29. Jordan

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— ¿Estás molesto?

— No. —contesto y Gael me mira con preocupación, pero no dice nada.

Max entra al elevador y las puertas se cierran dejando la oficina de Lana del otro lado.

Bajamos al piso cuatro.

Piso tres.

Piso dos...

— No estuvo bien lo que te dijo —suelta por fin Max y de nuevo tengo a los dos observándome.

Piso uno...

— Jory...

— No tengo ganas de hablar sobre eso Max —por fin llegamos a planta baja—. Perdónenme, pero no tengo ganas de hablar de nada.

Y las puertas se abren, no doy más explicaciones y salgo dejando atrás a mis dos amigos.

Salgo y la ligera llovizna golpea mi cara, exhalo y voy hacia mi auto que esta estacionado en la acera del frente. Camino rápidamente para evitar tener que encontrarme de nuevo con los chicos, una vez adentro prendo el motor y sin saber bien a donde, comienzo a conducir.

Mi teléfono comienza a sonar, veo el nombre de Lana en la pantalla y silencio la llamada, pasan unos segundos, vuelve a llamar y hago lo mismo, la tercera vez es Bruno quien lo intenta... No quiero contestar, no quiero escuchar lo que tiene que decir, porque en realidad ya lo dijo. Desde que entramos a su oficina y nos enseñó unas fotos mías saliendo con Salomé en mis brazos u otras acomodándola en el asiento de mi coche, supe que esa reunión no terminaría bien.

Dejó en claro lo que piensa sobre que tenga una relación, sé que piensa que estoy cometiendo una estupidez porque no es bueno que salga con nadie en este momento de mi carrera (lo que no dijo, pero estaba claro es que piensa que no es bueno que salga con nadie que no sea su hermana). También se tomó la molestia de señalar lo perjudicial que puede ser para mi imagen que me relacionen con alguien como Salomé, que las personas pueden indagar, que es fácil encontrar esa información y que solo sería cuestión de tiempo para que su pasado salga a la luz; la rehabilitación, las drogas... que nada de eso son cosas para tomar a la ligera y que puede no solo perjudicarme a mí, sino que también a la banda...

Y la escuché, en realidad la escuchamos, Max intento defenderla y Sam lo apoyó, pero todo lo que dijeron fue ignorado por Lana. Yo escuché porque quería saber cuál era el punto de todo eso y en el momento en el que empezó a enumerar los contras de estar con Salomé y decir los tres mil defectos que según Lana, ella tiene, la detuve. Y di por terminada la conversación cuando se le ocurrió decirme que lo mejor es que termine lo que sea que tenga con Salomé...

¿De verdad piensa que puede decirme con quien puedo o no puedo salir?

No sé en que momento comenzó a pensar que tiene control total sobre nuestras vidas.

Está jodidamente loca si piensa que haré caso a lo que me dijo.

Mi teléfono vuelve a sonar. Una llamada más y estoy seguro de que terminaré mandando a la mierda todo y como si tuvieran acceso a mis pensamientos, por fin dejan de insistir.

Escucho las campanas de la puerta al entrar, Brisa que esta frente a un pastel a medio decorar levanta la cabeza y con una sonrisa llama a Salomé.

— Bri no intentaré decorar otro pastel de nuevo... —protesta al salir de la cocina— No sé cuantos necesitas que arruine para que...

Se queda callada mientras su amiga levanta las cejas y mira en mi dirección.

Salomé voltea y no puede ocultar su sonrisa cuando me ve.

Una Vez MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora