Capítulo 18.

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Nuestros besos son con ímpetu y furor. Sus dedos tiran de mis pezones, los chupa y los saborea con la lengua. Me da un par de azotes en mi trasero y mordiscos en el cuello. Gimo y me tumbo en la cama cuan larga soy y y boca arriba.

Él se quita la ropa rápidamente y se tumba sobre mí, abriéndome más las piernas.

Se lame sus labios con júbilo y
me observa fascinado y con ojos vidriosos.

—Abril, voy ha torturarte con besos —avisa jocoso —. No te voy ha dejar dormir en toda la noche, ¿estás segura de que deseas esto?

—Sí.

—Entendería que aún no...

—Oliver, quiero ahora —exijo con intensidad.

Él sonríe con malicia y vuelve a mis pechos, para comérselos con la boca.

Observo embelesada sus manos cómo poco a poco bajan hasta mi vagina, y con sus dedos juega con mi clítoris. Jadeo llena de pasión y desenfreno, me agarro a las sábanas y él mueve sus dedos con más rapidez, luego su lengua se dirige ahí para intensificar el calor de mi sexo femenino, que se extiende por todo mi cuerpo.

—Oh, Abril —murmura lujurioso —. Estás húmeda y lista para mí.

Cambia de posición y sube hacia la altura de mi rostro, me incorporo y lamo su cuello. Oliver coge mis manos y las lleva hasta su miembro varonil, que está duro y preparado para mí. Deja que lo toque con cuidado y lo acaricio.

Él gime y entorna los ojos, repitiendo mi nombre una y otra vez, como si ya hubiera perdido el control por completo. Coqueta y motivada, introduzco su pene en mi boca para chuparlo como a él le gusta. Gime y grita, me agarra de la cabeza y la sujeta con fuerza mientras se mueve.

Cuando para la saca y respira con dificultad, vuelvo ha tumbarme y él me besa con devoción.

—Te quiero, ¿preparada?

—Sí, Oliver.

Y sin más preámbulos, la mete
dentro de mi vagina para comenzar ha embestirme con solidez.

—¡Oh, Oliver!

—Eso es pequeña.

Sus acometidas son profundas y me hacen temblar gozosa.

—Córrete para mí.

Y cuando percibo que ese ardor de mi
sexo femenino crece y recorre mi cuerpo, grito su nombre y él lo hace a su vez, para después dejarse caer a mi lado y besarme con cariño, los dos hemos llegado al orgasmo al mismo tiempo y ha sido perfecto. Acaricia mi nariz y sonrío, al principio reconozco que me dolió, aunque dejó de hacerlo minutos después convirtiéndose en algo magnífico.

Ruborizada suspiro agotada, pero airosa.

—¿Te dolió? —pregunta, arqueando las cejas preocupado.

—No mucho, sólo un poquito.

—Te amo, Abril.

—Te amo, Oliver.

Y con nuestra última declaración, caigo rendida ante el sueño y sus caricias.

[...]

¡Y por fin se hizo la luz! Todos estamos presentes en el vestíbulo de la gran mansión, yo entre lady Dankworth y Oliver, Michael cerca de Rose y Evangeline junto a lord Dankworth. Observo de reojo a
Oliver conteniendo la respiración.
Que roza mis manos con discreción, aprovechando que los demás prestan atención a los nuevos invitados.

Se me eriza la piel y me muerdo el labio inferior acalorada, trago saliva nerviosa y cuando voy ha responder a su gesto, la voz de lady Dankworth me sobresalta.

LA PRIMERA (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora