18. Salomé

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— En serio me parece súper lindo que no se haya movido desde que llegó.

Brisa esta parada junto a la escalera y no deja de ver la mesa en la que Jordan está sentado con su portátil.

— Creo que ya le llevé tres tazas de café —señala y luego suspira dramáticamente—. Yo también quiero eso.

— ¿Tres tazas de café? —le pregunto mientras bajo de la escalera.

— Una historia romántica —me empuja con el hombro cuando estoy parada junto a ella.

Sonrío y me concentro en ver lo que acabo de trazar.

Dibujar fue lo único que mantuvo mi mente tranquila desde que llegamos. Me esforcé en no pensar en la conversación con Jordan, en todas las cosas que me dijo, en cómo entrelazo nuestras manos y lo bien que se sintió ese gesto, fue cómo algo natural, cómo si ese fuese el lugar donde debería estar.

— Solo somos amigos —le corrijo y ella hace una mueca de cansancio.

— Tu sabes que eso no es cierto —sonríe—, él sabe que eso no es cierto, yo sé que eso no es cierto y estoy segura que ellos —señala una mesa donde una pareja está conversando animadamente—. También saben que eso no es cierto.

Me limpio las manos y veo a Julia acercarse con una taza hacia nosotras.

— Mi esposo me mostró el boceto que hiciste —dice y me pasa la taza de café—, Estoy enamorada de la idea —sonríe—, Incluso ya comenzamos a pensar en una remodelación entera. Queremos que todo el café combine con el mural, será increíble.

— ¿Cuál boceto? ¿Por qué a mí no me mostraron nada? —espeta Brisa y su tía le pasa la hoja que les entregué.

Ambas lo ven en silencio, Brisa eleva una ceja mientras Julia le explica cómo planea hacerlo todo; también le dice los colores que se usara y en la iluminación que pensó para el lugar, todo para que parezca lo más real posible.

— Eres realmente buena —dice sin apartar su mirada del boceto—. Dios, de verdad tienes talento para esto.

— No creo que...

— No —me interrumpe Julia—, Si lo tienes.

Ella coloca una mano sobre mi hombro y aunque me esfuerzo por no moverme y quitármela de encima, sé que algo en mi postura o en mi cambio porque Brisa me ve y sin esperar nada se adelanta pasando entre nosotras haciendo que su tía levante su mano. Brisa camina hacia la pared con el boceto en su mano y lo coloca junto a los trazos que realice.

— Hay pintura fluorescente —señala sin apartar sus ojos de la pared que está prácticamente en blanco.

— ¿Qué? —pregunta su tía sin entender a que se refiere.

— Pintura que brilla en la oscuridad —respondo y me acerco a Brisa—, Podemos usarla no en todo el mural, pero si en algunos detalles...

Comienzo a visualizar el océano que quiero pintar, pero poco a poco esa imagen va ocupando más que una sola pared. Esta sería el centro, pero podemos cubrir todo el café, continuar con el océano, por las cuatro paredes...

— El océano es inmenso... —susurro y Brisa voltea para verme.

— Yo puedo ayudar, no soy tan buena cómo tú, pero pintar se me da muy bien...

— ¿Ayudar en qué? —pregunta Julia.

— Es solo una idea, si usted no quiere lo dejaremos solo en el mural. —contesto y ella me mira ansiosa.

Una Vez MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora