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Abrió la mampara de la ducha para agarrar la toalla que estaba encima de la tapa del inodoro, dejando caer las pocas gotas que resbalaban de su brazo a la alfombrilla color crema. Secó su cabello y rostro y, con cuidado, pisó la alfombrilla para frotar sus pies en ella y así quitarles la humedad.

Llevó la toalla a la parte posterior de su cabeza y la rascó para que ésta se impregnase del agua que descansaba en sus cabellos. Después la desplazó por su húmedo y escultural cuerpo para, a continuación, dejarla en la tapa del váter y subir sus pies en ella; cuando ambos estuvieron secos, agarró su slip y se lo puso, pudiendo así abandonar el baño.

La televisión estaba encendida y daban los programas de entrenamiento nocturnos. La voz de la mujer que lo presentaba resonaba en la habitación con fuerza, sin dejar de ser dulce y serena. Vegeta se sentó en el bordillo de la cama mientras escucha el noticiero y abría las puertas del armario. No sabía que ponerse para esa noche y desconocía el lugar al que iban a ir.

Dejó sus manos abiertas en la cama y se relajó para pensar el atuendo. Jugó con sus labios mientras sus ojos recorrían el interior del ropero como si fuera el logotipo del DVD en la negra pantalla de reposo. ¿Debía de ir formal o informal? Si iba formal a lo mejor daban un paseo y haría el ridículo, en cambio si iba informal daría la casualidad de que irían a un restaurante pijo y haría de nuevo el ridículo, y mucho más con las miradas de los comensales sobre él.

Resopló y negó con la cabeza. Alguien tocó la puerta y Vegeta miró para ella desconcertado. Luego miró la pantalla de su móvil y observó que todavía eran las diez menos cuarto, por lo que desechó la idea de que quien estuviese llamando fuese Goku. Se levantó y, antes de abrir, arropó su cuerpo con un albornoz que había doblado en el interior del ropero. Giró el pomo y, allí de pie vestido igual que él y calzando zapatillas de estar por casa, se encontró al magnate con una botella de vino y dos copas de cristal en la otra.

—Kakarot... —Susurró.

—¿Puedo pasar?

—Habíamos quedado a las once, ¿qué es lo que haces aquí?

—Antes de ir a nuestra salida, quiero cenar contigo —dijo con aquella sonrisa curva—. ¿Tienes hambre?

—No mucho, he comido hace poco —se excusó dejando sus manos en el filo de la puerta.

—¿Ya has cenado?

—No, sino que me comí el sándwich que dejé a medias está tarde.

—Bueno, eso no era nada —él seguía fuera.

—Vamos, pasa —le hizo un hueco y le permitió el acceso.

—Muchas gracias.

Habitó el cuarto y dejó la botella de vino encima de la mesita de noche junto con las copas de cristal a un lado. Vegeta cerró la puerta en un leve golpe y se quedó en ella mientras miraba la espalda del más alto, al igual que sus fornidas y suaves piernas.

—¿Por qué tienes el armario abierto? —Le preguntó sentándose en el bordillo de la cama.

—Estaba buscando algo que ponerme para esta noche pero como no sé a dónde iremos, pues me resulta difícil decidirme.

Vegeta caminó de brazos cruzados hasta él y también se sentó muy cerca suya.

—Ve cómodo.

—Qué raro, siempre sueles decirme que vaya formal.

—En esta ocasión no es necesario —sus miradas se interconectaban, pudiendo transmitir los recuerdos que vivieron hacía tiempo.

—¿Por qué has traído vino?

Your Madness: Delirium [Kakavege Fanfic] #2 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora