Entraba en el cobertizo de Ewan. El cobertizo que hace tiempo pisé pero era muy diferente. Estaba reformado. Su nevera pequeña, su televisión, los sillones, dos lámparas, las paredes pintadas en blanca. Incluso el suelo estaba reformado, y lo que más me llamó la atención fue la cama. Bueno.. en verdad solo era un colchón en el suelo. No tenía lo que sostenía el colchón y estaba en el suelo. Miré segundos después a Ewan. Él se estaba riendo, me había pillado que había mirado el colchón a lo que me avergoncé.
—¿Que te parece mi.. cobertizo?.—Preguntó divertido riéndose levemente. Alzaba una ceja.—
—Mucho mejor antes estaba hecha un asco.—Dije mirándole un poco avergonzada aunque me reía. Miraba una de las pequeñas lámparas que tenía sonriendo de lado.—Recuerdo cuando te rompí una lámpara.— —Si, me debes una que lo sepas.—Dijo riéndose acercandose a una de las lámparas. La encendía y apagaba.—
—¿No te valió mi perdón?.—
—No lo suficiente.—
Me puse hacer pucheros de broma y colocaba mi pelo liso detrás de la oreja. Él se volvía a reír mientras andaba hacia a mí.
—No me voy a resistir por qué hoy pareces una chica buena.—
—¿Por qué dices eso?.—Paraba de hacer pucheros fruciendo el ceño. Reí un poco levemente.—
—Por tu pelo alisado, pareces buena chica.—
—¿Acaso no lo soy?.—Alce una ceja mirándole con atención. Pase por mi pelo mis dedos acariciando mi cabello liso notando suavidad. No estaba acostumbrada a este tacto.—
—Con el pelo ondulado pareces una chica dura.—Se reía burlón hasta ponerse frente mía, pasaba mi su mano por mi cabello liso.—
—Hm.—Quitaba mi mano de mi pelo dejándole que él lo acariciara. Me quedaba mirándole fijamente.—¿Acaso no te gustó de ese modo?.—Pregunté curiosa.—
—Me gustas de todas las formas.—Dijo en un susurro acercándose a mis labios.—Me beso. Me besaba despacio colocando sus dos manos en en mi cintura. Le seguía el beso rodeándola en su cuello pegándole a mí.
Nuestros labios ni si quieran se escuchaban de lo despacio que nos besábamos. Su lengua jugaba con la mía. Sus acaricias en la cintura, sus acaricias en mi espalda me estaba descontrolado. Apretaba más su cuello sin querer que se escapara de mí. Pasaba sus dos manos por mi espalda subiendo el tono.
Yo quería y él quería, creo que es el momento de la verdad.
Nuestros besos subía más de tono. Con ganas, con ansias. Dejé escapar un jadeo en su boca y me aparte de ellos quitándole su camiseta tirándola hacia aún lado. Volvía acercarse a mis labios dando varios picos pero me quitaba. Bajaba mis manos desabrochando lo más rapido posible su pantalones hasta qué él me lo impidió. Agarraba mis manos y me quede quieta. Subí la mirada a él sin entender por que hizo eso.
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Ahora ellas son los chicos.
HumorElizabeth Hardwicke tiene unas amigas que están harta de que se rían de ellas. Siempre juegan y la tratan como un trapo sucio. A diferencia de Elizabeth que es ella quién juega y trata a quién quiera. Ellas siempre acaban con el corazón roto. Cuando...