No me das miedo.
Tres días después...
Zymond Mahajan
La vida del mafioso suele ser ruda, sales de una mierda para meterte en otra y es que suceden tantas cosas que no te da tiempo ni de respirar.
Mi hijo está secuestrado, Está secuestrado por los incompetentes que no supieron cuidarlo como se debía, nadie tiene idea de cómo cuidar a alguien que es frágil como Cassian.
Angeline camina desesperada por todos los lugares, nadie dice nada, nadie murmura, nadie es capaz de llegar a mí a decirme en dónde está mi pequeño hijo.
Es el quinto celular que hago estrellar contra la pared lanzandolo desde mi puesto cuando solo recibo un «No sabemos quién es». Las personas no son estúpidas, pero tienen miedo, lo tienen y es notorio cada vez que paso por sus lados asegurándome de que alguna pista tiene que salir de aquí.
Damián camina a mi lado diciéndome no sé que mierda, lo único que sé es que no le estoy dando atención pero asiento con la cabeza haciendole creer que sí.
Estoy Harto de las estupideces de la gente, de que quieran hacerme algo y cedan, conociéndome.
Y a todas estas, solo una persona me llega a la mente. Sabía que ese inútil tenía que ver en algo.
Camino tratando de controlarme hasta llegar a la puerta de su habitación, toco está una, dos, tres veces y no consigo respuesta negandome a lo que mi cerebro me arroja.
Optó por patearla y maldigo cuando mi hermano menor no está.
No está.
Tomo mi celular encargandome de controlar mis ataques de ira y llevo mi celular a mi oreja cuando la llamada sale.
El pitido de este inunda mi cabeza martillandome, porque si no está aquí, eso quiere decir que él es uno de los malditos involucrados en llevarse a cassian.
–¿Zymond?– Así es, he intentado de acabar con esta maldita agonía llamando a mi ex mujer, Briggitte.
Ella es la única que sabe de dónde a dónde se mueve Eros, lo sabe porque su jefe es el principal del clan al que ese traidor se fue, a penas la volví mi mujer siempre estuvo al tanto aún así de todos los movimientos.
–Necesito hablar contigo. –Suelto seriamente y su tono seductor sale a resaltar.
–Cuando quieras podemos vernos, justo ahora tengo un tiempo libre, Por si quieres venir a verme...– Sé el juego que está jugando, Está siendo estúpida, porque Yo la enseñé a jugar.
–Claro, estaré en tu casa en media hora. –Cuelgo sin esperar respuesta, Eros pagará muy caro si tocó a Cassian, demasiado caro.
Camino con seguridad alertando a mis guardias, tomó el silenciador de mi bolsillo izquierdo ajustándolo a la punta de mi arma, la cual mando a guardar.
Angeline anda volviéndose loca, y la entiendo en cierta manera. pero sigue siendo una mujer, de esas que las pica una avispa y lloran hasta dos días después.
Masajeo mi sien junto a mi cabello, me subo a la camioneta blindada pidiendo al momento que arranquen lo más rápido que puedan, media hora es mucho para mí, suelo llegar antes y es algo que Brigitte sabe.
Observo la ciudad y me preguntó que hubiese sucedido si no me hubiese ido con la madre de mi hijo, si hubiésemos estado allí, seguro nada de esto estaría pasando.
Mi cabeza da mil vueltas señalandome culpables al azar, pero siempre caigo en lo mismo. En qué fui yo en dejarlo en manos de quién no sabia cuidarlo ya que Franchesco es un poco idiota en todos lo sentidos posibles.
Los minutos pasan cuando me adentro a la Mansión de mi ex novia, la cual me espera en la puerta casi desnuda. Mis hombres voltean a verla y ya no me enoja que lo hagan, por el hecho de que ella ya no me interesa.
Suelto el cinturón acomodando mi arma y bajo colocándome los lentes, Andrew se baja conmigo mientras caminamos a la puerta que se abre para nosotros, Brigitte no espera más para apegarse a mi brazo tomándolo como si el tiempo no hubiese pasado, pero la suelto dejándole saber que su toque ya no me cautiva, me da asco.
–No me toques y camina tranquila si no quieres que me largue ahora mismo. –Demando.
Sé que el que vino acá fui yo, pero su cercanía es insoportable, él que me haya jodido de la manera en que lo hizo no lo tolero así que camino a paso firme adentrandonos a su despacho. Cierra la puerta con seguro tras nosotros y termino sentándome en el sillón ubicandola con la mirada, se sienta delante de mí y ladeo la cabeza soltando una sola pregunta
–¿Dónde está Eros? –La miro, nunca fue capaz de mantenerme la mirada por mucho tiempo así que al pasar de dos minutos la baja mirándose las manos.
Sus dedos rodean los otros, su nerviosismo es notorio y exhalo tratando de no perder la compostura.–¿Dónde está Eros? –Vuelvo a preguntar y ella alza la mirada.
–No lo sé. – Miente.
– Es absurdo viniendo de ti, que me mentiste por tantos años, el que lo sigas haciendo tan descaradamente, sabiendo perfectamente que te conozco.– Me acomodo en el sillón como si fuese un viejo amigo y sigo observandola.
–No sé nada de él desde que Tú lo dejaste entrar en tu casa, Zymond. – Espeta haciendo que suspire
Me levanto del sillón tomando su mano la cual ella me da sin rechistar, la levanto y acaricio su rostro mientras sus ojos azules me observan, nunca he negado lo hermosa que es. Así que la llevo al ventanal lentamente acariciando su mentón, acerco mi boca a la suya arrastrandome por sus mejillas llegando a su oído, su suspiro se hace llegar y en un movimiento rápido coloco mi arma en su abdomen, dónde ella pueda sentirla y siento como aprieta sus puños.
–Te daré una última oportunidad, si gritas, te mato. Si no hablas, te mato. Si me mientes, te mato. Y sabes que no soy piadoso. –Sonrío un poco mientras ella trata de moverse, hundo más mi arma en su estómago haciendo que chille, llevo mis dedos al gatillo.
–Tienes tres segundos para responder, o disparo. Tiene silenciador y afuera diré que querías dormir un poco, te encontrarán tiesa cuando vengan a verte. –Me río descaradamente en su oído.
–Uno... –Comienzo a contar y no hace falta más para cuando suelta la lengua soltando todo.
–Está en el sur, dónde los nonimos, tiene a Cassian encarcelado, si no llegas en 48 horas, lo matarán. –Suelta casi llorando– Yo no quise participar, te conozco y sabía que ibas a mover cielo y tierra para encontrarlo asesinando al que se interponga en tu camino.
–Lo sabes muy bien. –Suelto el primer disparo haciendo que me mire y doy otro dándole justo en el pulmón.
–Desangrate, que tú no mereces vivir.
Los minutos pasan mientras la dejo acostada, la acurruco cerrandole los ojos haciendo que parezca dormida.
–Descansa, preciosa.
Es lo último que suelto antes de salir, el que se mete conmigo nunca encuentra piedad, y menos si tocan a algo que me pertenece.
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Soy Tu Dueño: PRISIONERA +18 (EDITANDO)
Teen FictionNo te confíes, Nada es lo que parece.