Capítulo 13

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–¿Cómo?– Shane está confundido.

–¿Pretendes enfrentarte sola a ese monstruo? ¿Por qué?– Kai está enfadado

–Porque no puedo perderlos a ustedes también–. La fina cuerda que sujetaba el control de mis emociones se rompe y grito –¡Por culpa de mis acciones están en esta maldita situación! ¡Si nunca me hubieran conocido no estarían en peligro!– las lágrimas se me escapan y caen por mis mejillas. Me fallan las fuerzas y caigo sobre mis rodillas.

Dos grades manos se posan en mis hombros. Me giro para ver que están fuera del círculo y las marcas en sus cuellos se han desvanecido.

–Nada de esto es tu culpa y nunca vas a perdernos– Shane se baja a mi altura y me abraza los hombros.

–No somos como tu marido. No moriremos tan fácilmente. Gracias a que te topaste en nuestro camino, conocemos el verdadero significado de la libertad– Kai me ayuda a levantar y me da un beso en la frente. Ambos me toman de las manos y asienten.

Creo que acabo de caer enamorada.

–Está bien–

–¿Ya tienes un plan?– Kai debería tener una señal que diga: Adivino. Justo en la frente.

–Sí–

–Lo sabía– se ríe por su adecuada suposición.

–¿Qué hacemos?–

–En de 10 minutos…–

***

Ya explicado el plan caminamos hacia dónde está Makal apresado.

–Muchachos, ¿cómo están?–

–Cállate– gruñe Shane. Puedo sentir la violencia contenida, está furioso y quiere descargar esa furia en el causante.

–Uy, cuanto mal humor. Shea, querida, parece que no eres muy buena en la cama, porque ellos dos están de muy mal humor– preferiría ignorarle, pero el objetivo es mantenerlo ocupado.

–Soy genial en la cama, imbécil–

–Ya lo he visto, tienes unos encantos… abundantes–

¿Es mi imaginación o me está llamando gorda?

¿Nos ha espiado mientras estábamos en la cama?

Un escalofrío de asco me recorre el cuerpo.

–Makal. Déjame decirte lo que he descubierto según mis observaciones previas–

–Habla, muchacha– la burla tiñe la cara de ese cuerpo prestado. Pobre chica.

–Eres un ser antiguo, tanto que ya no apareces en los libros de historia de la magia. Eres en extremo poderoso, y me superas en casi todo lo relacionado con la magia. No tienes un cuerpo físico, por eso usas el de otros para interactuar con este mundo. Además, no pueden llevar a cabo la posesión a la ligera, porque es un hechizo complicado, agotador y fácilmente detectable, explicando porque usaste la vinculación forzosa en estos chicos para hacer el trabajo que tú no puedes. Eres un ser mágico, así que naciste en Altana y por eso… puedo enviarte de vuelta allí–. Cuando empecé a hablar sobre lo que desconozco y como me supera, se regocijaba con ello, pero cuando enumeré sus debilidades, su cara comenzó a cambiar y tornó igual de fría que su voz.

–Niña, no creas ni por un instante que puedes ganarme–

–Yo no puedo ganarte, pero…– le enseño un pequeño puñal, con una empuñadura bañada en oro y con la hoja blanca como la luz de luna. –…esto te dañará, ¿cierto?– digo con una sonrisa.

La bruja de los sentidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora