El Chico No Es Siempre Un Caballero [#2]

Capítulo 7

Me senté frente a Bieber en el sofá y lo miré a los ojos. 

Vi la furia y la decepción en su cara. 

Nos habían dejado solos, pero sabía que estaban tras la puerta para escucharlo todo. 

Estábamos en silencio, un silencio que se me estaba haciendo eterno. 

- ¿Vas a hablar o vamos a estar así hasta la eternidad? -Le dije. Necesitaba cortar la tensión, se estaba volviendo insufrible. 

Si antes estaba decepcionado, ahora parecía que iba a explotar. 

-¿Pero esto qué es Alexa? -Me quede mirándolo sin saber a donde iba a llegar-  Esto no es ni una pareja ni es nada. Me siento apartado, siento como si no estuviéramos juntos. 

-¿Pero como vas a pensar eso? Si vivimos juntos. 

Entonces me miró como si le hubiera dicho lo peor del mundo. 

- A lo mejor es lo peor qué podríamos haber hecho -Dicho esto sentí un vacío en mi interior. 

No pude evitar que mis ojos se hincharan, pero no me iba dar el lujo de llorar. Eso jamás.

-¿Eso crees? -Me quede quieta esperando su respuesta. Seria. No pensaba dejarle que se saliera con la suya.

- Alexa, es que no puedo creer lo que nos está pasando -Dijo apoyando su cara en sus manos- ¿Cómo puedes venir a está hora, sin decirme nada como si no existiera? ¿Qué quieres qué piense?

- ¡Ha sido una noche! Me han dado el trabajo de mi vida ¿Y tú me recibes así? 

Su cara de asombro fue de película. Hasta me entraron ganas de reír, pero me contuve.

- ¿¡Cómo quieres que te reciba!? Si vienes borracha con tus amigas, también borrachas, por no hablar de que cada vez metes a más personas sin consultarme. 

-¡Pero que cara tienes! ¡Tu madre tiene hasta las llaves de mi casa! Y encima entra cuando le da la gana ¿¡Te crees que se puede vivir así? -Lo miré con toda la rabia que estaba conteniendo,  perono aguantaría mucho más. 

Él no sabía ni que contestar. 

Me levanté del sofá y salí del salón. Ande hasta mi habitación, aunque tambaleándome. Por el camino vi como las chicas me miraban con pena. Pero las ignoré. Escuché como Sheila aguantaba la risa y mi tia la mandaba a callar.

Entré a mi habitación y me encerré en la habitación. 

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Un rayo de luz que entraba por mi ventana, hizo que abriera los ojos.

Ya era de día. Seguro que todas estaban fuera, esperando con impaciencia a que saliera.

Me llevé las manos a la cabeza. Sentía un dolor terrible.
Odio la resaca. Ahora me tomaría una pastilla.

Me tomé unos segundos antes de decidirme por fin a levantarme.

Cogí la ropa para meterme en el baño y darme una ducha.

Bajo los chorros de agua todo se ve más claro.

Cuando por fin salí del baño, no escuchaba a nadie, hasta que bajé las escaleras.

-Ufff  yo me muero -Escuché que se quejaba Sheila. Estaba apoyada sobre la mesa con la cabeza entre los brazos.

Mi tía la miraba negando con la cabeza, con una sonrisa tras la taza de té.

Justo cuando llegué, ambas se giraron hacia mí pero no dijeron nada.

- Buenos días -Dije mientras caminaba hasta donde se encontraban los vasos de cristal, para tomarme un vaso de agua y la pastilla.

- Buenos días -Dijo mi tía, pero mi amiga no tenía cuerpo para responder.

Cosa que es totalmente comprensible.

-No te he querido despertar, pero tienes unas cuantas llamadas -Dijo mi tía dándole un sorbo a su taza.

Tras tragar la pasilla me acerqué a la mesa, donde estaba mi móvil. 

20 llamadas perdidas de: Oficina.

Casi me atragantó con el agua al leerlo.

También tenía un mensaje de mi jefe, que me decía que lo llamase en cuanto pueda, que era urgente.

Me iba a dar un infarto.

Acto seguido marqué su teléfono, nerviosa.

- Hola buenos días... -Dije nada más que oí que descolgaba.

-Te quiero en la oficina ¡Ya! -Escuché la voz de mi jefe al otro lado.

Algo no iba bien.

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¡Hola! Sé que es un capítulo corto, pero siento que ha pasado demasiado tiempo desde la última vez que publique uno. Es qué estoy centrada en los exámenes, espero poder seguir dentro de un mes. 

Perdón por las molestias.