7 de Noviembre, 1965
— Así que el albino llorón me acusó con su papi, ¿no? —Dijo amenazante Bronwen mientras aparecía de brazos cruzados por la esquina del pasillo y lo miraba desafiantemente.
La última semana había sido algo complicada y liberadora para la "guerra" que se había declarado entre ambos bandos, puesto que, antes de hacer un posible contraataque por parte del grupo de primer año, el profesor Evans había castigado a aquel chico rubio, lo que hizo a Berbi admirar aún más a Eskol, ya que no entendía exactamente cómo lo había hecho su hermano para averiguar quién era el causante de las quemaduras que tenía por todo su interior debido a aquel fogoso dulce que lo había dejado en enfermería durante todo un día, sin embargo, se sentía inmensamente feliz al saber que por fin se haría justicia y podía caminar libremente por los pasillos durante las tardes, ya que el resto de los Slytherin parecían estar más ocupados en otro asunto que en joderle la existencia a ellos.
Aprovecharon por completo aquellos días de libertad, pasando gran parte de ellos en clases, pronto comenzarían los exámenes, por lo que era normal que aquel periodo hiciera que a todos comenzaran a sentirse nerviosos y ansiosos, las presiones por destacar al obtener buenas calificaciones era algo que a la mayoría le tentaba, "El honor, la gloria y el reconocimiento está en juego" decía Dennis constantemente para responderle al albino cada vez que le preguntaba el porqué de tanto alboroto absurdo, debido a que eso era algo que él no entendía, o al menos no del todo, ya que siempre tuvo exámenes en su antigua escuela, algunos más difíciles que otros (sobre todo el de matemáticas que era casi imposible de resolver para él), pero no había momento alguno en el cual le había prestado atención a la nota que sacaba, la verdad era que sólo le importaba pasar de curso, nunca aspiró a más que eso, es por ello que jamás había hecho algún esfuerzo para obtener la calificación máxima y, siendo sinceros, nunca entendió tampoco sobre la importancia del colegio, no era algo que le agradara mucho antes de venir a este lugar, es más, para él, simplemente, aquel recinto no significaba en su vida nada más que ser un sitio sin importancia donde te decían que cosas aprender sin libertad de hacer lo que él quería y eso era totalmente una cosa que le desagradaba, no tener tiempo para el ocio, por lo que agradecía de todo corazón que al menos aquí sí tenía un momento para ello.
Por las tardes se dedicó a recorrer el castillo en busca de nuevas aventuras que hicieran su día más emocionante, en las cuales descubrió 4 posibles escondites, un pasadizo tras una estatua que hacía ahorrarle 15 minutos entre la torre de Gryffindor con la de astronomía y otro que conectaba directamente con las mazmorras, no entendía para qué le sería útil este último, pero le hacía feliz al menos conocerlos, quizás podría huir de clases u ocuparlo en alguna de las tantas bromas que tenía pensado hacer para esta guerra, no importaba en estos momentos su uso, lo importante era que estos solían estar desérticos todo el día, o al menos eso pudo descubrir en su intenso estudio sobre ellos, ya que los investigó de mañana y de tarde, a distintas horas durante todos los días, encontrándose con la sorpresa de que no había ni una sola alma viva que transitara a través de ellos, sólo un fantasma del Fray gordo, pero nada más que él, aunque se preguntaba si de noche sería igual, gracias al toque de queda no había podido ir a investigarlos en ese horario, por lo que aquella era una duda que él estaba dispuesto a resolver, aunque no sabía cómo ni cuándo, pero era cierto que este tema se había vuelto su completa obsesión durante esta última semana.
Era martes a mediodía cuando, tras una larga e insistente charla para intentar convencerlo de que era una gran idea seguirle con el único argumento de "te gustará" "somos amigos" y "vamos", había conseguido, al fin, que Dennis quisiera saltarse el almuerzo para ir a conocer los descubrimientos que su amigo había hecho, él sabía que Yaxley estaba obsesionado por los exámenes, así que debían ir rápido para así evitar perder mucho tiempo en ello o eso haría que el otro chico comenzara a reprocharle por haber perdido parte de sus gloriosas horas de estudio en una "actividad de infantes" como solía llamarle a las bromas del chico albino. Apenas terminaron las clases de la mañana, ambos corrieron de prisa en dirección de la torre de Gryffindor, estaban ansiosos de conocer la torre de astronomía en horas que no fueran las de clases, era algo dónde los mayores decían que "Puedes hacer lo que te guste sin que te descubran, si es que sabes ser cauteloso" lo que tentaba realmente al albino, quería poder comer cuanto dulce deseara sin ser descubierto por un adulto que le dijera que sus dientes se dañarían, e incluso allí podría andar sin corbata, tal vez descalzo o jugar con el balón que tenía escondido Thomas entre sus cosas que había traído desde casa, acción que si las realizaba en otros lados lo retaban por ello, aunque también le atraía la idea de descubrir el porqué, en su mayoría, ese lugar había sido acaparado exclusivamente para los "Chicos grandes" quienes, con una serie de hechizos humillantes, impedían que los de cursos inferiores entraran allí en un horario que no fuera el de sus clases, quizás aún no había algún menor que conociera de toda la libertad que podían tener allí y por ello no se revelaban ante los de cursos superiores, era eso o el miedo que les tenían a ellos por su gran conocimiento sobre la magia, sin embargo, era justamente eso lo que hacía aún más tentador ocupar ese pasadizo. Estaba inmerso en sus pensamientos cuando se vio interrumpido por la voz seca de aquel muchacho de cabello rubio que lo tenía peinado hacia su derecha sin un solo pelo que se saliera de ese molde de gel que llevaba, además su uniforme con tonos verdes estaba completamente estirado y tan ordenado que daba la sensación de que había sido medido con una regla para saber cuántos centímetros exactos de la camisa debían ir dentro del pantalón con la intención de mantener la simetría en todo momento. El chico se posicionó frente a ellos con sus brazos cruzados y su típica expresión estirada que les hacía parecer que odiaba a todo el mundo o que acababa de oler algo tan desagradable que debía tensar toda su cara para evitar que dicho aroma entrara por su respingada nariz de porcelana.
ESTÁS LEYENDO
Star-Man
RomantizmBerbi Aeneas es un joven albino inglés que realmente sabe poco y nada del caótico mundo exterior de los años 60'. Siempre ha estado concentrado en la pequeña burbuja que lo rodea, la cual contaba de unos papás amorosos, hermanos revoltosos y la músi...