Nie HuaiSang se encontraba parado a mitad de una habitación admirando su trabajo.
Las pequeñas cámaras estaban escondidas por toda la mansión. Seguramente Yao ya había terminado de colocar las suyas también.
El evento principal estaba por comenzar.
– A-Cheng es demasiado cruel – dijo a la nada.
Su delgada y blanca mano abrió la puerta, y salió elegantemente de la habitación; había trabajado duro.
Merecía un descanso.
Caminó sin rumbo por algunos minutos, la mansión Wen era muy grande, a tal grado que por un momento creyó estar perdido.
Sus grandes ojos grises brillaron emocionados cuando encontraron una pequeña banca bajo un gran árbol, estaba bastante alejado. Ahí estaría a salvo, al menos por el momento.
Un suspiro de alivio escapó de sus pequeños y regordetes labios rosas, mientras sutilmente sus traviesas feromonas se esparcieron por el ambiente.
Necesitaba calma.
Grave error.
Un Alpha que cansado del bullicio caminaba sumergido en sus pensamientos por ahí, percibió el atractivo y travieso aroma a moras silvestres.
Levantó la vista, sus ojos ocres brillaron emocionados; el portador de tan atrayente aroma estaba cerca.
Lan Xichen apresuró su andar como polilla hacia la luz tras el aroma a moras que le indicaba el camino. A lo lejos alcanzó a ver la espalda de un joven solitario cubierta por un polo verde hoja.
Su mirada se iluminó llenándose de una emoción desbordante.
Lo había encontrado.
Se aproximó, lento, pero decidido.
HuaiSang estaba perdido en sus pensamientos cuando una voz grave y varonil lo sacó repentinamente – ¿Cuál es tu nombre?
No importó que Xichen tuviese la sonrisa más gentil del mundo en su rostro, el Omega lanzó un grito despavorido – Q…qu…¿Quién eres?– tartamudeó aterrado – si eres un fantasma malvado por favor no te lleves mi alma – suplicó, obviando la danza armoniosa de sus feromonas combinadas.
– Yo… – intentó Lan Xichen mientras extendía su mano al joven en un intento por demostrar que era real.
El amor en serio te hace estúpido.
– ¡Aaahhhh! No sé, no sé, yo no sé – en su prisa por alejarse de esa mano de jade, HuaiSang terminó con el trasero en la tierra.
En sus grandes ojos temblorosos, las lágrimas estaban a punto de desbordarse.
El amable Alpha se acercó más, sobresaltado, temía que el asustadizo y frágil Omega se hubiese hecho daño – ¿Te encuentras bien?– la preocupación se hizo visible en sus ojos.
Mala idea.
El hermoso Omega salió huyendo.
– ¡Oye! ¡No te vayas! – Lan Xichen nunca había gritado, sin embargo, esa vez lo hizo.
HuaiSang salió huyendo. Sus delgadas piernas temblaban, y su corazón latía como cervatillo asustado.
¿Tenía miedo? En lo absoluto.
¿Su celo había llegado? Definitivamente no
Estaba enfadado y cansado por la carrera; su físico era muy débil.
Maldijo por lo bajo; debió haberle echo caso a Jiang Cheng.
Se había dado cuenta de la presencia del Alpha mucho antes de que se acercara ¿Cómo? Sus feromonas lo delataron.
Ese Alpha era su compañero.
Él lo sabía, y ese Alpha también lo había sentido
¿Lo aceptaría? Mmmm… sólo si eso le traía algún beneficio. Por el momento, huiría.
A la mierda la naturaleza y su regla de ponerles compañeros.
Sin embargo, cuando la vida tiene algo destinado para ti, por mucho que intentes escapar, al final terminará encontrándote.
Sus largas y espesas pestañas temblaron débilmente como alas de mariposa.
Suspiró.
Estaba seguro que ese maldito Alpha Lan seguiría buscándolo.
Maldiciendo entre dientes caminó decidido a encontrar a Meng Yao.
Si no se equivocaba, las llamas ardientes estaban por devorar todo a su paso.
Y lo mejor era estar lo más lejos posible.
Lan Zhan apenas llegaba a la residencia Wen.
¿El motivo de su tardanza? Wei Ying
Apenas poner un pié dentro de la mansión; Wei Ying salió corriendo hacia el pequeño bar.
Lan Zhan suspiró.
Sus ojos buscaron ansiosos una figura conocida, su mirada ardiente se posó en un joven vestido con traje negro, camisa lila y corbata púrpura oscuro, casi negro.
El joven se encontraba mirando hacia abajo, recargando sus brazos en la pequeña barrera de cristal del piso superior. Sus ojos parecían profundos e insondables; era como echar un vistazo al abismo, algo fascinantemente aterrador y atrayente.
Lan Zhan finalmente pudo estar seguro de algo, y era que le gustaba Jiang Cheng, no, estaba seguro de que le amaba.
Él miró fijamente esos ojos amatistas.
Era como ver un depredador eligiendo a su presa. Estaba mirando casualmente quién tenía la carne más deliciosa
Su cerebro hizo cortocircuito.
El joven Alpha lucía hermoso y mortal, completamente intocable.
Las luces del salón se volvieron tenues y todo a su alrededor era como una galaxia tranquila rodeada de un espacio negro infinito. Las estrellas brillaban; y Jiang Cheng estaba en el centro.
De repente sonrió.
Levantó la cabeza.
Sus ojos se encontraron, violeta y dorado.
Lan Zhan se puso un poco nervioso sin razón, como si presintiera que se acercaba algo grande.
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ÁSPID
FanfictionLan Zhan no lo oyó venir. Sus pasos no hicieron ruido alguno; su mirada lo cautivó y lo hizo su esclavo. Fue para él una droga delirante y seductora que corrompió toda su moral. Y él, gustoso, se convirtió por voluntad propia en víctima y culpable...