9. Jordan

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— Buenos días.

Entro a la cocina y veo a mis padres sentados desayunando, mamá se levanta en cuanto me ve y pese a que le pedí que no lo hiciera me sirve una taza de café para que me siente junto a ellos.

— ¿Anoche llegaste muy tarde? —pregunta papá antes de meterse un bocado de panqueque a su boca.

— No mucho —contesto y sin poder evitarlo dejo escapar un bostezo.

Anoche no pude dormir bien, se me quitó el sueño pensando que parte de todo lo que dije fue lo que hizo que Salomé se molestará así. Intenté encontrar lo que sea que pude haber dicho, lo que sea que llegó a ofenderla para así poder disculparme, pero no lo logré, porque en realidad no llegué a decir nada, fue ella quien menciono todas las cosas que suponía que pensaba sobre ella, y después de darle vueltas y vueltas a lo que sucedió me quedé dormido.

Y aún no sé bien qué fue lo que sucedió anoche.

Me fijo la hora en el reloj de la cocina y veo que son las ocho.

— ¿Y Salomé? —pregunto al darme cuenta de su ausencia.

— Seguro salió a correr temprano —señala mamá.

— ¿A correr? —no puedo ocultar mi curiosidad.

— Si, a veces lo hace, correr o cualquier actividad que la desgaste físicamente —me explica—, En la clínica le recomendaron que lo hiciera, para mantenerse distraída, la ayuda a despejar su mente —bebe lo que le queda de su café y se levanta—, Ya debo irme, sino se me hará tarde —se inclina para despedirse de papá y luego se despide de mi—. No creo que hoy este en el almuerzo, así que no me esperen.

Una vez que nos quedamos solos con papá, el comienza a hablarme de la banda, del pequeño descanso que estamos teniendo, me pregunta sobre como tenemos tiempo para todo cuando salimos de gira y me escucha con atención mientras le cuento como fue nuestra última gira y todo lo que hicimos.

— Estás viviendo el sueño de tu vida —señala con una sonrisa.

— Si... —contesto algo inseguro—. Es el sueño de todos ¿No?

— Esa no es una pregunta Jory, tienes todo lo que siempre quisiste, lo que todos ustedes quisieron desde que eran adolescentes...

— Y dudaban de nosotros —bromeo.

— Nunca dudé de ustedes, soy su fan desde que iniciaron.

Lo miro con incredulidad, porque ambos sabemos que eso no es cierto.

Cuando empezamos con la banda nadie nos tomó en serio, para todos solo era una etapa más. Creyeron que si no nos decían nada se nos pasaría y encaminaríamos nuestras vidas, esas fueron palabras del padre de Max, creo que fue él quien más en desacuerdo se mostró, quería para Max una profesión seria y formal, como médico o como los padres de Gael, que como condición para que él siguiera en la banda pusieron que paralelamente estudie para ser abogado, como ellos y lo hace ¿Cómo? Aún no puedo entenderlo, pero lo hace jodidamente bien, por otra parte estaban los padres de Sam, quienes simplemente levantaron las manos, ni frio, ni caliente, no lo apoyaron, pero tampoco impidieron que siguiera con lo quería. Y al otro lado, totalmente opuesto a todos ellos estaban los papás de Mauro, quienes no dudaron ni un momento en apoyar los sueños que él tenía, en realidad nos apoyaron a todos, fueron como una segunda familia para nosotros, soportaron tenernos en su casa todos los malditos días tocando, al principio de la manera más desafinada y arrítmica que pudimos haberlo hecho y luego siendo testigos de nuestro proceso. Pienso que si no hubiera sido por ellos, ahora no estaríamos donde estamos...

Una Vez MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora