Capítulo 18

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¿Sabes lo peor de estar embarazada?

La insatisfacción. Nunca estoy satisfecha.

Como hasta reventar y sigo con hambre. Voy al baño y 5 minutos después quiero ir de nuevo. Y no hablemos de mi apetito sexual, me toco varias veces al día hasta llegar al orgasmo pero nunca es suficiente, quiero MÁS.

Y aquí estoy, sentada frente a la encimera de la cocina, comiendo. Porque como ya dije, nunca estoy satisfecha.

Al final, no he tenido que ir a Altana (por suerte para mí), Elen ha transportado la casa a un lugar cercano a un portal (lugares donde la magia es más abundante y concentrada, haciendo que ambos mundos se conecten) y la magia de este lugar es suficiente para mantener a mi bebé.

–Shea– esa es ella, que me está cuidando desde anteayer, que llegó aquí.

–¿Qué pasa?– pregunto con la boca llena.

–Tienes un invitado–

–¿Eh?– levanto la vista con la boca llena y veo el cuerpo grande de Shane apoyado en la jamba de la puerta, mirándome con una sonrisa preciosa en los labios.

–Hola, extraña–

Me quedo mirándolo como una idiota, con la boca entreabierta y llena de pan sin saber que decir. Y cuando trago ocurre lo inevitable. Me atoro con una miga de pan y empiezo a toser como una loca lanzando migas como si fuera confeti en un cumpleaños.

Shane se acerca rápidamente y me golpea la espalda hasta que puedo respirar sin resollar.

–¿Qué haces aquí?– pregunto antes de tomar un trago de agua.

–He vuelto– me da un beso húmedo y profundo mientras sus manos recorren amorosamente mis caderas y nalgas, le gusta mucho tocarlas y apretarlas. Y yo me pongo cardiaca al tener sus manos en mi cuerpo después de varias semanas deseando el contacto con alguien más.

–¿Por qué?–

–Tu amiga, maestra o lo que sea, me visitó en un sueño y me dijo que nos necesitabas– pone su nariz en mi cuello e inhala profundamente, para quedarse con mi olor.

–¿Elen te visitó en un sueño?– sueno tan incrédula como me siento. Ella no suele usar esa magia a menos que sea absolutamente necesario.

–Sí. ¿Tú estás bien? Ella dio a entender que estabas mal– pasea sus manos por mi cuerpo para asegurarse que estoy bien.

–Lo estaba, pero ya estoy mejor–

–Bien– le beso mientras lo conduzco hasta el sofá donde hicimos el amor los tres por primera vez.

–¿Qué has hecho estas últimas semanas?–

Y procede a contarme la travesía. Como viajaron él y Kai hasta que separaron sus caminos al llegar a Europa. Shane fue a Noruega, se presentó ante los líderes de su especie y aprendió cosas nuevas.

Socializó y conoció nuevas personas. Me dijo sobre el incidente con la hembra que quiso tocarlo y me puse celosa, de una manera muy enfermiza. Incluso pensé en ir a buscarla y cortarle las manos a esa mujer por tocar lo que es mío.

También informó sobre la muerte de su familia y les hicieron una ceremonia de despedida.

Mencionó que estaba relacionado con un vampiro y una bruja. Y se sorprendieron, porque nuestras razas no se mezclan demasiado.

La realidad es que nos mantenemos lejos los unos de los otros, quizás eso debería cambiar.

Llegando al final de su relato me entra hambre de nuevo y me trago una tina de helado de vainilla mientras termina de hablar:

–Esa elfa me visitó en sueños y…– Elen sale de la cocina, donde está haciendo… quien sabe qué y lo interrumpe.

–Ey, esta elfa tiene nombre–

–… yo avisé a Kai, que por alguna extraña razón no cogió el teléfono– y Shane sigue hablando, ignorándola por completo. Y ella se va sin decir una palabra.

–Estaba ocupado– el vampiro en cuestión habla con tono sarcástico desde la puerta de entrada. Su ropa, negra como siempre, está arrugada, y su pelo largo está revuelto.

–¡Amigo!– Shane se levanta y le da un buen abrazo, con palmadas en la espalda, muy macho todo.

Al terminar de abrazarse el vampiro se acerca a mí, me abraza y me da un beso lleno de ternura.

Al fin, los dos están de vuelta. La tensión que estaba enrollada alrededor de mi corazón desaparece.

–¿Qué te pasa? Te noto diferente, es tu magia– frunce el ceño al hacerme un sondeo mágico.

–Estoy embarazada–

Silencio absoluto. Me encanta mi habilidad para dejarlos anonadados y sin palabras.
Kai pone las nalgas en el suelo y Shane se sienta a mi lado.

–Vaya, ¿estas segura?– esas palabras vienen de Shane.

Le miro con una ceja arqueada mientras le doy una cucharada al helado de chocolate, la última cucharada de una tina de un litro y medio, que me he comido en los últimos 10 minutos.

–Vale, estás segura–

–¿Cómo te sientes?– esta vez habla Kai.

–Bien. Pero la semana pasada fue una agonía, pensé que me moría–

Ese comentario los hace revolotear alrededor mío, preocupándose. Y son muy tiernos pero…

–Basta, la agobian– Elen, mi salvadora, hace acto de presencia con una bandeja.

Le da a Kai una copa con sangre (esperemos que sea la mía), un vaso de agua a Shane (¿por qué agua?) y a mí me da un vaso trasparente con un líquido desconocido y de color oscuro en su interior (no quiero saber que es).

Me lo tomo sin respirar e inmediatamente después un calor delicioso se expande por mi cuerpo. Magia pura. Estimulante y excitante.

–Me voy a casa, sabes lo que tienes que hacer– la elfa me besa la frente, se despide de los chicos y desaparece fuera de la casa.

–No me gusta esa mujer– Shane no puede superar su animosidad.

–Lo sabemos– decimos Kai y yo al unísono.

–Kai, ¿por qué has llegado tarde?–

Se me encoge el corazón de miedo cuando explica el secuestro y la situación mortífera que evitó por pura suerte. Aunque la suerte no tuvo nada de qué ver. Elen lo hizo, ella llamó a Vlad (siempre han tenido muy buena relación) y le pidió que interviniera. Otra cosa que le debo.

–¿Qué pasa?–

–Elen llamó a Vlad para que te ayudara– no hay razón para mentir.

–Wao. Tengo que agradecérselo– dice Kai con cara pensativa.

–Chicos, gracias por volver– ambos me miran con expresiones confundidas.

–Shea, nosotros te amamos. No hay otro lugar para nosotros, que a tu lado– las palabras de Shane me hacen muy feliz.

Unas lágrimas de felicidad se escapan de mis ojos.

–Tenías razón, necesitábamos poner nuestros asuntos. Para venir a ti sin cargas o responsabilidades y estar a tu lado– Kai habla con la voz cálida y amorosa, al igual que sus ojos.

El par de lágrimas se convierte en una cascada y los abrazo fuertemente a ambos, para recordarme que están aquí. Y nunca más se irán.

***

Wiiiii. Un final de capítulo bonito y emotivo.

El sábado nos vemos con un nuevo capítulo.

Hasta entonces 🤗🤗🤗.

La bruja de los sentidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora