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Ginza, Tokio.

Después de su romántico (y muy lascivo) fin de semana en Sapporo, Vegeta se encontraba vigilando las puertas de la entrada del Helles' Galleries. Era un novísimo centro comercial inaugurado hacía unos escasos meses. El actual guardia de seguridad estaba vestido con un traje formal de color negro, camisa blanca del mismo estilo y una corbata verde pino de seda. Nada se escuchaba por el pinganillo, por lo que podía estar tranquilo.

El día de la entrevista había sido muy tranquilo, pues le recibió la jefa de todo el complejo empresarial; la señora Clara Helles . Era una mujer bastante joven a pesar de la edad que ya tenía. Su voz era madura y no dudaba sobre sus decisiones. Ella era una mujer de piel bronceada de redondos ojos verdes, que se acentuaban con el color azul de su sobra de ojos y sus pestañas embadurnadas de rímel caro. Le acogió con bastante cariño y, al día siguiente de su entrevista, consiguió el trabajo; aunque también es verdad que su padre le ayudó a conseguir el empleo, pues Vegeta no sabía de la existencia de dicho centro de ocio.

El peli-flama miró a los adentros del centro. Era bastante iluminado y lleno de tiendas de bisutería y casas de moda de reconocido prestigio. La señora Helles no se andaba con pequeñeces a la hora de destacar en la dispendiosa zona de Chuō. Volvió a dirigir su mirada al exterior de la enorme puerta rotatoria de cristal. Ya se estaba haciendo de noche, y en pronto sonaría por el megáfono el aviso de cierre. No había sido un día lleno de aventuras, pero era tranquilo (mucho más que Frieza's Industries, eso estaba claro). Un hombre rubio, con sus cabellos en punta y dos mechones sobre su frente, se acercó a Vegeta. Llevaban la misma vestimenta, pues eran compañeros de trabajo. Él tenía ojos verdes y unas ligeras marcas en su mejilla.

—¿Todo bien por aquí, Vegeta? —Preguntó el rubio de cabello corto.

—Sí. Por el momento todo bien.

—Me alegro, pensaba que necesitabas ayuda. Ya sabes, eres el nuevo y muchos te van a tomar por el novato.

—Ya, lo sé... Me ha pasado.

El rubio de dos mechones sonrió.

—¿Ya has trabajado en esta profesión antes?

—Sí, hace varios meses atrás.

—Eso es estupendo, entonces no necesitas de mis consejos.

—Muchas gracias por preocuparte, Han  —agradeció el moreno con sus manos todavía detrás de su espalda.

—No hay de qué —le guiñó un ojo y se puso a su lado.

Era bastante alto, pero podía mirarle perfectamente a la cara sin necesidad de estirar demasiado su cuello. Su cuerpo era tocho, se notaba que iba al gimnasio.

—¿Cuánto llevas trabajando aquí? —Cuestionó Vegeta.

—Hace poco más de tres meses. Yo fui el primero en entrar a trabajar cuando se inauguró el recinto.

—Vaya, todo un veterano.

—Ja, ja, supongo —le miró con una sonrisa pequeña pero plena.

—Me imagino que habrás estado solo hasta mi llegada, ¿no es cierto?

—Pues sí. Ha sido una tortura —afirmó—. ¿Dónde vives?

—En Shinjuku.

—¿Vives solo?

—No, con una buena amiga.

—Oh, comprendo. ¿Y tienes pareja?

Vegeta se sonrojó ante la pregunta. No sabía que responderle.

Your Madness: Delirium [Kakavege Fanfic] #2 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora