Capítulo 4

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Debería sentirme culpable, pero no puedo hacerlo.

Estoy en la bañera, tomando un baño de espuma mientras bebo vino, pensando en los acontecimientos de la última semana.

Pensando en el pasado, en el presente y en el futuro.

Pensando en dos hombres y el destino que les depara.

Sinceramente, creo que son buenos y están siendo coaccionados para hacer el trabajo sucio de alguien más. Necesito saber más, establecer el grado de amenaza que representan y la situación actual.

Y, por sobre todo, quiero volver a mi vida tranquila, sin peligro e intrigas.

El timbre suena y quiero sumergirme en el agua de la bañera y no salir. Desde aquí puedo sentir las presencias de Kai y Shane en la entrada. El timbre suena varias veces más antes que me digne a salir del agua, me pongo mi corta bata de seda sobre el cuerpo mojado y camino con parsimonia hasta la puerta principal.

Al abrir la puerta me llega el olor a macho enfadado, lo cual me excita y me sorprende a la vez. Mi libido lleva un par de años por el suelo, ni siquiera me han entrado ganas de darme una alegría yo sola.

Estos dos me han despertado de nuevo, quizás debería darles una recompensa por eso.

No han dicho palabra porque ambos están mirándome embobados. Shane mira el borde la bata que me llega a mitad de los muslos, mientras Kai mira mi cuello y escote. Tengo el cabello está recogido, pero algunos mechones se escaparon del moño y están rozando mi cuello, la mirada hambrienta de estos hombres me está calentando el cuerpo.

–Buenas noches chicos, pasen– abro bien la puerta permitiéndoles la entrada. Al cerrar la puerta veo que están parados en medio de la sala sin moverse mientras miran todo alrededor con caras de asombro.

Sé lo que ven, una casa grande y exquisitamente decorada, con colores marrones y verdes, con amplias ventanas, muebles de calidad estratégicamente colocados para dar armonía, las plantas interiores refrescan el ambiente y los adornos, junto a la alfombra oscura que cubre el suelo. Todos esos elementos sumados crean un ambiente acogedor.

Mi hogar.

Les señalo con la mano un sofá de tres plazas de terciopelo verde bosque mientras me siento en un sillón de igual tapicería cerca de la ventana.

–¿En qué puedo ayudarlos?–

–Tengo entendido que mi compañero te comentó algo que no debía y he venido a pedirte que lo olvides– Kai habla mientras Shane mira al suelo con aire de culpabilidad.

Levando un dedo para pedir silencio y sentir sus presencias en profundidad, al parecer no estamos siendo vistos ni escuchados. Mucho mejor.

–Puedo ayudarlos, pero necesito saber a qué me enfrento antes de arriesgarme–

–No necesitamos tu ayuda, encontraremos lo que vinimos a buscar y nos iremos– la voz de Kai se escucha muy enfadada, aunque se ve sereno.

Su corazón no late, además no necesita respirar, no necesita comer ni beber. Su cuerpo se mueve gracias a la magia absorbida de la tierra y esa es la razón por la cual los de su especie suelen dormir bajo tierra. Aunque no necesitan los ataúdes, esa parte es mentira.

–Relájate, no sé qué está pasando, pero deberías al menos escucharme–

–Estoy siendo razonable, no puedes meterte en este lío. Te pondríamos en peligro a ti también, y eso es lo último que necesitamos– Shane no ha dicho ni una palabra desde que llegaron, ahora está escuchando las palabras de Kai con aplomo y los labios apretados. Debe sentirse culpable por haberse acercado a la tienda a hablar.

La bruja de los sentidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora