Salí del baño y me encontré con Sheila.
-¿Ya te vas? -Asentí. Cogí las carpetas necesarias. Me acerqué a la cocina y tomé un vaso de agua.
-Te quiero -Dije antes de salir por la puerta.
Baje en el ascensor repasando cada palabra del informe. Estaba realmente nerviosa.
Cuando llegué a la entrada un escalofrío recorrió mi cuerpo.
Mierda. No tenía coche.
¿Qué se suponía que iba a hacer ahora?
Solo se me ocurrió una cosa.
Marqué el número sin pensármelo dos veces. Nunca creí que caería tan bajo pero no estaba dispuesta a perder el trabajo por mi orgullo. No hoy.
Tardó bastante en que me cogiera la llamada. Cosas de directores de empresas, supongo.
-¿Si? -Contestaron al otro lado de la línea- ¿Alexa? ¿Qué ocurre?
Suspiré hondo y me tragué mi orgullo.
-Necesito que vengas a recogerme, no tengo coche -Solté lo más rápido que pude como si eso lo hiciera desaparecer.
-Espera ¿Qué? -Tras decir eso hubo una pausa realmente incómoda para mí, necesitaba que hablara de una vez, esto me estaba matando- Está bien, voy para allá. Llego en cinco.
Sonreí y colgué el teléfono.
A los pocos minutos un coche demasiado caro apareció frente a mí.
Me acerqué y abrí la puerta para montarme.
-Gracias por venir a recogerme, te debo una -Le dije antes de cerrar la puerta del coche y acto seguido ponerme el cinturón.
El coche se puso en marcha y recordé la caravana que había esta mañana.
Seguramente no llegásemos a tiempo.
Seguíamos en silencio. No sabía que decir.
- Podrías haberme mandado a recoger un chófer -Sabía cuál era su posición económica y sé también que había mucha gente trabajando para ellos.
-Preferí recogerla yo personalmente -Me dijo mirando serio a la carretera.
Giré mi cabeza hacia la ventana y una inocente sonrisa se dibujo en mi rostro sin poder evitarlo.
No se porque pero ese gesto hizo que me enterneciera.
Por fin me di cuenta que no habíamos llegado a ninguna caravana.
Estábamos tirando por otras calles que desconocía.
-Ahora necesito que te agaches -Me pidió. Lo miré sin entender.
-¿Qué? -Pregunté extrañada. Él no respondió a mi pregunta tan solo repitió la frase- Jack, ¿Porque me tengo que agachar.
Él se puso las gafas de sol y se quitó la camisa que llevaba, dejando a descubierto sus músculos.
Entonces paró el coche. Y se giró hacia mí.
Abrió la guantera y sacó una camiseta, muy básica y se la puso.
Se despeino un poco y por fin me miró.
Me fijé en el barrio en el que estábamos.
Estaba apartado de las carreteras principales y parecía algo abandonado.
-Escúchame bien -Me giré mirándolo seria- Agachate si no quieres tener problemas.
Su mirada me causó algo de miedo y obedecí.
El coche se puso en marcha y yo no alcé la cabeza.
Escuché gritos y un estruendo.
No dejaba de mirar a Jack, parecía serio y no se inmutaba.
Pasaron largos minutos hasta que por fin habló de nuevo.
-Ya puedes levantarte -No paró el coche y alcé la vista.
Estas calles estaban mejores cuidadas, de echo había alguna que otra tienda.
-¿Qué ha sido eso Jack? -Pregunté nerviosa.
-No tengo porque darte ninguna explicación -Se defendió.
Yo no dejaba de mirarlo e intentar adivinar sus pensamientos.
-¿Es en serio? -Le pregunté- Me pides que me esconda y encima no me das ninguna explicación. Genial.
No se molestó en contestar y pronto vi que ya nos acercábamos a la empresa.
No dije ninguna palabra más.
Al llegar al aparcamiento simplemente me bajé y entré en el edificio.
Jack se fue hacia su despacho, a cambiarse supongo.
Recorrí los pasillos, explorando el edificio.
Pensé en la relación que teníamos. Era demasiado rara.
No somos exs, porque no llegamos a ser nada pero tampoco éramos amigos.
Actualmente, tampoco llevamos una relación normal.
Se supone que es mi jefe, o mi cliente no lo tengo muy claro. Pero tampoco es normal que ti jefe o tú cliente vaya a recogerte a tu casa o te lleve después de estar borracha.
Lo cierto es que mi vida siempre ha sido rara, no sé ni porqué le busco algo de sentido.
Me fijé en una chica rubia que caminaba con blancos tacones y un conjunto de traje rosa con falda.
Llevaba su cabello recogido en una coleta y todo el mundo se quedaba embobado al pasar por su lado.
Seguro que ha tenido la mejor vida del mundo.
Tiene pinta de no haber movido un dedo en su vida.
Su vida si es perfecta, no como la mía.
No es normal que una niña de 3 años se crié entre pistolas y droga.
Y que de adolescente tenga que huir para que no acaben con su vida.
A veces simplemente me pregunto como hubiese sido tener una vida normal.
Con una familia normal. Que mi padre en vez de trabajar en la mafia, trabajase en un bar.
Probablemente ahora mismo no estaría en la cárcel, cumpliendo condena.
Cuando entro en la cárcel no podía ni salir de mi casa.
Salió en todos los medios de comunicación, y aún hoy en día me siguen señalando por la calle.
No debería estar pagando los errores de mi padre.
De mí madre tampoco supe nada más, ni siquiera se si está viva.
Tan solo se que huyó y me dejó sola con mi tía.
A la cual le debo la vida.
Por suerte la vida me sonrió y pude estudiar la carrera que me gusta y, mejor aún, dedicarme a ello profesionalmente.
Marcharme de aquel lugar y vivir la vida que me he ganado honradamente.
Sé que mi familia está orgullosa de mí. Incluido mi padre, por lo haber seguido sus pasos.
Siento satisfacción al saber que todo lo que tengo me lo he ganado yo sola, sin ayuda de nadie.
Aunque eso sí, con la compañía de Biber.
Me alegra saber que aunque sufrí tanto, y fuese en esas circunstancias pude conocerle.
Es y ha sido un pilar fundamental en mi vida.
-Señorita Stone, la reunión va a comenzar -Me informó una chica, sonriente.
ESTÁS LEYENDO
El Chico No Es Siempre Un Caballero [#2]
ChickLitLa vida de Alexa ha cambiado mucho desde que acabó la preparatoria. Vive con su novio en un amplio departamento, pero la aparición de su antiguo amor le hace dudar de si esa es la vida que ella desea. 📛2º Libro de la saga de No son siempre de la r...