Tenía ganas de coger su cuello, estrangularle hasta que se quedará sin aliento. Me venía con una caja de bombones y un ramo de flores. ¡Odio esas mierdas!. Gritaba por dentro. Ni si quiera intentaba fingir una sonrisa, me mostraba como estaba ahora. Borde, y echando chispas.
—¿Nos vamos de picnic?.—Pregunto Peyton felizmente mientras me mostraba la caja y el ramo. Tenía una sonrisa bastante abierta.— —Me hubiera ido contigo de picnic si no me hubieras traído lo que llevas en las manos.—
—¿Q-que pasa? ¿N-no te gusta las flores ni los bombones?.—Borraba esa sonrisa despacio, y se ponía nervioso ante mi actitud.—
—Los odio, ¿Por qué tienes que venir con todo eso?.—
—Por que las chicas os gusta esto, esto lo hacen las parejas, e-es lo típico.. ¿no?.—
—No me gusta ese tipo de cosas, no soy las chicas que gritan por estos detalles ridículos, y nosotros no somos una pareja típica.—
—E-Elizabeth perdona.. n-no se que.. ¿No somos una pareja típica? ¿Eso es b-bueno o.. malo?.—
—Y yo que sé, no me desvíe.— Señalaba las cosas que había traído mientras puse una sonrisa irónica.— No me vuelvas a traer esto, te ahorras dinero.— —¿Y-y que te traigo entonces?.—
—Metete en la mente de una mujer.— Ladeaba mi cabeza sin parar de sonreírle tan irónica. Cerré la puerta en sus narices con un portazo.— ¿Pero en que siglo estamos? ¿En el medieval?
Parecería broma o una bonita pesadilla pero en la última semana que me quedaba de vacaciones pasé tres días en casa de Hilary a dormir. Le habían construido en el jardín de su casa una piscina mediana. Para refrescarse estaba bien.
Tumbada en esa pequeña hamaca sintiendo esos pequeños rayos de sol en mi cuerpo, ya que era blanca muy blanca, coger algo de color no estaba mal. Escuché como Hilary se quejaba viniendo donde yo por que el césped le pinchaba los pies. Se sentó rápidamente en un hueco de la hamaca qué yo estaba sentada. Abrí mis ojos viéndola mientras sostenía dos vasos.
—¿Qué es?.— Pregunté con interés mirando aquellos vasos, el color era rosa. Se me hacia la boca agua si era fresa.— —Es un batido natural echo por mi madre con todo tipo de frutas, piña, kiwi, plátano, manzana y.. sobre todo fresas.— Extendía su brazo para darmelo mientras sonreía ampliamente. Pestañeo varias veces.—
—Trae eso.— Dije con ansias agarrando el batido. Bebía un poco rápido cerrando mis ojos. El sabor era genial.—
—Mi madre piensa más en ti que en mi, nunca he probado estos batidos pero dicen que para la piel es muy bueno.— Dijo soltando un rollazo de su boca. La escuché como lo bebía.-Pues esta bueno oye.—
—Hm.— Seguía bebiendo hasta acabarlo por completo. Dejé el vaso vacío en una mesa pequeña que había al lado mía, lamia mis labios mirándola.— ¿Como qué no has quedado con Ewan en estos días?.—
—Pues por qué.— Dejaba su vaso en la misma mesa, se incorporaba mejor sentándose mientras echaba su pelo rubio atrás.— Me digo que estaba ocupado haciendo unas cosillas, aparte qué tenerlo veinticuatro horas pegado a mi no me gusta.—
—Si va aprendiendo la pequeña rubia, ¿Y que más?.— Dije para entretenerla. Cogía disimuladamente el vaso suyo que estaba casi lleno, me bebía su vaso despacio.—
—No sé, oye, ¿Sabes algo de Emily? Otra vez se ha hecho la perdida, ¿O qué?.—
—Yo ya paso de llamarla, se habrá ido de vacaciones con su familia.— Cuando terminé de hablar, comencé de nuevo a berbe el batido.— —Esa Emily, morirá virgen.. ¿Tu con Peyton aún no hay reconciliación?.—
—No ha sido una pelea.— Termine de beber su batido, coloqué de nuevo el vaso vacío en la mesa junto al mío, la mire.— Fue una tonteria, los ramos y los bombones.—
—Una super tontería es, se creen que nos conquista por dos detalles.—
—Claro, claro, voy al agua.— Estire mis brazos para poder levantarme de la hamaca. Me levantaba poco a poco hasta quedar de pie.— —Yo ahora cuando beba mi batido.— Dijo con estupidez, cuando fijo su mirada a su batido se quedo extrañada.— ¿Por qué esta vacio? Recuerdo que bebí poco.—
—Te lo has bebido entero, ¿O no te acuerdas?.— Andaba hacia al bordillo de la piscina poniendo bien mi bikini.—
—¿Si? Lo más seguro..— Escuchaba como se levantaba de la hamaca.— ¡Ahora mi piel se esta volviendo más joven!.— Corrio hacia al bordillo y se tiraba de cabeza a la piscina.— Note que me salpicó agua. Negué riendo levemente y me tiré detrás de ella.
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Ahora ellas son los chicos.
UmorismoElizabeth Hardwicke tiene unas amigas que están harta de que se rían de ellas. Siempre juegan y la tratan como un trapo sucio. A diferencia de Elizabeth que es ella quién juega y trata a quién quiera. Ellas siempre acaban con el corazón roto. Cuando...
