Capítulo 21

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El coche paró frente a un restaurante bastante sofisticado. 

Agradecí que fuese medio presentable. 

Noté que el móvil me vibró y en la pantalla apareció el contacto de mi tía. 

Decidí que no era el momento y lo guardé e el bolso. 

-¿Todo bien? -Asentí antes de adelantarme. 

No pensaba entrar de su brazo ni mucho menos. 

El sonido del tacón chocando con el suelo resonó en toda la estancia. 

-¿Qué desea? -Se acercó a mí un hombre vestido de traje. Llevaba una libreta en las manos, las cuales estaban cubiertas con unos guantes blancos. 

El camarero era bastante mono. Tendría uno o dos años mayor que yo, no mucho más. 

Su mirada me escaneó de arriba a abajo. Sonreí con amabilidad, ignorando ese último gesto. 

Fui a hablar pero Jack se me adelantó. 

-Una mesa privada -Noté su presencia en mi espalda. 

El camarero al verlo, se irguió. Asintió sin decir nada y se marchó, evitando mi mirada. 

Rodé los ojos molesta. 

-Me has espantado a una posible cita -Me giré para encararlo con el ceño fruncido. Intenté ocultar el tono de burla.  

-¿Tu no tenías novio? -Arqueó una deja, mirándome con una sonrisa burlona. 

-Touché

Una chica muy mona apareció y nos guio hasta una mesa que estaba apartada del resto. 

Le di las gracias antes de que se marchara. 

La mesa era pequeña, pero lo suficiente para dos personas. Las sillas estaban puestas una enfrente de la otra y en el centro había una flor. 

Un clavel. 

Dejé el bolso a mi lado y me senté en una de las sillas, la que estaba más cerca. 

-Esto es precioso -Dije casi en un susurro, aunque era un pensamiento en voz alta. Noté la sonrisa de superioridad de Jack- Te va a costar un pulmón. 

Él me miró sorprendido. 

Entonces palidecí. Porque iba a pagar él... ¿Verdad? 

-Pensé que invitabas tú por la hospitalidad. 

Lo miré con los ojos como platos. Cuando me obligó, repito ME OBLIGO a acompañarlo a un almuerzo jamás pensé que pagaría yo. 

-¿Estás de broma, no? No traigo dinero -Le aclaré, marcando cada sílaba de la última frase. 

Él comenzó a reír a carcajadas. 

Yo me sonrojé por la vergüenza. ¡Pero será estúpido! 

No pude contestarle porque apareció el chico del inicio. 

-¿Desean algo de beber? -Preguntó sutilmente. 

Fui a hablar pero de nuevo me interrumpió. 

-Uno de los mejores vinos que tengáis -El chico asintió y se giró para marcharse- ¡Y trae la botella! 

Yo fulminé a Jack con la mirada, por encima de la carta. 

Si este pensaba que me iba a achispar lo llevaba claro. 

Era obvio que buscaba algo, pero no sabía muy bien el qué. 

-¿Y qué fue de tu tía? -Me preguntó revisando la carta- ¿Qué te apetece comer? 

No despego la vista de la carta y leo los platos que hay. 

Me llama la atención un tipo de carne, que parece estar deliciosa. Tiene nombre francés. 

Me fijé en el precio y casi me desmayo. 

- Jack ¿Estás viendo el precio? -Carraspeé. 

Él sonrió asintiendo. 

-No te preocupes, te aseguro que me lo puedo permitir -Habla cómo si se fuera a comprar un móvil de 500 euros- Pídete lo que te apetezca. 

Tragué grueso. 

Me sentía mal. No quería que pagase estos precios para mí... 

Un momento, él me obligó a venir y me trajo aquí. 

Ahora que se aguante. 

-Un millésime 2000 parece tener muy buena pinta -Comenté.

Ese era el nombre de la carne que me había llamado la atención del plato. 

El camarero apareció con dos copas y la botella de vino. 

Jack sirvió el vino en las copas y sonreí. Me llevé la copa a la boca. Primero la olí, la oxigené y después mojé los labios. 

-Alexa -Me llamó  serio. Esta vez dejé la copa un lado y le presté atención- ¿Por qué no respondiste a mi pregunta? 

Desvié la vista a la copa. 

No me apetecía hablar con él del pasado, de nuestro pasado. 

Fui a hablar pero no me salían las palabras. 

Así que finalmente decidí que lo mejor iba a ser contestarle. 

-Está bien -Me encogí de hombros. 

Removí la copa, incómoda. 

Una tensión había surgido. 

Me quedé unos segundos, aunque no sé muy bien cuanto tiempo, repasando momentos compartidos en el pasado. 

Él pareció sumergirse también en sus propios pensamientos porque no dijo nada hasta un rato después. 

-Así que bien -Comentó antes de llevarse la copa a la boca. Asentí. 

-Está embarazada -Las palabras salieron de mi boca sin pensarlo demasiado. 

Lo miré seria. 

Él pareció sorprendido. 

-¿Es enserio? -Pregunto. Parecía alegre pro la noticia. 

Entonces me entraron unas ganas urgentes de salir de allí.

Cogí mi bolso. 

-Ya regreso, voy al baño -avisé antes de levantarme de la mesa y  salir de allí. 

No sabía muy bien a donde dirigirme. 

Solo deje que mis pies andasen. 

Cuando me quise dar cuenta ya estaba fuera del restaurante. 

Sin pensarlo mucho cogí el teléfono y marqué el número de un taxi. 

Mientras llegaba el arrepentimiento me surgía en el pecho. Pero no podía seguir allí. 

No podía venir a cenar con él, como si no hubiese vivido tanto. 

No puedo hacer como si nada, no puedo ignorarlo. 

Porque me estaría engañando a mi misma. 

El taxi llegó y le indiqué la dirección de mi casa. 

Poco a poco me fui alejando de allí. 

Sin poder evitarlo sentí un deja vu, el mismo que cuando hace unos años lo abandoné. 

Ni siquiera sé como me puede mirarme a la cara. 

Aunque está claro que después de eso no iba a hacerlo. 

Cuando llegué a la casa, tan solo estaba Sheila. 

La cual se paseaba en pijama con un refresco en la mano. 

No sé si fue la cara que traía o el sentimiento que transmitía mis ojos pero no hizo falta que dijese nada. 

Al verme se quedó quieta, observándome. 

-Siéntate, traeré helado. 





El Chico No Es Siempre Un Caballero [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora