Mejores amigas

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Me quedé petrificada cuando la chica dijo el nombre de su novio que resultaba ser, nada más y nada menos, Patrick, mi asistente, con el cual me había besado y dormido hace sólo pocos días.

Cambié mi semblante en cuanto ella me miró, traté de aparentar estar tranquila aunque no era así.

-Tengo cosas que hacer -dije con voz dura dirigiéndome a Sam.

-Un gusto -murmuró la chica cuando pasé por su lado.

No dije nada y caminé hasta el ascensor, cuando llegó traté de manejar mi respiración y ansiedad. Pero, cuando las puertas se abrieron, miré hacia adentro y él estaba ahí. Me miró, por un momento parecía confundido, pero, en cuando sus ojos se fijaron en la chica detrás de mí, pareció palidecer pero no de una mala manera.

Yo entré y él salió, no me observó cuando lo hizo y eso, en parte, me hizo sentir mal; aunque lo peor fue cuando estuve en el ascensor, miré hacia fuera y vi como ella saltaba a sus brazos. Patrick la abrazó tan fuerte que parecía que no podía creer que ella estuviera ahí y, entonces, ella tomó su cara entre sus manos, yo sólo cerré los ojos y agradecí que las puertas del ascensor se hubiesen cerrado.

Traté de manejar mi respiración, recosté mi espalda a la pared. ¿Qué esperabas, Ali? Él tiene novia y ha venido a verlo y a quedarse con él porque, según ella, viven juntos. Puse mi cara entre mis manos, ¿en qué lío me había metido? Me lamenté, pero cuando estaba por llegar a mi piso, retomé mi postura dura y distante. En cuanto llegué, entré rápidamente a mi oficina, tenía trabajo y esperaba que eso despejara mi mente, aunque sinceramente lo dudaba.

Habían pasado algunas horas en las que había tratado de trabajar, pero, en cuando creía estar concentrada, de nuevo aparecía la imagen de ellos dos juntos y eso me descontrolaba. ¡Por Dios!, hace sólo pocas noches lo había reclamado como mío y estaba decidida a hablar con él de lo que nos estaba pasando, pero ahora con qué cara lo hacía. Antes era más fácil fingir que la novia no me importara, pero ahora que ella estaba presente se sentía como si no fuese lo mismo y no tanto por ella, no era alguien muy sensible con los sentimientos ajenos, era más por él y cómo se sentía; no tenía idea de qué pensaba Patrick, porque la realidad era que no lo conocía.

En esto me había convertido, en alguien que se metía en una relación.

Tocaron a la puerta, alcé la vista y él estaba allí.

-Señorita Alison, ¿está ocupada?

-No, señor Clark, ¿qué necesita? -pregunté mirando hacia él, pero evitando su mirada.

-Ah... bueno... sé que hay mucho trabajo, pero quería saber si podía darme el día libre. -Bajé la mirada a los papeles que tenía sobre el escritorio, me sentía afligida. Él se iría con ella y yo no podía hacer nada, no me sentía decidida como cuando hablaba con él estando ebria; por lo que sólo me quedaba dejarlo ir.

-Está bien, señor Clark, yo no... -Aclaré mi garganta-. No lo necesito.

-¿Se encuentra bien, señorita?

Mordí mi labio y alcé la vista.

-¿Por qué no debería de estarlo? Ahora, por favor... -Señalé la puerta-. Tengo cosas importantes que hacer.

Él me miró por un momento, luego asintió y sólo se fue. Apreté las manos en puños y tiré algunas cosas que estaban en el escritorio, estaba enojada, tan enojada, con él, con su estúpida novia, conmigo, con jodidamente todo... Yo sólo quería regresar el tiempo y volver a cuando él me cuidó y lo sentía mío, aunque no lo fuese.

Me levanté a buscar una copa para servirme vino y me quedé de pie delante de la ventana mirando la ciudad, me estaba dando cuenta de que me gustaba Clark mucho más de lo que quería admitir.

Jugando a Seducirte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora