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Terminó de secarse el cabello mientras descansaba su cuerpo sobre la cama. Vestía un albornoz y andaba descalzo para poder poner sus piernas en alto. Aquel colchón de hotel era comodísimo, algo que sus pies agradecían en demasía.

Llevó sus manos a su cuello y lo masajeó lentamente notando las gotas de agua que resbalaban por su nuca debido a la humedad de su cabello. Cerró sus ojos y trató de destensar su trapecio, el cual le dolía a horrores. Un cuerpo se sentó detrás de él, dejando sus brazos a cada lado del suyo; sintió unos labios besar su nuca y unos traviesos dientes que querían morderla.

Vegeta se centró en los tatuajes de aquellos brazos y, llevando sus manos a aquellas que venosas se apoyaban sobre el colchón, los acarició suave y dulce.

—¿Ya te has duchado?

—No, estaba hablando por teléfono —se mantuvo besucón—. Y me parece muy feo que no hayas esperado por mí.

—Lo siento, no pensaba que quisieses tomártela conmigo —ladeó su rostro para poder mirarle.

—Si es contigo, siempre quiero —le mordisqueó los labios.

—¿Con quién hablabas?

—Con Raditz.

—¿Sobre qué?

—Para saber por cuánto tiempo iba a estar de baja por paternidad.

—Seguramente por este mes —se miraron—. ¿No te emociona tener ya a tu sobrina?

—Sí, es muy pequeña y linda —dibujó una curva pequeña en sus labios.

—Pues sí —bajó la mirada y, valiente, preguntó—: ¿Has sabido algo de tu padre?

Su rostro se tornó serio.

—No, y mejor que siga así. No quiero verle —expresó con descontento.

—¿Y tu madre...? ¿Ha estado mejor?

—Todavía está destrozada —desvió su mirada al ventanal del hotel—. Casi no hemos hablado.

Atrajo a Vegeta hacia su pecho, dejándole descansar sobre él; éste lo abrazó por la cintura, queriendo reconfortarle en parte. Levantó su rostro para mirar su mentón, el cual estaba embrutecido a causa de su estado de ánimo.

—¿No has ido a visitarla?

—No. No he tenido las fuerzas necesarias para hacerlo.

—¿Habéis discutido a raíz de...?

Goku negó con la cabeza.

—Simplemente hemos decidido distanciarnos.

—Pero ella te necesita más que nunca, Kakarot.

—Yo le hago mal —descendió su mirada—, es mejor dejar las cosas como están.

Vegeta pestañeó y acalló su voz para no darle más vueltas al asunto. Se encogió en la cama, dejando fluir sus caricias en los costados ajenos. Con mirada triste posada en algún rincón de la habitación, escuchó los lentos latidos del corazón del tatuado; se escuchaban como caballos de tropas llegando con paso fuerte hasta su meta, iban despacio a su destino pero con actitud.

—Todo se ha vuelto una mierda, Vegeta —afirmó en un mascullo.

El nombrado se apartó de su cuerpo, dejando sus manos en los pectorales cubiertos por aquella camisa blanca que no se había quitado sino desabotonado hasta la mitad de su abdomen.

—¿Por qué dices eso? —Frunció su ceño.

—Tengo mis razones —le miró sin brillo—. La vida son instantes, segundos casi. Antes iba todo de maravilla... y ahora mírame, de nuevo en la misma agonía del pasado.

Your Madness: Delirium [Kakavege Fanfic] #2 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora