Esa misma noche, los dos hombres habían quedado para verse. Bulma veía a su amigo alistarse para salir. Le miraba con el ceño fruncido y sus brazos cruzados a la altura de su pecho.
—¿Y dices que ha quedado en venir a buscarte?
—Sí —le respondió sin mirarla pues se estaba abrochando el botón del pantalón.
—¿Y a qué hora?
—A las ocho en punto —la miró para buscar con su mirada la camiseta.
—¿Y a dónde iréis?
—No lo sé, Bulma —la miró con el ceño fruncido—. ¿Por qué haces tantas preguntas?
—Porque no me hace ilusión que vuelvas a verte con Goku —se sinceró—. Te ha hecho daño y tu vuelves hacia él. Estás muy loco.
—Bueno, ese es mi problema —frunció su ceño—. Tú mejor concéntrate en tus estudios y ya.
—Veg, no puedo cuando está en peligro de nuevo tu integridad física y... psicológica —se sentó en la cama—. Últimamente te he visto más triste que feliz. Y eso no me gusta.
—¿Y qué pretendes que haga? —Se sentó a su lado.
—Hazte valorar de una vez —le miró ceñida—. Te ha hecho daño. Incluso te golpeó sin motivo.
—Él ya se ha disculpado conmigo por eso.
—¿Y tú le crees al Diablo todo lo que te dice? —Alzó una ceja—. No sabes si te volverá a hacer lo mismo.
—Bul...
—No, Vegeta —se levantó y puso sus manos en sus caderas—. Ya va siendo hora de que te vayas dando cuenta. Ve con más cuidado para variar, no te lances a la mínima que abre sus brazos.
—Te haré caso —resopló. A veces le gustaba esa amiga tan sobreprotectora.
Una bocina se hizo presente dentro del dúplex. Bulma y Vegeta se miraron. El último se asomó a la ventana y pudo ver el Toyota negro. Se fue al armario y agarró una chaqueta de aviador de color marrón oscuro.
—¿Ese coche es el de Goku?
—Sí —respondió el moreno para terminar de calzarse.
—Vaya tío... —Le había cogido aversión.
—Bueno, ya me voy —avisó el peli-flama.
—Ya sabes, ten cuidado y ni se te ocurra hacer algo de lo que te puedas arrepentir —le señaló—. Tú ya me entiendes, estúpido.
—Que sí —puso su móvil dentro del bolsillo de su pantalón vaquero—. No me esperes despierta, ¿vale?
—Vale —gruñó por lo bajo y se despidió de su amigo con un abrazo.
El moreno salió de la habitación y bajó las escaleras para llegar a la puerta. Tomó en mano sus llaves y, de un inaudible portazo, salió de la casa. Goku le esperaba apoyado en el coche mientras fumaba. Vestía con traje formal de color gris oscuro y corbata burdeos. Inspiró el humo en una calada, iluminando con ello la punta del cigarrillo. Seguía con aquellos anillos dorados en sus dedos; embruteciéndolos cual gladiador romano. Vegeta bajó los escalones y caminó hasta él con sus manos dentro de los bolsillos de su chaqueta de aviador. El peli-palmera centró su mirada en él y, al instante, expulsó el humo hacia arriba para decorar el ambiente con el mismo. Era una noche fría, pero no tanto como para morir congelados.
—Me gusta tu chaqueta —le halagó.
—Gracias.
—¿A dónde te apetece ir? —Dispuso el cigarrillo entre sus labios para encenderlo de nuevo con su mechero.
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Your Madness: Delirium [Kakavege Fanfic] #2 ✓
Fanfiction¡¡¡SEGUNDA PARTE!!! Tras la acalorada discusión, el injustificado bofetón y su mala suerte, Vegeta decide irse a Múnich por un tiempo; como un exilio temporal. Allí los recuerdos fustigan su mente, golpean su alma y destrozan un poco más su tortura...