DESTINO Y PERTENENCIA

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En una alejada residencia fuera de la ciudad, un bello joven se encontraba recostado en el césped observando las nubes, se sentía feliz, su venganza se había completado a la perfección.  Sin embargo, se sentía un poco culpable;  no debió haber marcado a Lan Zhan.

Ahora, ese joven, se haría dependiente de su feromona.

Jiang Cheng sabía que su feromona era como un veneno, una vez que entraba en tu sistema, te consumía rápidamente.

Lo sentía por él.

Sólo había sido… un daño colateral.

Lentamente cerró sus ojos, respiró profundamente, tenía la intención de quedarse dormido. Unos pasos lo pusieron alerta; decidido a defender su territorio, sus caninos sobresalieron y el permaneció inmóvil, al acecho.

Un olor conocido a sándalo mezclado con su propio aroma inundó sus fosas nasales, se tensó.

Lan Zhan se aproximó al joven que lucía hermoso e indefenso tendido en el césped – Jiang Cheng

Él abrió lentamente los ojos entrecerrados – Lan Zhan, ¿Qué necesitas?

–        A ti

Jiang Cheng sonrió divertido – ¿Wei Ying no te perdonó?

–        Mn, ya no estamos juntos

El joven Sigma se sorprendió, su plan había salido mejor de lo que esperaba – ¿Y?

Sin darle una respuesta Lan Zhan lo tomó en brazos

–        ¡Bájame! ¡¿Qué crees que haces?!– vociferó ofendido

–        Mío – respondió

–        ¿Tuyo? ¿Qué te hace pensar que te pertenezco?– replicó orgulloso

–        Eres mi Sigma

Jiang Cheng tembló, maldijo entre dientes, el Enigma ya sabía de su existencia. – eso que importa

–        Eres mi destino, me perteneces.

Se enojó, al demonio la naturaleza y sus caprichos – ¡Enigma estúpido! ¡bájame, déjame ir!

–        Tú…lo sabías – aseguró. Haciendo caso omiso a sus protestas, Lan Zhan lo subió al auto – hermano, vámonos – ordenó

Lan Xichen puso en marcha el auto, el ambiente estaba tenso, no se atrevió a decir palabra.

–        ¿A dónde?–  se obligó a preguntar

–        A casa.

Una vez dentro, apenas pusieron un pié dentro de la habitación, Lan Zhan despojó lo despojó de sus ropas arrancándolas en el proceso. Estaba ansioso por poseerlo.

Jiang Cheng, simplemente se resignó; él había provocado ese efecto mariposa, tenía que hacerse responsable.

O quizás él también se había rendido, había aceptado que amaba a su compañero.
Tal vez, sólo tal vez, estaba dispuesto a aceptar su destino al lado de su Enigma.

Jadeos y gemidos inundaron la residencia el resto del día. Al anochecer, Lan Zhan recostado a su lado, lo abrazó posesivamente, temía que si lo soltaba, nuevamente desaparecería.

Y esta vez, dudaba poder encontrarlo.

Acarició suavemente una y otra vez moviendo sus largos dedos en la muñeca delgada y blanca de Jiang Cheng, sobre la marca que había echo.

Ahora, esa seductora y venenosa áspid era suya.

Esparció suaves besos sobre la serpiente tatuada en el cuerpo del joven.

Era su destino.

Ese hermoso Sigma le pertenecía.

La mordida sobre la glándula de su muñeca se lo afirmaba, a él y a el resto del mundo.

Jiang Cheng era suyo.

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