Salomé. 20

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20.Salomé

Dejo el lápiz a un lado, me quedo observando los trazos que acabo de hacer y luego me fijo en las manchas negras que tengo en los dedos.

¿Cuál fue el último retrato que hice?

Estoy segura que fue antes de que todo pasara, pero ¿Cuándo?

No soy capaz de recordar la última vez que me sentí tan bien dibujando a alguien, intentando que cada trazo sea lo más cercano a la realidad...

Antes de que pueda limpiarme las manos escucho que golpean la puerta. 

Dos suaves golpes y luego silencio. Me apresuro a guardar mi cuaderno y respiro profundamente antes de acercarme a la puerta, intento disimular mi sonrisa al pensar en el rubio al otro lado de esta.

— Espero no haberte despertado.

Y ya no tengo que disimular una sonrisa que no hay, sino intento esconder mi sorpresa al verla. Raquel sonríe y da un paso entrando en la habitación.

— ¿Estabas dibujando? —pregunta mirando mis manchadas manos. Y voltea buscando en lo que estaba trabajando.

— Sí, no estaba conforme con algunos detalles del océano del boceto para la cafetería —miento y tengo la impresión de que ella lo sabe por cómo me mira.

Camina por el centro de la habitación observando todo y finalmente se sienta en el borde de la cama.

— Sigues con insomnio...

— A veces no logro dormir.

Asiente con la cabeza y espera unos segundos en silencio, antes de hablar de nuevo.

— ¿Jory sabe que tienes problemas para dormir?

Su pregunta me toma por sorpresa y por su expresión sé que esa pregunta ya estaba planeada.

No está aquí solo para comprobar si podía o no dormir, claro, está aquí porque necesita saber más.

— No tendría por qué saberlo —voy al otro lado de la habitación y me apoyo en el escritorio. Cómo si tener esa distancia entre ella y yo fuese a ayudar en algo.

— Pero si son amigos debería saberlo ¿No crees?

— Raquel no...

— Sí, si ya sé lo que me dirás —una sonrisa tensa aparece en su rostro—. Pero los vi y eso responde más dudas que todas las respuestas que intentarás darme.

— Somos amigos.

Deja escapar una risa ahogada y niega con la cabeza.

— ¿Y cómo tu amigo sabe todo? —Me escudriña con los ojos y no espera a que responda—. Jory es una persona maravillosa...

— Y yo no. —concluyo su oración.

— Sally sabes que te quiero mucho, pero Jordan es mi hijo y... —suspira cómo si buscase las palabras adecuadas—. ¿Viste cómo me mira? ¿Lo diferente que es con su padre? Sé que te diste cuenta que no siente lo mismo por mí que por Marcus. Y eso que detesta de mí, también lo odiara en ti... Ahora puede que no, pero... Vi cómo te mira y no lo hace cómo un amigo... Se honesta conmigo ¿Cuánto durará hasta que vuelva a pasar?

Frunzo el ceño al escucharla y niego, pero ella solo me responde con una sonrisa.

— Sé muy bien cómo es esto, llevo décadas pasando por lo mismo. Cariño sé que tarde o temprano volverás y por experiencia sé que cada caída que tengas lastimará a todos lo que tengas cerca, una y otra vez, y cada herida será peor que la anterior.

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