Mi amiga se queda un día más por cortesía del padre de Michael. Me ha ofrecido preparar de nuevo un baile más y me ha dejado ha cargo de la recepción. Como la primera vez, toca organizar todo ha última hora aunque con la primera experiencia, ya voy perfeccionando los detalles.
Paseo por uno de los tantos pasillos para revisar los últimos detalles, cuando me encuentro a lady Rose, apoyada sobre una pared y secándose los ojos de haber llorado bastante. Cuando se da cuenta de mi presencia, da un respingo y salta hacia un lado alterada.
—¡Lady Abril! —exclama, con la voz entrecortada.
—Hola, ¿estás bien? —pregunto compungida.
Ella apoya un dedo en el mentón dubitativa, pero finalmente asiente a punto de volver ha llorar. Acudo para envolverla en un fuerte abrazo y cuando percibo que deja de estar tensa, me separo para darle espacio. Vigilo que nadie nos vea para darle la privacidad que se merece, y cuando veo la puerta abierta de una habitación cercana, la cojo de la mano y la guío hasta el interior de la estancia, cerrando la puerta tras nosotras con suavidad.
No quiero que nos escuchen, ni nos encuentren.
—¿Por qué esas lágrimas? —digo, entornando los ojos sorprendida —.
¿Lady Evangeline fue brusca contigo?—¡No! De hecho, desde que me hice tu amiga ella me dejó de lado —explica, respirando hondo más pausada —. Es sobre el duque...
Coge un mechón castaño de su cabello y lo echa hacia atrás con timidez.
—¿Y entonces?
—¡Demonios es por ti! —espeta molesta.
Me quedo helada ante sus palabras y la observo alerta, cuando ella gruñe frustrada y comienza ha caminar de un lado a otro indignada. Luego suelta una maldición y después de meditar, vuelve ha estar dispuesta para lo que es obvio, que llevaba mucho tiempo guardándoselo y esperando la ocasión de decírmelo.
Suelta aire y niega con la cabeza decepcionada.
—Intento ser educada contigo, sobre todo por lo que has hecho por mí —me advierte sonando imparcial —. Pero ya no puedo más, desde que has venido el duque sólo te hace caso a ti, no me ha dado todavía ni una oportunidad de conocerme, ¿qué haces para que ocurra eso? Apenas os habéis dirigido la palabra —estalla atónita.
—¿Te puedo ser sincera?
Ella calla aún más sorprendida y asiente con impaciencia.
—Sólo sonreír y ser amable con él —contesto con sencillez, sonriendo al volver ha pensar en él —. Precisamente ir por mi cuenta y olvidar para lo que estoy aquí.
—¿Cómo? ¿te estás burlando de mí? —musita torciendo la boca ofendida.
—¡No! Digo la verdad —insisto tozuda, defendiendo mi versión con firmeza.
—¿Y Evangeline? —puntualiza, haciendo que mi corazón se paralice por un momento.
No había pensado en eso, en porqué con ella tiene citas si ha quedado claro que también está interesado en mí, ¿tendrá dudas? Bueno, yo también tengo dudas ¿no? Hay que ser justos, aunque me duela pensar que la ha besado igual que a mí.
Me muerdo el labio inferior disgustada, y me encojo de hombros agotada emocionalmente.
—No lo sé...
Mi última contestación parece marearla más, avergonzada se cubre el rostro entre sus manos y empieza ha llorar, suspiro aliviada de ver que todo vuelve a la normalidad, y me acerco para rodearla con mis brazos y dejar que llore sobre mi hombro.
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LA PRIMERA (TERMINADA)
Ficción históricaTres damas de alta cuna, tendrán la posibilidad de ser la duquesa de Snowshill, ¿y quizás por qué no enamorarse?