Capítulo 12

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–Es la hora–

Shane y Kai se colocan sobre un gran círculo mágico, tienen los ojos vendados para evitar inconvenientes. Yo me siento sobre mis nalgas con las piernas cruzadas frente a un caldero sobre fuego.

Eagan y Pian están en el tejado de la casa preparados para intervenir si ocurre algo.

La luna sale y el círculo empieza a brillar. Yo repito el cántico que me he aprendido de memoria para este hechizo mientras pongo todos los ingredientes, según la receta en el grimorio. Una hora después estoy ronca por cantar y cansada por la constante pérdida de magia.

–No se pueden salir del círculo o todo lo que hemos hecho hasta ahora será en vano–

–¿En serio tenemos que estar aquí toda la noche?– Shane tiene cara de niño frustrado.

–Es lo que hay–

Pasan tres horas y todo se mantiene en calma, provocándome incertidumbre.

¿He tomado medidas por nada?

¿Makal no aparecerá?

No lo sé, pero mejor prevenir que lamentar. Cuando los chicos estén bajo mi techo, a salvo, este mal presentimiento se irá. Solo debo esperar…

–Mmmm, ¿qué tenemos aquí?– una voz fría como el hielo y conocida habla cerca de mi oído.

Puta mierda. Lo atraje con el pensamiento.

–Makal, asumo– me doy la vuelta para ver la figura femenina de la que sale esa escalofriante voz. Es diferente a la última vez que los chicos lo vieron, es como si cambiara de cuerpo.

–Asumes correctamente, señorita– camina a mi alrededor como un cazador ante su presa, pero no retrocedo, debo mantenerme firme.

–¿Prefieres té o café?–

Estúpida. Esto no es una reunión de negocios, tienes que atrapar a este tipo y hacerlo pagar por sus fechorías.

–Té–

Chasqueo los dedos, haciendo aparecer dos sillas con una mesa baja, con té y galletas. Nos sentamos en extremos opuestos y bebemos el té como viejos conocidos. Y lo único quiero hacer ahora es saltar sobre él/ella, para destrozarlo por el daño que le has causado a mis chicos.

–¿Qué haces aquí?– pregunto porque ya no puedo con el silencio.

–Vine a ver a mis subordinados– toda esta situación me está haciendo enfadar, pero tengo que aguantarla un poco más.

–No serán tus esclavos por mucho tiempo–

–Has hecho un buen trabajo, mujer. Eso te lo concedo–

–No quiero nada que venga de ti. Solo quiero exterminarte– mi voz se endurece.

Se ríe con sonoras carcajadas, pero incluso eso, que usualmente es muestra de alegría, suena como una amenaza.

Una advertencia que pesa sobre Kai, Shane y sobre mí. Por suerte ellos están lejos y no pueden ver lo que está pasando.

–¿Se puede saber la razón de tanta hostilidad?– dice después de beber un sorbo de té y relamerse.

–Eres un ser sin compasión o escrúpulos, y egoísta que utiliza al resto del mundo para cumplir sus objetivos. Y estoy segura que has matado, torturado y utilizado a muchos además de a Shane y a Kai. Por esas razones no quiero que vuelvas a acercarte a ellos–

–¿Los quieres para ti?–

–No. Quiero que sean libres. Suficiente daño les has hecho ya–

–Está bien. Ya no los necesito– dice con una sonrisa siniestra.

La bruja de los sentidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora