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Tú, maldito bastardo! —Profirió una voz madura al agarrarse de las solapas de su camisa.

Bulma y Turles trataron de evitar que un mal mayor sucediese. El barbudo zarandeó al de tatuajes mientras le maldecía en voz alta.

—¡¿Qué demonios haces aquí?! —Se aferró a la camisa—. ¡LÁRGATE! —Le tiró al suelo.

—¡Papá! —Gritó Vegeta con las pocas fuerzas que le quedaban. Pero no le hacía caso.

—Señor Ouji, deténgase —le pidió el de tez oscura al interponerse delante—. Este no es el momento.

—¡Tú, quítate! —Su ceño estaba al rojo vivo—. ¡Mi asunto es con él, no contigo!

Turles, acongojado, se mantuvo en su puesto. Bulma le acompañó y se puso a su lado; el barbudo no salía de su asombro.

—¿Por qué le protegéis? —Gruñó y añadió—: Es un hijo de puta sin corazón.

—Ya es suficiente, papá —demandó Vegeta tras sentarse en la camilla como buenamente pudo. El de cabellera en forma de flama miró a su hijo.

—¿Cómo que «ya es suficiente»? Por su culpa tú estás así —se acercó a su hijo y lo tomó de los brazos—. ¿Acaso no te das cuenta, Vegeta?

Un quejido se escuchó de los labios del tatuado de tez clara. Se incorporó y con un agudo cojeo se aproximó al barbudo. Vegeta le miraba preocupado, y el mayor de los Ouji embruteció su mandíbula.

—¿Cómo conseguiste entrar? El paso estaba restringido únicamente a los familiares —espetó el maduro.

—Tengo mis medios —dijo con chulería.

—No te hagas el gracioso conmigo, capullo —le encaró—. Quiero que te vayas de aquí.

—No voy a hacerlo. Vegeta me necesita.

—Él no te necesita. Me necesita a mí que soy su padre —acercó su rostro al de Goku. La similitud con Bardock era bastante perceptible; como dos gotas de agua.

—Es mi pareja, señor Ouji —puso sus manos en puño.

—¡Qué pareja ni qué nada! —le dio un leve empujón—. Vosotros no tenéis un futuro ni como conocidos, afróntalo de una vez.

—Papá —le llamó en voz baja el malherido peli-flama.

—Usted no tiene ningún tipo de gobierno sobre Vegeta.

—¿Y te piensas que tú sí? Já, no me hagas reír —se cruzó de brazos. La discusión se iba avivando entre los dos.

Vegeta volvió a llamar a su padre, pero ni caso.

—Vete de aquí —le ordenó volviendo a su ruda voz.

—Oblígueme —dijo envalentonado haciendo que el barbudo gruñese enojado.

—¡Vosotros dos, basta! —Bramó Vegeta. Aquéllos seguían mirándose con desdén—. Por favor, no sigáis.

Vegeta (padre) se resignó y le hizo caso a su hijo, mas en su interior las ganas de partirle la cara al hijo de Bardock eran innumerables. Lo mismo pasaba con Goku, quien quería dejar a su suegro en su sitio. El menor de los Ouji suspiró y, mareado, recostó su cabeza encima de las almohadas. Bulma se acercó a él y, con delicadeza, acarició sus cabello.

—Ey —les alertó—, Vegeta no se encuentra bien. No podéis estaros peleando en una situación como esta —arrugó su ceño—. Señor Ouji, tanto usted como yo no podemos ver a Goku, pero ahora mismo no precisamos de malos rollos —le aconsejó. El nombrado suspiró con rabia.

Your Madness: Delirium [Kakavege Fanfic] #2 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora