Capítulo 34

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Observé las calles. Estaban super transitadas y los edificios eran enormes. Puros rascacielos. 

Jack estaba sentado a mi lado, leyendo algo en el móvil. 

-Gomeiwaku o okake shite mōshiwake arimasen - Habló el taxista, aunque yo no pude entender nada. Ya que no tenía ni idea de Japonés. 

-Ima sugu soko ni ikitai dakedesu-Respondió Jack sin siquiera alzar la cabeza. Yo lo miré asombrada. 

No me esperaba para nada esa destreza a la hora de hablar. Ni siquiera entendí una silaba de lo que dijeron, pero me bastaba escucharles para saber que hablaban en japonés. 

-No sabía que hablases japonés -Le dije en un susurro a Jack, aunque era obvio que el taxista no conocía nuestro idioma.

-Hay muchas cosas que no sabes de mí, señorita Stone -Fruncí el ceño al escuchar la forma en la que se dirigió a mí. 

Me removí incómoda en el asiento y me percaté de que Maika, la mujer que siempre acompaña a Jack, la cual siempre va con el pelo impoluto, me estaba mirando por el retrovisor, ya que iba en del copiloto. 

Me mordí el labio al darme cuenta de que tan solo Jack y yo sabíamos que nos conocíamos de antes. 

De ahí que me tratase como "señorita Stone". Debíamos guardar las apariencias. 

Pronto nos paramos frente a un gran hotel. Me quedé observando lo alto y lujoso que lucía. 

Solo verlo me impactaba. Era obvio que un mes en aquel lugar debía de costar la hipoteca de mi casa. 

Nos acercamos a recepción, donde nos dieron la bienvenida con Champán. 

-Señor Brown -Una joven japonesa se inclinó con elegancia para saludar- Un placer tenerle de vuelta. 

Me paré junto a Jack, observando todo a mi alrededor. Tras unas palabras en japonés con la joven se giró hacia mí. 

Noté la confusión en su mirada. 

-Alexa... ¿Podrías ir junto a Maika mientras termino de arreglar lo de las habitaciones? -La mirada de Jack era distante, como si cuidase cada palabra que salía de su boca. 

Me alejé, obedeciendo su petición y me senté en el sofá de la entrada, junto a las maletas. 

Noté la mirada de Maika obre mí, un mezcla entre desconfianza y curiosidad. Observaba con sus ojos perfectamente alineados cada uno de mi movimientos. 

Como si pensase que ocultaba algo. Yo me removí incómoda. 

Mi presencia no le agradaba y no se molestaba en ocultarlo. 

Me percaté de que en su mente cruzaron un par de preguntas, pero no se decantaba por hablar así que lo hice yo. 

-¿Quieres decirme algo? ¿O vas a estar observándome como una psicópata todo el día? -Me giré para mirarla. Ella frunció el ceño con sorpresa, parecía que no esperaba una intervención por mi parte. 

Se acercó con definición, a paso seguro. 

-No sé por qué el señor Brown tiene tanta confianza en ti, ni siquiera entiendo el echo de que te diese una segunda oportunidad. Pero créeme, bonita, sé que ocultas algo detrás de esos ojos inocentes y no dejaré que le hagas daño. Ni a él, ni a la empresa ¿Lo has captado? 

Me la quedé observando a los ojos. Conforme iba hablando se iba acercando más a mí, intimidante. 

Sonreí con suficiencia y me acerqué a ella. No iba a dejar que nadie me intimidase y menos esa arpía lame culos. 

El Chico No Es Siempre Un Caballero [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora