Capítulo 13.

32 5 0
                                    

Bailo mientras acaricio el cuello de Oliver y él me sonríe con ternura, su nariz roza la mía y al notar su aliento se me eriza la piel, y todo el cuerpo tiembla de placer y deseo, ¿qué es esto? Apenas me ha tocado
y siento un hormigueo, y una sensación de mariposas en el estómago, que no me deja ni dormir por las noches porque me quedo pensando en él, ni tampoco comer porque sólo me dedico ha observar la belleza de sus ojos.

Su piel suave es adictiva y cada vez quiero explorar más su cuerpo.

—Eres preciosa —me alienta, observando de arriba abajo con admiración, mi vestido dorado y liso, que tiene una falda delicada con una cola algo larga, y que se ajusta a mi cuerpo dibujando mis cuevas —. Quiero tus labios —pide exigente, y con una voz ronca.

—Mis labios son tuyos cuando quieras —acepto entusiasmada —. Pero tendrás que ganártelos —musito juguetona, y con una sonrisa maliciosa.

Él amplia más su sonrisa traviesa y asiente satisfecho.

—¿Y qué tal tus orejas? —pregunta, con
voz melodiosa y sensual —. Saborearlas mientras te digo al oído lo que es mío —se detiene victorioso, respirando con dificultad —. No sabes lo que has hecho, aceptando estar a mi lado lady Abril.

—¿Qué más besarías? —cuestiono, queriendo saber todo sobre ese fascinante
y nuevo mundo para mí —. Dímelo.

—No tan rápido, lo mejor se hace despacio —me aclara susurrándomelo, mientras apoya su mentón en mi mejilla —. Te quiero ha solas para mí, lady Abril.

—¿No dijiste que esta noche? —recuerdo ansiosa.

Él comienza ha reír y asiente complacido.

—Siempre me ahorras trabajo, lady Appleton.

Me siento empoderada con todo esto,
y más sabiendo lo que me desea y como
si estuviera perdiendo parte de mi inocencia. Eso no me asusta sino que
todo lo contrario, llama más mi atención.

Cuando terminamos de bailar ambos hacemos una reverencia elegante, y Michael se presenta voluntario para ofrecerme otro baile.

—¿Lady Abril? —la voz del duque, me hace despertar y sobresaltada me vuelvo hacia él sonrojada.

—¿Sí, duque?

—Tu amiga es la que ahora, tiene problemas con el café ¿cierto? —adivina, sin más preámbulos.

Michael y yo lo miramos atónitos, tragamos saliva nerviosos y asentimos, admitiendo nuestro pequeño secreto piadoso. Él empieza ha reír y suspira meditabundo, acaricia su barbilla mientras sigue de pie frente a nosotros, que esperamos espectantes y nos miramos sin saber muy bien qué hacer.

De reojo veo que lady Lily le pone mil pegas para todo a Helena, cuando la pobre hace lo posible por cuidarla junto a su séquito de criadas. Lily está inquieta e imperactiva, habla rápido y apenas se la entiende por no decir nada.

—Yo me encargo, ofrecerle un baile hará que no se fijen en ellas —ofrece, después de estar unos minutos callado —. No será ningún problema, ¿lady Abril?

Oh dios mío, me está consultando si me molesta.

—No, me parece una idea perfecta —comento, más relajada y con un peso quitado de encima —. Gracias, duque —añado con ahíto —. Eres muy generoso por cuidar de mi amiga.

—Lo que sea por ti, lady Appleton —responde, antes de irse hacia Lily ajena
a lo que está por presenciar.

Sin embargo, más que una respuesta ha sonado como una promesa.

LA PRIMERA (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora