Despertándome temprano en un fin de semana. ¿Que mejor que desayunar con mis padres?. Me dirigía hacia la cocina frotando mi cara. Mi padre leía el periódico. Hoy en dia se debería leer las noticias en intenert. Pero él era a si de anticuado. Pasaba por delante de mi padre.
—Buenos días Elizabeth.— Decía sin mirarme. Estaba atento al periódico.— Hice un par de tostadas.—
—Que apañado.— Dije sentándome en frente de él. Cogía de el plato una tostada. Dándole un pequeño mordisco.— ¿Y mamá?.— Dije mientras masticaba.—
—Rebajas de la moda, mujeres.— Dijo diciendo esa típica palabra, haciendo que fuera épica.—
—Las mujeres compramos trapos y los hombres productos para el pelo, la mayoría os quedais calvo a partir de los treinta.—
—Ja, será por la generación de los 80's y de los 90's cuando lleguen, por qué en mi generación ningún hombre es calvo.— Dejo el periódico al lado. Hablaba picado mientras pasaba la mano por su volumen de pelo.—
—No por favor, no me hables otra vez de las generaciones, generalice todo los hombres.— Daba otro mordisco de la tostada. Masticaba aguantando un poco la risa por como actuaba.—
—No culpe a todos los hombres, culpa a los chicos de tu edad entonces.— —Hm.— Terminaba de comer la tostada. Me incline sobre la mesa haciéndome la seria. Cogí de su pelo arrancandolo un poco. Eché una risa leve.— No te enfades, calvito.— Deje de agarrar su pelo echando una carcajada. Me levante de la silla sacudiendo mis manos.—
—¡Elizabeth!.— Sacudio su cabeza dando un grito.—
—Vale, perdoname papá.— Dije echando otra risa levemente, me quedé mirándole.—
—Te perdonó pero, vas hacer tener que hacer algo.—
—¿El que?.—
—Le compré unos productos de crema para la cara a tu madre, resultó que no le gustó y pensé.— Se agachó, luego volvió a incorporarse dejando tres cajas grandes sobre la mesa.— Vendeselo a alguien.—
—¿Ahora? Son las diez de la mañana.—
—En Brooklyn todos están despierto, en la parte más pobre, claro.—
—Vale, de todas formas, no tengo nada que hacer en todo el día.—
La relación de mis padres eran buena. Nada de traumas. Ni abandonó. Ni accidentes fatales. Una familia normal. Mi padre anticuado. Mi madre la moderna. Y yo en mi mundo. La parte caos es cuando me acuerdo de mis amigas. Es la parte más complicada de mi vida. Ellas. Me bajé a la primera casa que me encontré. Venderia esas cajas a cincuenta dólares. Claramente, ese dinero sería para mi. Salió un chico sin esperar que nadie llamará a la puerta. De fondo de su casa se escuchaba jaleo.
—Hola.— Dijo aquel chico de pelo negro.—
—Buenos días, ¿Le interesa estos productos cosméticos?.— Le mostraba la caja que tenía entre mis manos, mirándole.—
—¿¡Quien coño es a estas horas!?.— Gritaba una voz femenina, parecía adulta.—
—¡Callate mamá, estoy hablando!.—Se giraba aquel chaval gritándole, volvía a mirarme.— Perdona.— —Vale, iré a otra casa.—Dije encogiendo mis hombros, me daba casi media vuelta.—
—Espera, ¿Tienes que vender estos cosméticos a la fuerza?.—Preguntó el chico.—
—Si, ¿Por qué? ¿Me lo compras?.—Le mostre de nuevo la caja. Puse una sonrisa ladeando mi cabeza.— —Mejor voy contigo.— Dijo.— —¡Contestame estúpido!.— Volvía a gritar aquella mujer, muy cabreada.— Pasé directamente de ir en casa a casa en vender estos productos. El chaval quería venirse conmigo para despejar de su casa. Que se venga con una tía desconocida "vendedora de cremas" ya tiene que estar muy agobiado. Ya tenía planes este sábado. "Escuchar" sus problemas y tirarmelo. Entraba en la bolera junto a ese tío. Cuando estábamos dentro. Mi mirada captó la atención a algo. El grupito. Los tres mosqueteros y las dos mentirosas. Que temprano para a ver quedado aquí. Con mi descaro me acerque hacia a ellos junto ese chico.
—Elizabeth, anda hola, pensaba que estarias aún durmiendo.— Dijo Hilary con asombro de a verme allí. Quitó su pelo rubio de su cara.— —Estaba, en pasado.— Fijando mi mirada solamente en ella, aunque notaba como todos me miraban.—
—¿Quién es él?.— Preguntó Emily.—
—Él es..— Mire de repente al chico fruciendo su ceño. No sabía su nombre.— ¿Como te llamas?.— —Peter, me llamó Peter.— Dijo el chaval mirándonos.—
—Ah.— Dije sin importancia.— —Que romántico.— Dijo Emily con ironía.—
Pasaba directamente. Nos dirigimos a la barra sentándonos en el taburete. Peter hablaba y hablaba. Odio a los tíos habladores. Hablandome de sus vidas. Pero más odio las sorpresas. Al lado mía estaba Hilary.
—Quiero hablar contigo.— Dijo Hilary.—
—Hm.— Me giraba hacia la derecha dándole la espalda a Peter.- Dime.-
—¿Quedas con ese y no quedas conmigo?.—
—No he quedado con él, estaba vendiendo unos productos.—
—De todas formas, él es tu plan para esta noche, ¿no?.— —Exactamente.—
—¿Que hay de nosotras? ¿De nuestro grupo?._
—Tu grupo, no es el mío, yo vivo a mi aire.—
—No es mi grupo tampoco si tu no éstas.—
—¿Para que quiere que yo éste?.— Eche una risa irónica, echando mi pelo atrás. No entendía ese tanto entusiasmo hacia a mi.—
—Por que eres mi mejor amiga.—
—¿Qué?.— Paré de reírme en seco. Sacudía mi cabeza sin creer lo que digo.—
—Lo eres Elizabeth, y te admiró, está noche te vas a tirar al qué esta detrás tuya, y mañana te olvidas de él, a diferencia de mi yo no lo olvidaría en meses.—
—Hilary no digas tonterías.—Dije susurrando un poco, hablaba con un poco de rabia. Me estaba podiendo la situación.— Tu antes me juzgabas por eso, me decías puta y muchas cosas, y yo te las he perdonado por que te ignoraba.—
—Y lo siento por todas las cosas que te decía en el pasado, no eres una puta para mi, ¿Por qué lo eres? ¿Por acostarte con él tío que tu quieras? Los tíos también lo hacen, y las tías también podemos, no eres ninguna puta, no para mí.—
—¿Solo estas cumpliendo la patética regla de "no llamarnos putas entre nosotras"?.—
—No, lo digo de verdad, y te necesito no quiero pillarme por Ewan.—
—Por qué te estas pillando por él.— Me quedaba mirandola fijamente. Ahora entendía tanto insistencia, y tanto halagos hacia a mi.—
—No, rotundamente no, pero un poco de ayuda no vendría mal.—
—Te ayudaré entonces.—Dije asintiendo aunque no convencida.—
—Gracias.— Me gire dándole la espalda ahora a Hilary. Peter colgó de repente al móvil. Y me volvio a mirar.— Tengo que irme, ¿Quedamos esta noche?.—
—Mejor será que no.— Dije haciendo una mueca. Quería quedar con él pero lo haria por Hilary, estoy loca.—
—Pero..— Frucio su ceño sin entender por que actúe a si de esa manera.—
—Largate.— Actue como si estuviera borde, le hacia señas con los ojos hacia la puerta.—
Mi plan de esta noche se iba a la puerta. Menuda mierda. Salte el taburete volviendo a mirar a Hilary.
—¿Has mencionado algo de productos..?.— Preguntó Hilary.—
—De cremas para la cara.— Pero de algo me valio anular esa cita. Estaba mostrandole las cajas que estaban en el maletero.
—Esto es oro para mi.— Sonreía con felicidad, sin quitar la mirada de loa productos, tenia ganas de llevarselos.—
—Treinta dólares cada uno.— —¿Vas a cobrarle a tu amiga?.—
—He rechazo un orgasmo por ti, por alguna parte me lo tendrás que dar.— Imitaba su sonrisa ladeando mi cabeza. Esa era buena la que le dije.—
—Vale vale.— Sacaba su cartera. Extendía la palma de mi mano esperando el dinero. Me dio en metálico noventa dólares. Abría mis ojos como una lunática tocando el dinero.—
—Gracias por la compra.—Tocaba cada billete. Luego me lo guarde en el bolsillo.—
—Pero eso pesa, me lo tendrás que llevar a casa.—
—Claro, diez dólares más por llevar sus paquetes a su casa.—
—¿En serio? Elizabeth.—
—Bien, pues que vaya haciendo pesas tu novio.—
—Vale, esta bien, llamó a Ewan para que venga con nosotras y te pagó.— Como ya sabia hace tiempo que hombres ahí a miles. Decline una cita por Hilary. Pero no ahi nada mejor que me un par de billetes, el dinero a veces ayuda, incluso creó que me puede dar un orgasmo que otro esta noche. La lleve a su casa y Ewan ya cogía los paquetes metiéndolo en casa de ella. Me despedi de ella, quedando en su casa a las ocho. Habíamos quedado todos en su casa. Y si, acepte sabiendo que todos esos vendrían.
Me encontraba en el baño con Emily.
—Entonces, ¿Le habló a Peyton o no?.— Dijo Emily.—
—Y a Ewan y a Jason.—
—No es eso, es que Peyton me atrae, es un chico muy inocente, dulce..—
—Pues hablale, pero no me tengas aquí encerrada.— Rodaba mis ojos con sus chorradas. Me giraba hacia al baño abriendo la puerta. Salía junto a Emily yendo al salón.— Preferí ir a la cocina a tomar un vaso de agua. Bebía tomando ese vaso de agua con tranquilidad hasta que vi que alguien entró. Dejé el vaso en la encimera. Ewan. Dejó las dos cajas de pizzas a otro lado de la encimera. Se giro un poco de lado sin esperarme. Dio un sobre salto. Luego mostro una sonrisa tonta.
—Menudo susto, no te esperaba.— Dijo Ewan pasando la mano por su pelo, seguía manteniendo su sonrisa.— —Ya me ves.—
—Es una sorpresa que estes aquí, pero me alegró.—
—Ya te has dado cuenta de como os ignoró, ¿no?.— Andaba hacia la caja de la pizza. Me sentaba en la encimera poniendo la caja en mis piernas. La abria cogiendo una porción. Le daba un gran mordisco.—
—Desde el principio me di cuenta, y no me gustaba eso la verdad, no quería mal rollo entre nosotros.— Observaba cada paso que yo daba. Puso una mano en la encimera apoyandosé.— Ahora que soy novio de Hilary, creó qué también tengo que llevarme bien con sus amigas.—
—Hm.— Seguía comiendo esa porción hasta terminarla, tapaba mi boca ya que no me gustaba gente desconocida de verme de comer. Aparte mi mano luego, mirandole.— Pero la parte de el tiempo la vas a pasar con tu novia, no con nosotras.— —Lo sé pero.. soy a sí, quiero que nos caigamos bien.—
—Veo que te gusta insistir.— Dejaba la caja al lado de la encimera. Saltaba de la encimera sacudiendo mis manos.— Seremos amigos entonces, tranquilo.—
—Bien.— Alzo sus brazos hacia arriba como gesto de alegría. Los bajo luego riéndose levemente.— Voy a llevarme ahora esto, dire que la porción que te has comido, me la he comido yo.— Observaba cada paso suyo hasta irse al salón. No parece mal tío, un poco pesado si. Pero bien. Salía de la cocina encontrándome a Jason. Quién faltaba.
—Tu polvo te ha fallado y buscas que uno te lo dé, ¿eh?.—
—Que mal informado.—
—Da igual, puedo hacerte disfrutar estar noche.—Ponia una mano en mi cintura acariciándola.— Este me tocaba mucho lo que tengo abajo. Miré con cabreó su mano como me acariciaba. Subía mi mirada a él. Le pegue una hostia en su cara. Me aparte varios pasos atrás. Respirando hondo.
—Que mal caracter tienes, no creo que ninguno de mis amigos te metan boca.— Ponia la mano en su cara tocando su rostro. Dijo resentido por mi rechazo.—
—¿Me estas retando?.—
—No lo ganarías.—
—Ya veremos Jason, pero no caeré en tus brazos, tu estas fuera de mi lista.— Pase por delante de el dándole un porrazo en el brazo, andaba en el salon con una sonrisa ladeando mi cabeza. Ponía mis ojos de lunatica reitegrandome en el grupo.— No me gusta los juegos. Ni nada parecido. Pero si me retan. Puedo conseguir lo que quiera.Entre Elizabeth y Jason tienen una guerra, ¿Ganará Elizabeth? ¿O Jason? ¡Todo esto en el proximo capítulo! Si os dsta gustando comentad, o le dais, ¡Gracias!
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Ahora ellas son los chicos.
HumorElizabeth Hardwicke tiene unas amigas que están harta de que se rían de ellas. Siempre juegan y la tratan como un trapo sucio. A diferencia de Elizabeth que es ella quién juega y trata a quién quiera. Ellas siempre acaban con el corazón roto. Cuando...