Sin retorno

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Habían pasado varias semanas desde que había visto o hablado con Ali y me sentía como un miserable mentiroso. Sabía que había dañado todo, pero hubo un punto en el que pensé que mi vida, la que ella no conocía, no dañaría lo que pensaba de mí. No sabía por qué pensé esa idiotez. Ya Ali no confía en mí y estaba en todo su derecho, yo no debí entrar de esa manera a su vida, pero la verdad era que nunca imaginé que terminaría amándola tanto.

-Patrick , no puedes seguir así -dijo mi hermana sentándose a mi lado en el sofá.

Recosté mi espalda sobre el sofá y suspiré.

-La extraño como loco.

-Lo sé. -Acarició mi cabello.

La miré

-Todo fue un error y ahora no sé cómo arreglarlo, ella jamás me perdonará.

-Hiciste lo que tenías que hacer -musitó sonriendo-. Tú la amas y sé lo culpable que te has sentido, pero también sé todo lo que estás dispuesto a sacrificar por ella.

-Nunca me planteé eso, ¿sabes? Tener que dejar todo por alguien. Lo hubiera hecho por ti, pero es porque somos familia, pero yo... no sé. -Me encorvé y puse mi cabello entre mis manos-. No pensé que llegaría a este punto.

-Lo entiendo, ¿y sabes por qué ahora lo piensas? Porque ahora ella es tu familia, tú la amas mucho y lo puedo ver. Jamás habías estado así por alguien y es doloroso y gratificante verlo.

-Sí. -Sonreí con sarcasmo-. Te aseguro que no se siente para nada gratificante. ¿Sabes qué es lo peor?

-¿Qué?

-Yo la conocí antes incluso de realmente conocer todo de ella.

-¿De qué hablas, Patrick ? -preguntó mi hermana confundida.

-Meses antes de enterarme cuál era mi misión o trabajo, de que me informaran que saldría de mi cubículo y tenía que fingir ser otra persona, un amigo y yo fuimos a un club que está cerca del cendro, lo habían invitado, pero él no conocía a nadie aquí y no quería ir solo. Así que lo acompañé para pasar un buen rato, bebimos un poco, él luego se fue a hablar con una chica y yo volteé y ahí estaba Ali, bailando sola. Se veía tan espectacular, nunca en mi vida había visto una mujer tan hermosa. -Sonreí al recordar ese momento-. Luego me acerqué y tropezó conmigo, empezó a reír a carcajadas y yo la seguí, se veía tan diferente a esa persona fría y dura que conocí después. -Reí, toqué mi cabello e hice una mueca de dolor-. Supuse al principio que era la ebria Ali.

-¿A qué te refieres con eso?

-Bueno, ese día coqueteo conmigo, bailamos muy pegados, nos besamos, pero muy poco. Ella estaba realmente ebria, así que me ofrecí a llevarla a su casa. Ali estaba sonriendo y hablando, siendo alguien alegre. Por eso cuando la conocí bajo esa máscara de mujer del hielo pensé que su alegría y su aura brillante era solo por el alcohol. -Negué con la cabeza-. Qué mal estaba, es solo que ella no es así con cualquiera.

Me levanté y froté mis ojos.

-¿A dónde vas, Patrick ? -Mi hermana también se levantó, mirándome preocupada.

-Iré a caminar.

-Patrick, sé que te duele... -Se acercó y acarició mi mejilla-. Pero no te puedes acercar a ella hasta que todo esto se solucione.

-Lo sé, Rose, lo tengo bien claro. Creo que eso es lo que más me pesa, no poder explicarle o pedirle perdón. -Le di un beso en la frente y salí del departamento.

Sabía que esto pasaría, que ella reaccionaria así, incluso peor, pero en mi cabeza me seguía diciendo que había posibilidad de que entendiera que no había llegado a su vida para dañarla, aunque lo había terminado haciendo. Y ahora estaba enamorado de ella más de lo que jamás pensé que amaría a alguien.

Jugando a Seducirte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora