claridad.

-Tienes el teléfono en la mano -musité mirando en esa dirección.

-Sólo estaba mirando algunos mensajes.

-¿Seguro?

-Sí. ¿Por qué no regresas a la cama? Yo voy en un minuto. -Fruncí el ceño, ¿me estaba echando de mi propia sala para seguir hablando con la estúpida esa?

-¿Por qué no vienes?

-Cuando me agarre un poco de sueño, ya te dije. Iré en un minuto. -Ni siquiera me quiso mirar a los ojos, sonrió a medias y esperó a que me fuera.

Respiré tratando de calmar mi ira y decepción, pero decidí darle una última oportunidad de que fuera honesto conmigo; por lo que sin querer sonar desconfiada, pero sin lograrlo, dije:

-Seguro que son mensajes sin importancia.

-¿Qué quieres decir? -Alzó la vista y su voz era más distante de lo que esperaba.

Jugando a Seducirte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora