Prólogo

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Escocia, 1764.

Un hombre de cabellos color sol camina tembloroso sobre el suelo costero irregular mientras balbucea sinsentidos. Sus ojos azules sin brillo ni vida miran hacia delante, sin ver a donde va. Sus piernas fallan y cae sobre el afilado suelo, haciéndose daño. El hombre se vuelve a levantar, sin percibir el frío viento del norte.

No escucha los gritos de la mujer que corre hacia él, llamándolo desesperadamente. Paso a paso, el hombre llega al final de la costa y deja su cuerpo caer al borde del acantilado, directamente al embravecido mar.

—¡No! ¡Evaaaaaan!

La mujer pelirroja no llega lo suficientemente rápido para salvar a su amado de su muerte. Sus sollozos se escuchan sobre el sonido del mar embravecido rompiendo contra las rocas.

El dolor la llena y no puede pensar con claridad, quiere ir detrás de su amado pero las raíces de árboles sujetan sus pies, impidiéndole llegar hasta el final del camino.

—¡Suéltame, quiero ir con él! —grita la mujer desesperada.

—No puedes —una voz tranquila y femenina se escucha en el viento.

—Déjame ir, por favor —su voz rota y llena de dolor es ahogada por los sollozos.

—Tranquila —la dueña de la voz, una alta mujer de cabellos del color de la luna y orejas largas y puntiagudas se acerca a la mujer en el suelo.

—Tienes un largo camino por delante —acaricia maternalmente su cabello mientras le canta en una lengua extraña.

—Duerme por ahora, lirio salvaje. Tus heridas sanarán y te levantarás nuevamente, esa es la fortaleza de los humanos.

***

Buenaaaaas. Aquí empieza una nueva historia.
Un prólogo corto, pero intenso. Espero que les guste.
Publicaré capítulos los jueves y sábados.

La bruja de los sentidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora