Sólo se necesita un minuto

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Cuando la fiesta terminó Felix me acompañó a casa. En el camino hablamos del tiempo que estuvo fuera y las cosas que había hecho. Cuando él me preguntó sobre mis cosas le conté de mis padres, Eric y la empresa, pero luego él dijo:

-¿Y tu corazón ya se derritió por alguien? -Mi cuerpo en ese momento se tensó y di un suspiro-. Vamos. Cuéntamelo...

¿Cómo negarle algo después de no haberlo visto desde hacía tanto tiempo? Él me miraba con esos enormes ojos de gato bajo la lluvia, la misma mirada que me daba Cati cuando quería sacarme información.

Le conté la historia que más había tenido que repetir en mi vida, cada vez que el nombre de Patrick salía de mis labios mi cuerpo no sabía cómo reaccionar y su imagen venía con mucha frecuencia a mi cabeza. Para cuando llegamos al departamento, él abrió la puerta para mí y bostezó.

-Al parecer ese tal Patrick fue importante para ti, aunque es un completo idiota al salir de tu vida. -Felix se acercó y me dio un suave beso en la mejilla-. Aunque, bueno, algunos somos lo suficientemente estúpidos para permitir que te vayas.

Me separé de él al escuchar sus palabras.

-Supongo que son cosas que pasan.

Él sonrió y negó con la cabeza, pasó sus manos por su cuello en un gesto de cansancio.

-Tengo que ir a ver si Derek tiene algún lugar en el cual dormir.

-Puedes quedarte aquí.

Él me miró sorprendido ante lo rápido que dije esas palabras.

-No tienes que hacerlo, Ali, yo encontraré algún lugar donde dormir, algún hotel...

-Es en serio, Felix, puedes quedarte aquí; está la habitación de invitados o puedes dormir en el sofá si quieres, no hay problema. Además es muy tarde para irte y no sabes si Derek estará en su apartamento, así que quédate.

Él me miró fijo, sonrío, se acercó a mí y me abrazó.

-Siempre que me pidas que me quede me quedaré.

Nos separamos y yo le enseñé la habitación de invitados y le indiqué dónde estaban todas las cosas.

-Si necesitas algo no me llames que estaré durmiendo -bromeé desde la puerta.

-Que duermas bien, Ali.

-Tú igual, Felix.

Me fui a dormir con ese sentimiento raro en mi cuerpo, como si estuviera haciendo algo que era normal pero no estaba del todo bien. Mi cabeza y cuerpo estaban tan confundidos que sólo me desvestí y me fui a dormir.

Estaba acomodándome en la cama cuando mis ojos se quedaron mirando fijamente el cuadro, me quejé y apreté fuerte mi almohada. Tal vez la llegada de Felix me ayudaría a superar todo lo de Patrick más rápido, era algo que esperaba, porque aunque ya no pensara en él tan seguido como antes, él continuaba en mi mente y me preguntaba cuánto tiempo seguiría así.

.

.

Escuché el televisor y decidí levantarme, seguro Felix ya se había despertado.

Me coloqué algo cómodo, recogí mi cabello y cepillé mis dientes antes de salir. En cuanto lo hice me fui hasta la sala donde un escenario muy gracioso se presentaba, Felix estaba acostado en el sofá y la mitad de su cuerpo prácticamente tocaba el suelo; él tenía esa sonrisa boba en el rostro como si estuviera teniendo un maravilloso sueño. Al parecer, el volumen del televisor no le molestaba porque estaba profundamente dormido. Seguro se había despertado, no pudo dormir y se puso a ver televisión mientras comía golosinas, que estaban regadas por la alfombra y en el sofá.

Jugando a Seducirte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora