Capítulo 11.

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En la hora de comer todas esperan y yo
sigo mareada e intentando no perder el equilibrio. Lily y Michael van agarrados
de mi brazo, uno a cada lado. Lady Dankworth se acerca y nos saluda, al
igual que lady Rose. Mantengo una
sonrisa cuando en el fondo solo tengo
ganas de vomitar.

Hablamos durante unos minutos cuando
de súbdito aparece Oliver, él apenas me observa y yo sin embargo, no puedo dejar de hacerlo con el corazón encogido. Trago saliva con un nudo en la garganta, pensaba que no vendría después de lo que ha pasado.

Esto va ha ser más complicado de lo que suponía.

—¿Por qué tan juntos? — cuestiona sorprendida lady Dankworth, haciendo hincapié en ese diminuto detalle que hasta ahora nadie lo ha percibido —. Vais ha agobiar a lady Abril, soltarla un poco y que tome algo de aire.

Michael y Abril se miran temblorosos, al
principio ponen resistencia, pero cuando
ven tanta insistencia por parte de lady
Dankworth, acaban por deshacerse de mis
brazos sin dejar de vigilarme ni un segundo.

Oliver me presta atención por primera vez, me estudia con atención de arriba abajo y arquea las cejas ceñudo, parece darse cuenta de algo porque palidece y se dirige hacia mí con rapidez, para sujetarme del brazo con una sonrisa burlona, justo cuando estoy a punto de perder el equilibrio.

—Creo que está mejor acompañada,
madre —aconseja Oliver —. ¿Verdad, lady Appleton?

Asiento agradecida y me muerdo el labio inferior inquieta.

—Está bien —contesta con inocencia.

Seguro que le hace ilusión que coma conmigo, pero a mí ninguna y más después de lo que ha pasado. Lady Evangeline se queda patidifusa y furiosa, pero solo se limita ha emitir pequeños gruñidos, y Alice tuerce la boca y agacha la cabeza con tristeza.

¡Oh, pobre Alice! No es la única que no ha tenido ninguna cita con él.

Cuando el mayordomo sale para avisar que la comida ya está hecha, me arrastra con él hasta sentarnos apartados de los demás. Me quedo observándolo confundida, y él mismo me sirve comida en el plato.

—Come —ordena sonriendo.

—¿Qué pretendes? —cuestiono estupefacta.

—Come —repite, haciendo oídos sordos a lo que digo —. Se te va ha enfríar la comida.

—No.

—¿Te gusta llevarme la contraria?

—¿Y a ti te gusta ser tan mandón?

Él gruñe y coge mi tenedor para pinchar
un trozo de pescado, me abre la boca a la fuerza apretando mis mejillas, y ha regañadientes acabo por comer lo que
me ofrece. Le arrebato mi tenedor enfadada y prosigo con mi comida, pero me ruborizo al darme cuenta de la escena que hemos realizado él y yo, porque todos incluso los sirvientes se nos quedan mirando perplejos, hasta a Michael se le cae un cubierto al suelo, porque solo le falta saltar y ladrar ha Oliver.

Lily por el contrario, sonríe satisfecha y hace un brindis desde lejos.

—El alchol tiene poder —la escucho decir.

—Eres insoportable.

—Y tú irritante.

—Primero me besas y luego me dejas plantada, ¿así conquistas a las mujeres? —desafío airosa.

—Te pido disculpas, entré en
pánico —explica impaciente —.
¿Podría recompensarte con otra cita?
Por favor, deja que arregle lo de
esta mañana.

LA PRIMERA (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora