Hospital General Universitario Gregorio Marañón.
El Retiro, Madrid.Con sus manos tapaba su cara mientras escucha los pasos veloces de los enfermeros que caminaban por ahí. Portaban recetas médicas, diagnósticos, medicinas, carritos con comida para los hospitalizados, entre otras cosas. Tratando de calmar su respiración después de llorar, Vegeta se sentó adecuadamente en el banquillo azul de la sala de espera y tragó saliva al cerrar los ojos. Su cabeza iba a estallar en cualquier momento.
Su móvil le alertó de la poca batería que tenía y chasqueó la lengua maldiciendo el no haberlo puesto a cargar. Para colmo, su padre le estaba llamando. ¿Qué estaba haciendo despierto a esas horas? Aceptó la llamada y se colocó el dispositivo en la oreja.
—Hola, papá.
—Hola, hijo —saludó a través de la línea—. ¿Qué haces despierto?
—M-Me he despertado porque me has llamado —mintió aparentando estar recién despierto.
—Ya decía yo… Escucha, ya he solucionado el problema que tenía aquí. En unas horas tomaré el vuelo para volver a casa.
«Ahora comprendo» se dijo el moreno en la mente.
—Eso es genial, papá.
—Bueno, sólo era para decirte eso.
—¿Y no era mejor mandarme un mensaje?
—Sí, pero…
«Doctor García, por favor, acuda a box cuatro. Gracias» se escuchó por el megáfono del techo. Vegeta se tapó la cara.
—¿Qué ha sido eso? —«Mierda, ¿y ahora qué me invento?» pensó.
—N-Nada, es la televisión. La acabo de encender.
—¿A estas horas? —Se notaba su desconfianza.
—Papá, tengo poca batería en el móvil y tengo que dejarte.
—Pues ponlo a cargar.
—E-Eh, es que mientras hablo no carga bien y necesito que lo haga.
—Pero, eso no… —El barbudo no pudo terminar debido a que el moreno le colgó el teléfono. Su batería estaba en mínimos.
Se levantó y, caminando hasta la sección de información, se abrazó a sí mismo. Una muchacha entradita en carnes miró a Vegeta por encima de sus pestañas con sus grandes ojos verdes.
—Buenas noches —saludó ella—. ¿Necesitas algo?
—E-Eh, sí… ¿Tendrías de casualidad cargador de iPhone?
—Sí —mostró una sonrisa cálida que ocultaba sus dientes—, ¿qué modelo es?
—Siete plus —dijo mostrándolo.
—Estupendo, qué casualidad que tenemos el mismo —comentó sacando de un cajón una regleta para conectarla a la corriente—. ¿Quieres dejármelo?
—Claro —se lo entregó—. Si llama alguien, no dudes en decírmelo. Estaré por aquí.
—No te preocupes, eso haré —conectó el cable a la clavija de carga. El móvil se encendió—. Ya está cargando.
—Muchas gracias.
—De nada.
Vegeta se alejó del puesto de información y caminó hasta el banquillo azul en el que estaba sentado. Apoyó la cabeza en la pared y miró a las demás personas que le acompañaban cabizbajos e impacientes. Una mujer, ya mayor, quitaba sus lágrimas con un clínex mientras su marido la abrazaba. Sentados en un sofá de terciopelo azul y al lado de una maceta blanca con una planta de interior de medio metro, parecía que la pareja aguardaban al doctor que tendría que salir de aquel quirófano.
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Your Madness: Delirium [Kakavege Fanfic] #2 ✓
Fanfic¡¡¡SEGUNDA PARTE!!! Tras la acalorada discusión, el injustificado bofetón y su mala suerte, Vegeta decide irse a Múnich por un tiempo; como un exilio temporal. Allí los recuerdos fustigan su mente, golpean su alma y destrozan un poco más su tortura...