25. Jordan

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Escucha lo que le digo, pero no responde, voltea un poco más, mirando al otro lado y se queda callada.

— Quiero estar contigo... —confieso—. Y sé que lo que yo siento, tu también lo sientes...

Y espero que diga algo, aunque tengo miedo a su respuesta, lo que más me asusta es la falta de esta.

— Yo no... —intenta decir algo después de varios segundos, pero no termina la oración.

Suspira y se queda en silencio de nuevo, no hay otra reacción más que un corto suspiro suyo.

— Jordan, por favor... —me suplica e evita mirarme a los ojos.

— Pensé que después de... —decido interrumpirme y no continuar.

No voy a obligarla, si quiere irse que lo haga, no la retendré a la fuerza. 

Volteo y busco el botón para quitarle el seguro a su puerta. 

— Puedes salir si quieres...

Ella voltea y me dedica una mirada rápida antes de girar de nuevo hacia la puerta y abrirla.

Se irá.

Después de todo decidirá irse y dejarme aquí. Con una mano sujeto el volante con fuerza mientras intento ordenar todos los pensamientos que están pasando por mi cabeza. Soy yo, el problema aquí tengo que ser yo, porque no le encuentro otra explicación a esto y si es así tengo que saber ¿Por que? 

¿Qué es lo que hace que nunca sea suficiente? 

Tomo aire y decido pedirle una ultima cosa, necesito que me lo diga, quiero entender ¿Por que? 

— Solo quiero que me digas algo —le pido antes de que se vaya.

Se detiene, pero no me mira.

— ¿Qué es lo que hice mal? Porque algo tuvo que pasar o algo hice para que cambiaras así... ¿Qué hice? —pregunto sin poder evitarlo y me aclaro la garganta antes de continuar—. Porque no... Tiene que haber algo mal conmigo, algo que hice y quiero saberlo, por favor...

Ella voltea para verme y puedo notar como sus ojos se llenan de lágrimas mientras niega con la cabeza.

— Jordan, no hiciste nada mal. Es solo que... —suspira y mira hacia otro lado.

— ¿Es solo que, qué? Es que no entiendo, tuve que haber hecho algo... ¿Fue porque dije que eras mi novia? ¿Es eso lo que te molestó tanto? —insisto, necesito saber qué fue lo que pasó o en que me equivoqué— Te dije... Cuando hablamos en la casa de tu abuela, te dije que no te veía solo cómo una amiga ¿Recuerdas? —insto a que se acuerde de esa conversación—. Dios, Salomé no dejo de decírtelo, pero tu... No, está claro que aquí lo que está mal soy yo...

Niega con la cabeza y sube su mano rápidamente para secarse las lágrimas de su mejilla. Y me duele verla llorar, no era lo que quería. Se que ya derramó demasiadas lagrimas en su vida y si  tuviera el poder, haría que nunca más vuelva a derramar una lágrima, ni por mi ni por nada ni nadie...

— No. Tú eres mucho más de lo que esperaba y es por eso que... —gira y quedamos frente a frente de nuevo. Levanta su mano con ternura y acaricia mi mejilla—. No hay nada que este mal contigo.

— ¿Entonces...? No... No puedo seguir así, en este limbo —me concentro en sus ojos, intento buscar la respuesta ahí. La verdadera respuesta. Necesito ver si de verdad hay algo más o si es solo cosa mía. Suspiro y decido preguntárselo directamente—. ¿Quieres que este contigo? 

Una Vez MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora