Después de un largo día en el trabajo y que su cabeza no pudiese dejar de pensar en otra cosa que no fuera el vídeo que había visto, el moreno se disponía a recoger sus pertenencias de la sala de empleados. Agarró su móvil y lo puso en volumen alto para poder tomar la llamada de su padre, pues pronto le llamaría al finalizar su jornada.
Sus ánimos estaban por lo suelos, no se sentía bien. Estaba triste y sin vida, no parecía él. Cerró su amplia taquilla y salió del cuarto acompañado de Han, quien ya tenía sobre su hombro su mochila antirrobo.
—Ey, Vegeta —le llamó y éste, mirándole porque no le quedaba de otra, se paró—. ¿Estás bien? Te noto apagado.
—S-Sí..., sólo no he dormido bien —se excusó.
Han frunció levemente su ceño.
—¿Estás seguro? No quiero pensar que me estás mintiendo.
—Hazme caso, no lo hago.
«Mentiroso, él no se merece esto. Se está preocupando por ti» se abroncó a sí mismo desde lo más hondo de su consciente. Tragó saliva y, suspirando hondo, volvió a hablar.
—Bueno..., en realidad si me pasa algo.
—¿Qué es lo que te pasa? —Preguntó el rubio acercándose a él. Puso una mano dentro del bolsillo de su pantalón de trabajo y con la otra agarró el asa de su mochila.
—Estoy pasando por una crisis de pareja —se sinceró.
—¿Con el chico que estabas conociendo? —Vegeta asintió—. Joder, lo siento mucho.
—No es nada. La vida es así —dibujó una triste sonrisa pequeña—, ahora toca seguir hacia delante.
—Oye, hablas como si todo se hubiese acabado —dijo Han saliendo por la puerta junto al moreno—. Todavía puedes arreglarlo con él. Intentad hablarlo.
—No se puede arreglar, Han, ya lo he asimilado.
—Vamos —se puso frente a él—, no seas tan pesimista. Si os gustáis, podéis buscar la manera de...
—No, Han —le detuvo—. Me ha puesto los cuernos, no puedo perdonar tal cosa.
El rubio de ojos verdes se quedó estupefacto al saber la razón.
—L-Lo siento, no sabía... —Dijo el voz baja.
—No te lamentes, no ha sido culpa tuya —se cruzó de brazos para dirigirse al metro. Han alzó una ceja y, tomándole del brazo, le hizo parar.
Vegeta, quien se había metido en su mundo, le miró al ver que era detenido.
—¿A dónde vas?
—Al tomar el metro. No he traído el coche hoy —dijo Vegeta.
—Si quieres, puedo llevarte a casa. Mi moto está aparcada a pocos metros.
El moreno sintió un leve cosquilleo dentro de su dermis. Últimamente estaba más caliente que de costumbre; y se sabía que era porque Goku no le había dado su ración de sexo como acostumbraba.
Tragó saliva y desvió la mirada, pues tampoco quería ceder a sus instintos bajunos con cualquiera.
—N-No te preocupes, puedo ir solo. Mi casa no queda tan lejos de aquí.
—Ey, no seas tímido. Si piensas que es porque me molestas, olvídalo —sonrió el rubio de cejas rectas—. Me agrada tu compañía.
Vegeta le miró con ojos grandes y su boca entreabierta, dejando escapar un suspiro.
ESTÁS LEYENDO
Your Madness: Delirium [Kakavege Fanfic] #2 ✓
Fanfiction¡¡¡SEGUNDA PARTE!!! Tras la acalorada discusión, el injustificado bofetón y su mala suerte, Vegeta decide irse a Múnich por un tiempo; como un exilio temporal. Allí los recuerdos fustigan su mente, golpean su alma y destrozan un poco más su tortura...